El Arzobispo de Santa Fe, Monseñor José María Arancedo, integra una terna con sus pares de Gualeguaychú, Lozano, y de La Plata, Aguer. El tema fue motivo de un análisis de obispos que se reunieron esta semana.
La Conferencia Episcopal Argentina finalizó su última reunión previa a la Asamblea Plenaria este jueves en la noche donde definirá al sucesor de su titular Jorge Bergoglio, una carrera que quedó circunscripta a tres nombres.
Sin establecer aún el perfil que le darán a la Iglesia argentina para los próximos tres años, la veintena de obispos que debatió durante dos días en la sede de la CEA de la calle Suipacha estableció los parámetros del encuentro en el que definirán a su nuevo presidente.
Será en la segunda semana de noviembre, cuando unos 120 obispos de todo el país se reúnan en El Cenáculo de Pilar para celebrar la 120° Asamblea Plenaria Episcopal. Como hace tres años, los obispos deberán elegir a su titular mediante voto electrónico y hasta que uno de los postulantes logre al menos dos tercios de aceptaciones.
En ese sentido, según supo Noticias Argentinas de fuentes eclesiásticas, quienes partieron con ventaja dentro de la aceptación de los obispos son Jorge Lozano (arzobispo de Gualeguaychú), José María Arancedo (arzobispo de Santa Fe) y Héctor Aguer (arzobispo de La Plata).
Uno de los que se muestra como más afín a la línea que Bergoglio llevó adelante durante seis años es el obispo de Gualeguaychú, Jorge Lozano, que al igual que el cardenal primado y arzobispo de Buenos Aires, tiene una formación teológica fuerte con una profunda vinculación a los problemas sociales.
Lozano, por ejemplo, fue abanderado de los reclamos de los asambleístas de Gualeguaychú contra la instalación de la pastera UPM (ex Botnia) y también en casos como el trágico incendio del boliche República Cromañón. En esta línea también está José María Arancedo, actual arzobispo de Santa Fe y miembro de la Mesa Ejecutiva de la CEA, junto con Héctor Villalba, recientemente jubilado como arzobispo de Tucumán.
Del otro lado, el ala más conservadora de la Iglesia apunta a un perfil como el del actual arzobispo de La Plata, Héctor Aguer. Aguer es presidente de la Comisión Episcopal de Educación y suele tener pronunciamientos fuertes como cuando describió a la materia escolar bonaerense Construcción de Ciudadanía como "neomarxista y gramsciana".
Según cuentan voceros episcopales, tiene buenos contactos en Roma, ciudad que visitó frecuentemente en los últimos meses, apoyados por las gestiones de su amigo Esteban "Cacho" Caselli, ex embajador menemista en Roma, y del representante del Vaticano en la Argentina, Adriano Bernardini.
Esta situación también lo toma como postulante para el cargo de arzobispo de Buenos Aires, la otra discusión que se avecina, pero en la que no existe una votación propiamente dicha. Luego de que el 18 de diciembre Bergoglio presente su renuncia en Roma, el Vaticano puede tomarse un tiempo prolongado hasta designar a su sucesor, lo que mantendrá al cardenal al frente de una diócesis que tiene bajo su órbita 400 sacerdotes, 200 parroquias, 300 colegios y más de 3.500.000 de fieles.
Según confiaron a Noticias Argentinas en el entorno de Bergoglio, ese lapso podría ser de unos dos años y medio, a partir de que cumpla los 75 años. Dentro de sus posibles reemplazantes para este cargo, que trae aparejado el título de cardenal primado que lo ubica, por ejemplo, como votante en una posible elección papal, está también el arzobispo de Corrientes monseñor Andrés Stanovnik.
Stanovnik tiene una excelente relación con Roma luego de haber sido durante varios años General de la Orden Capuchina a nivel mundial, y presenta un perfil similar al de Bergoglio.
Sin establecer aún el perfil que le darán a la Iglesia argentina para los próximos tres años, la veintena de obispos que debatió durante dos días en la sede de la CEA de la calle Suipacha estableció los parámetros del encuentro en el que definirán a su nuevo presidente.
Será en la segunda semana de noviembre, cuando unos 120 obispos de todo el país se reúnan en El Cenáculo de Pilar para celebrar la 120° Asamblea Plenaria Episcopal. Como hace tres años, los obispos deberán elegir a su titular mediante voto electrónico y hasta que uno de los postulantes logre al menos dos tercios de aceptaciones.
En ese sentido, según supo Noticias Argentinas de fuentes eclesiásticas, quienes partieron con ventaja dentro de la aceptación de los obispos son Jorge Lozano (arzobispo de Gualeguaychú), José María Arancedo (arzobispo de Santa Fe) y Héctor Aguer (arzobispo de La Plata).
Uno de los que se muestra como más afín a la línea que Bergoglio llevó adelante durante seis años es el obispo de Gualeguaychú, Jorge Lozano, que al igual que el cardenal primado y arzobispo de Buenos Aires, tiene una formación teológica fuerte con una profunda vinculación a los problemas sociales.
Lozano, por ejemplo, fue abanderado de los reclamos de los asambleístas de Gualeguaychú contra la instalación de la pastera UPM (ex Botnia) y también en casos como el trágico incendio del boliche República Cromañón. En esta línea también está José María Arancedo, actual arzobispo de Santa Fe y miembro de la Mesa Ejecutiva de la CEA, junto con Héctor Villalba, recientemente jubilado como arzobispo de Tucumán.
Del otro lado, el ala más conservadora de la Iglesia apunta a un perfil como el del actual arzobispo de La Plata, Héctor Aguer. Aguer es presidente de la Comisión Episcopal de Educación y suele tener pronunciamientos fuertes como cuando describió a la materia escolar bonaerense Construcción de Ciudadanía como "neomarxista y gramsciana".
Según cuentan voceros episcopales, tiene buenos contactos en Roma, ciudad que visitó frecuentemente en los últimos meses, apoyados por las gestiones de su amigo Esteban "Cacho" Caselli, ex embajador menemista en Roma, y del representante del Vaticano en la Argentina, Adriano Bernardini.
Esta situación también lo toma como postulante para el cargo de arzobispo de Buenos Aires, la otra discusión que se avecina, pero en la que no existe una votación propiamente dicha. Luego de que el 18 de diciembre Bergoglio presente su renuncia en Roma, el Vaticano puede tomarse un tiempo prolongado hasta designar a su sucesor, lo que mantendrá al cardenal al frente de una diócesis que tiene bajo su órbita 400 sacerdotes, 200 parroquias, 300 colegios y más de 3.500.000 de fieles.
Según confiaron a Noticias Argentinas en el entorno de Bergoglio, ese lapso podría ser de unos dos años y medio, a partir de que cumpla los 75 años. Dentro de sus posibles reemplazantes para este cargo, que trae aparejado el título de cardenal primado que lo ubica, por ejemplo, como votante en una posible elección papal, está también el arzobispo de Corrientes monseñor Andrés Stanovnik.
Stanovnik tiene una excelente relación con Roma luego de haber sido durante varios años General de la Orden Capuchina a nivel mundial, y presenta un perfil similar al de Bergoglio.
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