En apenas una semana, un segundo episodio de robo en un colectivo de la línea 125 impulsó nuevamente el reclamo de mayor control policial por parte de los choferes.
La Capital |
Además del compromiso de reforzar los patrullajes por parte de los funcionarios de la Secretaría de Seguridad de la provincia, se decidió la modificación del recorrido de esa línea en la zona oeste de la ciudad, a partir de hoy y durante las 24 horas. Lo cierto es que ya son cinco las líneas que debieron modificar sus trayectos para evitar las zonas consideradas de mayor peligrosidad y a las que se suman otras diez que realizan determinados tramos con acompañamiento policial en las unidades.
El último hecho se produjo la noche del miércoles, cuando cinco personas abordaron el ómnibus de la línea 125 que circulaba por Felipe Moré y Uruguay. Los delincuentes amenazaron al chofer armados con cuchillos, lo despojaron de todas sus pertenencias, como el celular y la billetera, y huyeron. La denuncia quedó radicada en la comisaría 19ª.
El episodio es el segundo que se produce en una semana. Durante la madrugada del lunes también fue atacado un chofer de la línea 115, en la zona de Wilde y Azcuénaga, y el hecho desencadenó un paro de los choferes de toda la línea y la decisión de incorporar personal policial en las unidades durante parte del recorrido.
Si bien no hubo esta vez medida de fuerza, la "preocupación" de quienes están al frente de las unidades y la "exposición cada vez mayor para entrar a los barrios" quedó manifestada ayer por la mañana. Dirigentes de la Unión Tranviaria Automotor (UTA) y delegados mantuvieron una reunión de la que participaron el subsecretario de Seguridad Pública de la provincia, Osvaldo Laffatigue; el jefe de la Unidad Regional II de Policía, Walter Miranda, y funcionarios de la Secretaría de Servicios Públicos de la Municipalidad y del Ente de Transporte Rosario (ETR).
Cambios. Ante el hecho puntual, la decisión a la que también adhirieron los choferes fue la de modificar el recorrido de la línea 125 en la zona oeste de la ciudad. Así, a partir de hoy y durante las 24 horas, las unidades mantendrán su trayecto habitual por Deán Funes, Provincias Unidas, bulevar Seguí, Barra, Biedma, Roullión y nuevamente bulevar Seguí, pero en lugar de continuar hasta Felipe Moré sólo llegarán hasta Camilo Aldao. En tanto, en el retorno no se producirán cambios.
Lo cierto es que de acuerdo a la información del propio ETR ya son cinco las líneas que tuvieron que modificar sus rutas para evitar las zonas consideradas de mayor peligrosidad, entre las que están la 153 en el sector de La Cerámica, el 107 en zona sur, el 122, el 123 en el sector de Bella Vista y la K, que a partir de la medianoche no ingresa a La Siberia.
A eso se suman otras diez líneas que sólo ingresan a determinados sectores con acompañamiento policial en las unidades, como es el caso del 153, el 110 en dos sectores, el 146 también en dos zonas de la ciudad, el 107, el 122, el 112 tanto en barrio Plata como Hume, el 116, el 123, el 126 en su punta de línea y desde el martes el 115 en el sector de Wilde y Azcuénaga.
La directora del ETR, Mónica Alvarado, señaló que "lo que se intenta es reforzar los controles en determinadas líneas y barrios de acuerdo a un mapa que se trabaja conjuntamente con los delegados de la UTA, la policía y la información del ente", e indicó que ayer "se ajustaron los detalles para el seguimiento y el control".
Balearon el bar Flora y apedrearon Metropolitan
Nuevamente dos restobares de Rosario fueron blanco de la violencia urbana, pero esta vez el robo no parece haber sido el móvil. Los locales atacados, ambos en la madrugada de ayer, fueron el Metropolitan Grand Bar (Córdoba 1680) y Flora (Presidente Roca y el río), pero mientras el negocio del Paseo del Siglo terminó con su frente de vidrio destrozado por piedrazos, el de la costa resultó baleado. Nadie sabe por qué. "En los casos que veníamos denunciando al menos hubo un móvil, el robo, pero acá nos excede: no tenemos hipótesis", aseguró ayer el titular de la Asociación Empresaria Hotelero-Gastronómica de Rosario, Carlos Mellano, paradójicamente apenas un día después de haberse reunido con el secretario de Seguridad provincial, Marcos Escajadillo, por asaltos reiterados en el sector.
A lo largo de las últimas semanas varios bares y restaurantes de la ciudad fueron víctimas de robos, en buena parte de los casos mientras estaban repletos de comensales, lo que generó fuerte repercusión pública y preocupación entre empresarios, empleados y clientes. Ahora, sin embargo, las agresiones parecen revestir otro carácter, como el de vandalismo.
Antes del amanecer. El ataque al Metropolitan se produjo pasadas las 2.30 de la madrugada, cuando un grupo de desconocidos arrojó piedrazos y baldosas contra el frente principal y la puerta de ingreso al local, ambos de vidrio. Los dos paños resultaron destrozados.
Para el hecho —que Marina, encargada del lugar, aclaró no es el primero de ese tipo que sufre el bar, ya que hace dos años pasaron por una experiencia similar— no encuentran más explicación que la del puro vandalismo. "No tenemos hipótesis, y no recogimos denuncias ni comentarios como para atribuir esto a a alguien o a algo", dijo.
Más allá de las intenciones del ataque, el efecto fue la destrucción del frente, algo que aunque ayer no impidió abrir sí obligó a cambiar todos los paños de vidrio.
Efectivos de la seccional 2ª llegaron al lugar alertados "por el sistema de monitoreo, que detectó el movimiento". Y ahora le corresponderá a la Justicia analizar los videos de las cámaras con que cuenta el local, ya que según la encargada "tienen que haber registrado todo". La investigación quedó en manos del Juzgado Correccional de la 1ª Nominación.El otro local, Flora —cuyo personal aclaró aLaCapital que no se daría "información sobre el tema"—, resultó baleado también a primeras horas de la mañana.
Según datos de prensa de Jefatura, al momento del ataque había un empleado de limpieza adentro del negocio, quien pudo ver a una persona disparando y dio aviso a la policía.Al lugar llegó un móvil de la seccional 3ª, que confirmó tres impactos de bala: dos sobre la vidriera principal y otro en el cerrojo, sobre el marco de la puerta.
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