Ocurrió en un local ubicado en 4 de Enero al 1600. Actuó un malviviente vestido como policía. Se llevó varios paños con alhajas y dinero.
Un delincuente que viste ropas de policía dio un certero golpe en una joyería céntrica.
Su nueva víctima resultó ser el comercio Emilio Pines, ubicado en 4 de Enero al 1600, en la zona centro-sur de la ciudad.
En esta última incursión, su autor dio muestras no sólo de una osadía inusual (robó en pleno centro y a la hora de mayor afluencia de público) sino que le agregó un trabajo de inteligencia previa con el que burló todas las medidas de seguridad.
Eran cerca de las 18, cuando el “uniformado” se presentó en el citado local que, vale aclarar, trabaja prácticamente a puertas cerradas y sólo con su cartera de clientes.
El “policía” no estaba solo. Lo acompañaba otro hombre vestido elegantemente con saco y corbata.
Invocando el nombre de un conocido cliente de la casa el “policía” logró que le abrieran la puerta y lo dejaran pasar al interior.
Lo que siguió a partir de entonces fue toda una pesadilla.
En cuestión se segundos, el uniformado y su compinche sacaron a relucir armas de fuego y dieron a conocer los reales motivos de su presencia.
“Esto es un asalto”. “Queremos el dinero y el oro”, les gritaron los rufianes a las tres mujeres que observaban aterrorizadas.
Tal como ocurrió en los robos anteriores, las víctimas fueron llevadas a la parte posterior del local y maniatadas con precintos plásticos.
Ya con el control total del lugar, los delincuentes se dedicaron a hacer su “trabajo”. Arrasaron con varios paños de alhajas, además de dinero en efectivo.
Consumado el golpe, sus autores se dieron a la fuga, no sin antes reiterar amenazas de muerte para con las mujeres que habían dejado encerradas.
Al cabo de un rato las víctimas lograron liberarse, por lo que se dio conocimiento a la policía.
Gran cantidad de personal policial trabajó en el lugar lo que derivó luego en un importante
operativo de búsqueda, el que no dio resultados positivos.
Según se supo, los pesquisas pusieron especial atención en las características de un automóvil con el que se movilizan estos malvivientes.
Preocupante
La saga del ladrón vestido como policía es algo que ya causó más de un dolor de cabeza en los ámbitos de seguridad.
Entre sus víctimas anteriores, figuran una médica cardióloga, la que fue robada en su domicilio de diagonal Goyena al 3200.
Ese mismo día, un comerciante que vive en el barrio Policial, a la altura de Blas Parera al 9100, también sufrió la embestida de un “poli-ladrón”.
En ambos casos, las víctimas fueron sorprendidas en momentos que ingresaban con sus vehículos a sus cocheras
Su nueva víctima resultó ser el comercio Emilio Pines, ubicado en 4 de Enero al 1600, en la zona centro-sur de la ciudad.
En esta última incursión, su autor dio muestras no sólo de una osadía inusual (robó en pleno centro y a la hora de mayor afluencia de público) sino que le agregó un trabajo de inteligencia previa con el que burló todas las medidas de seguridad.
Eran cerca de las 18, cuando el “uniformado” se presentó en el citado local que, vale aclarar, trabaja prácticamente a puertas cerradas y sólo con su cartera de clientes.
El “policía” no estaba solo. Lo acompañaba otro hombre vestido elegantemente con saco y corbata.
Invocando el nombre de un conocido cliente de la casa el “policía” logró que le abrieran la puerta y lo dejaran pasar al interior.
Lo que siguió a partir de entonces fue toda una pesadilla.
En cuestión se segundos, el uniformado y su compinche sacaron a relucir armas de fuego y dieron a conocer los reales motivos de su presencia.
“Esto es un asalto”. “Queremos el dinero y el oro”, les gritaron los rufianes a las tres mujeres que observaban aterrorizadas.
Tal como ocurrió en los robos anteriores, las víctimas fueron llevadas a la parte posterior del local y maniatadas con precintos plásticos.
Ya con el control total del lugar, los delincuentes se dedicaron a hacer su “trabajo”. Arrasaron con varios paños de alhajas, además de dinero en efectivo.
Consumado el golpe, sus autores se dieron a la fuga, no sin antes reiterar amenazas de muerte para con las mujeres que habían dejado encerradas.
Al cabo de un rato las víctimas lograron liberarse, por lo que se dio conocimiento a la policía.
Gran cantidad de personal policial trabajó en el lugar lo que derivó luego en un importante
operativo de búsqueda, el que no dio resultados positivos.
Según se supo, los pesquisas pusieron especial atención en las características de un automóvil con el que se movilizan estos malvivientes.
Preocupante
La saga del ladrón vestido como policía es algo que ya causó más de un dolor de cabeza en los ámbitos de seguridad.
Entre sus víctimas anteriores, figuran una médica cardióloga, la que fue robada en su domicilio de diagonal Goyena al 3200.
Ese mismo día, un comerciante que vive en el barrio Policial, a la altura de Blas Parera al 9100, también sufrió la embestida de un “poli-ladrón”.
En ambos casos, las víctimas fueron sorprendidas en momentos que ingresaban con sus vehículos a sus cocheras