Está en tercer lugar en la lista de candidatos de Hermes Binner y es vicepresidente de Federación Agraria Argentina. Dice que la Mesa de Enlace "no es un partido político" y que las políticas de Estado para el sector agropecuario "siguen faltando".
Desde aquel 25 de mayo de 2008, cuando la resistencia a la Resolución 125 juntó 300.000 personas en el Monumento a la Bandera y en las rutas de la pampa agrícola se multiplicaban los piquetes; la ilusión de hegemonía que entusiasmaba a la dirigencia agropecuaria se disipó hasta darse de bruces contra el resultado electoral del domingo pasado. Las interpretaciones de lo que pasó varían desde el desconcierto de Alfredo De Angeli ("¿Y ahora qué hacemos?"), al descubrimiento de Eduardo Buzzi y Hugo Biolcati de que en aquellos días de protesta no estaban pariendo un nuevo sujeto histórico ("el productor no votó a Cristina, la votó el vecino").
Uno de los espacios que las entidades del campo lograron ocupar en las listas de los partidos políticos es la de Omar Barchetta, vicepresidente de Federación Agraria Argentina y tercer candidato a diputado nacional por el Frente Amplio Progresista. Entrevistado por Rosario/12, consideró que la victoria de Cristina Fernández en todo el país, incluso en las provincias agrícolas y en pueblos que ardían de furia chacarera 3 años atrás, significa que "el campo quedó solo", que el sector rural específico perdió la adhesión política del resto de la población que habita en las comunas y pequeñas ciudades de la geografía pampeana."Dicen que el campo votó a Cristina, pero no fue así. El campo propiamente dicho es un 6 o 7 por ciento del electorado. El resto es lo que puede llamarse la ruralidad, distintos sectores que habitan los pueblos pero que no es el campo directamente. No todos son productores en los pueblos", distinguió Barchetta.
-¿Cree improbable la posibilidad de un "voto vergüenza" entre los productores agropecuarios?
-Tal vez haya alguno que sí la votó. En el momento del conflicto con el gobierno se había generado una gran bronca entre los productores porque faltaban políticas para el sector, y el detonante fue la 125. Eso y el autoritarismo del gobierno hizo eclosión: entonces se juntaron el sector agropecuario y otros que no lo eran. Pero eso se fue diluyendo y no existe más.
-¿Por qué se terminó esa alianza que el campo lideró en 2008, acompañado por otros sectores?
-Porque en ese momento se luchaba contra la 125, y después de eso se fue diluyendo. Tuvo una expresión fuerte en el voto legislativo de 2009, cuando el kirchnerismo fue derrotado. Luego, el Congreso no respondió con las políticas que esperábamos, y hubo un reacomodamiento de la economía. Los precios internacionales en alza disimularon la falta de políticas. Eso generó que la conflictividad contra el gobierno fuera disminuyendo.
-¿Pudo haber surgido, tal vez, una percepción menos negativa de las bases del sector agrícola hacia el gobierno?
-Las políticas de Estado para el sector siguen faltando. No se puede vender el trigo, están ingresando cerdos de Brasil y Chile, en Mendoza tuvieron que tirar duraznos y damascos. El gobierno no definió una política para el pequeño y mediano productor; en cambio siguen creciendo los pooles de siembra, la concentración de la tierra. Y quien está en contra de todo eso es el sector agropecuario, el 6 o 7 por ciento; pero el resto de la comunidad todavía no entendió lo que eso significa.
-Pero antes sí parecía entenderlo, porque acompañó la causa agropecuaria. ¿Qué sucedió que quedaron solos?
-Ha quedado demostrado que el campo quedó solo. No creo que los productores hayan votado a Cristina, lo que pasa es que como sector no somos un espacio tan grande. El campo nunca definió una elección, menos cuando el gobierno obtiene el 50 por ciento. Los actores han cambiado.
-Rubén Giustiniani opinó que quizás el eje del conflicto campo versus gobierno se atenuó porque el rostro de la pelea era Néstor Kirchner y no tanto la Presidenta.
-La figura de confrontación es la misma; la imagen de la Presidenta mejoró a partir de la muerte de su esposo y supo aprovechar eso. Además, (el ministro de Agricultura) Julián Domínguez demostró una actitud más dialoguista y eso ayudó a bajar la confrontación. Pero este gobierno sigue aludiendo a un progresismo que no ejerce porque sigue decidiendo sin esperar consensos, con la lógica del "amigo-enemigo".
-Con este fortalecimiento obtenido por el gobierno ¿Considera que la Mesa de Enlace merece revisar su posición o sostenerla?
-La Mesa no es un partido político, no define políticas agropecuarias. Claro que expresó un sector de poder importante en su momento, pero se seguirá reuniendo y revisando algunas cosas hacia delante. Igual, nada se hará hasta después del 23 de octubre. Recién entonces podremos hacer un análisis más claro, porque hasta ahora han sido elecciones primarias.
-Pedro Peretti (FAA) interpretó que el interior votó a Cristina porque la oposición no tiene un plan agrario que lo diferencie del gobierno.
-No comparto eso, porque el FAP sí tiene un plan. Igualmente, una elección no se gana sólo por un plan agropecuario. Hay cuestiones más globales, un proyecto de país, una estrategia. En lo que refiere al sector, tenemos esos planes, la reforma tributaria que planteamos, la reforma a la ley de entidades financieras para orientar el crédito hacia la producción, la ley contra la extranjerización de tierras. Sólo tenemos que seguir difundiéndolo para que más gente lo sepa.
-Biolcati ya considera que Cristina ya ganó y que el comicio de octubre es legislativo.
-Nosotros seguiremos peleando para estar más adelante con la propuesta de Hermes Binner. Superamos el 10 por ciento habiendo caminado algunas ciudades en un par de semanas. Nos queda todo un trabajo por hacer. Como fuerza política el Frente Amplio Progresista se consolidó el domingo, y de acá a octubre crecerá más, porque tanto el radicalismo como el duhaldismo encontraron un techo.
-La Presidenta ganó en los pagos chicos de Buzzi, de Reutemann, de Alfonsín. ¿Cómo le fue en el suyo, Alcorta?
-Para Diputados ganamos nosotros, por 53 votos: 1.502 contra 1.449 que sacó Omar Perotti. Binner perdió apenas por 130 votos. También ganamos en Pavón Arriba, en Máximo Paz, por nombrar dos pueblos de la zona. No todos los dirigentes perdieron en sus pueblos, algunos ganamos- concluyó.
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