"La tendencia es decreciente", dijo el titular de Defensa Civil. Bajará otros 15 centímetros en los próximos días.
La bajante que el río Paraná experimenta
desde el comienzo de este año, mantiene alerta a las autoridades de
Prefectura Naval y de Defensa Civil Municipal, que siguen a diario el
nivel para tomar medidas de precaución para navegantes. Lo ideal para
estos días sería una altura cercana a los 3.50 metros; sin embargo, ayer
el número era muy inferior: 2.10 metros. Sumado a ello, el pronóstico
para los próximos días no es alentador, ya que se prevé que bajará otros
15 centímetros entre jueves y viernes de la semana que viene. Las
lluvias se ven lejanas. Según indicó el director de Defensa Civil, Raúl
Rainone, la tendencia es "decreciente" y ello "dificultaría la
seguridad" en la navegación. "Todavía hay lanchas y veleros que logran
salir, pero no podemos asegurar lo mismo para los días siguientes", dijo
el funcionario. En tanto, los balnearios de la ribera rosarina, todavía
no están en peligro de clausura, como sucedió con la bajante de 2009,
cuando el río llegó a estar en 1.02 metro. "Recién en 1.50 metro se
tomarían medidas precautorias y restricciones para la gente que se baña
en el río", dijo Rainone. Mientras tanto, en las islas entrerrianas ya
hay presencia de roedores.
Con temperaturas máximas que esta semana estuvieron entre los 27 y
los 37 grados, el río es uno de los lugares preferidos de los rosarinos
para buscar alivio. Sin embargo, las últimas mediciones del Instituto
Nacional del Agua (INA) encendieron la alarma de quienes deben bregar
por la seguridad de navegantes y bañistas.En dos semanas, el Paraná bajó más de medio metro y las estimaciones a futuro --que tienen proyección de hasta ocho días-- no son para nada alentadoras: a mediados de la semana que viene, el nivel estaría por debajo de los dos metros. Será en ese entonces cuando "muy posiblemente" comiencen las restricciones.
Rainone confirmó que "lo que indica el INA es que el río seguirá bajando porque ésa es la tendencia actual". En ese sentido, hay dos estimaciones: bajará diez centímetros entre miércoles y jueves; y hasta 15, el viernes o sábado que viene, según las proyecciones. Esos números, harán que el próximo fin de semana haya aproximadamente 1.95 metro. "Lo más probables es que haya dificultades para la navegación, y eso empieza a preocupar", reconoció el funcionario.
Desde la guardería náutica de kayaks y piraguas Puerto de Palos, Waldo indicó que esas embarcaciones no tienen inconvenientes, más allá del barro que hace difícil la llegada al río. Además, relató que al llegar a las islas de Victoria, frente a la costa rosarina, ya hay roedores que aprovechan la bajante para habitar el lugar y reproducirse. En ese sentido, consideró que los navegantes deben tomar precauciones ante la posibilidad de contagio de enfermedades.
Las complicaciones, según indicó Rainone, tienen que ver con que "la zona de playa se va achicando y la cercanía entre las playas y las boyas es más corta, porque se aproxima más a la parte anterior del canal: ahí hay peligro de profundidad", dijo.
La preocupación crece cuando la altura se acerca al metro y medio: "Hay riesgo de navegación inminente, porque las embarcaciones pueden quedarse encajadas y eso podría generar accidentes". También cobra peligrosidad la zona de balnearios.
En la ciudad de Santa Fe, la medida actual ya está generando problemas: en los últimos días, tres buques tuvieron dificultades para navegar en la zona. Desde la Prefectura Naval de Santa Fe aseguraron que si "esto continúa así va a complicar más la situación, teniendo en cuanta que en esta zona hay muchos bancos de arena, bajo fondos y empiezan a aparecer los elementos extraños", según dijo Andrés Girauri, jefe de la Dirección de Operaciones.
Rainone señaló que la causa de la bajante es la falta de lluvias en el norte argentino. Aunque no hay pronósticos de lluvia sino hasta mediados de la semana entrante, el funcionario dijo que si hay precipitaciones en el norte, hay que esperar al menos 15 días para ver los efectos en el puerto rosarino.
La situación había sido contraria a principios de 2011, cuando la creciente del río provocó la aparición de roedores en las costas de las ciudades ribereñas y las islas entrerrianas, frente a Rosario, y en abril, un joven pescador murió al contraer leptospirosis en las islas entrerrianas de Victoria. Esa situación puso en alerta a las autoridades sanitarias santafesinas, aunque para esa época del año es de esperar una crecida del río.
Más atrás en el tiempo, en febrero de 2010, el Paraná experimentó alturas superiores a los cinco metros, ubicándose a pocos centímetros del nivel de evacuación de las familias que habitan zonas cercanas a la ribera.
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