Una vez más los rosarinos se
dieron cita en la costa para dar la bienvenida al año y formar parte de
la Caravana de los Deseos. Salud, trabajo y seguridad fue lo que más
pidieron los rosarinos en el inicio del 2012.
Una vez más los rosarinos se dieron cita en
la costa para dar la bienvenida al año y formar parte de la Caravana de
los Deseos. Algunos lo hicieron desde sus embarcaciones y muchos desde
la ribera. A las 21 se encendió el cielo con un impresionante
espectáculo de fuegos artificiales que iluminó la ciudad durante 15
minutos.
"Esta es la fiesta de la ciudad" dijo más de uno de
los que estaban ayer en el parque a la Bandera mientras esperaban a las
embarcaciones que salieron desde Costa Alta encabezadas por el barco
Ciudad de Rosario.
Más de seiscientas embarcaciones entre veleros,
yates, lanchas, gomones y botes a remo acompañaron al Ciudad de Rosario,
que este año llegó junto con el Delta Queen, la nave que trasladó a
destacados deportistas de la ciudad para promocionar la postulación de
Rosario como sede de los Juegos Panamericanos 2019.
Con la gente apostada en la costa, las naves salieron
desde la Florida y a las 20 arribaron a la Fluvial. Para esa hora, el
parque a la Bandera y el Monumento ya estaban colmados de rosarinos y
foráneos que quisieron disfrutar de la caravana. Entre otros estuvo un
grupo de 30 chicos de una escuela del Impenetrable, Chaco, así como
gente de localidades vecinas.
No faltaron extranjeros que visitando la ciudad no quisieron perderse el espectáculo.
Los deseos encofrados. Mientras el
público, formado por grupos de amigos, jubilados, y familias esperaba la
llegada de las embarcaciones, muchos se acercaban al escenario,
dispuesto para la ocasión, donde se encontraban los cofres de los
deseos. Allí depositaban sus anhelos para este año, con la esperanza de
que al ser lanzados al río se hagan realidad.
Salud, trabajo, seguridad, paz, mayor entendimiento
entre los argentinos y que todos los rosarinos quieran más a su ciudad,
fueron algunos de los miles de deseos que expresaron los participantes. Y
ninguno pudo ocultar que lo que más le gusta son “los fuegos
artificiales”.
Sentadas sobre una lona con sandwiches, mate y
gaseosas, Carina y Cintia Lares llegaron desde zona sur temprano para
disfrutar del río y de los fuegos. Las dos, junto a sus hijos, pidieron
paz para el mundo.
Muy cerca había una pareja de Buenos Aires cuyo deseo
fue “que la familia se mantenga unida”. Y un grupo de estudiantes de 20
años suplicó “que se termine la inseguridad y que baje la inflación”.
Norma Manfredi, de 80 años, esperaba la llegada de
las naves de pie. “Pido salud y trabajo para todos y que los argentinos
seamos más unidos”, deseó la mujer.
Las barcas arribaron con bocinas y aplaudidas por la
multitud. Luego se lanzaron los cofres al río y por fin se dispararon
fabulosos fuegos artificiales tan esperados por la multitud.
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