Mónica Fein atraviesa con calma las horas previas a la gran definición. La candidata a intendenta de Rosario cuenta anécdotas que le dejó la actividad proselitista y no se aparta una línea en la defensa de las gestiones oficialistas en la provincia y el municipio.
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Mónica Fein atraviesa con calma las horas previas a la gran definición. La candidata a intendenta de Rosario no deja nada librado al azar, planifica la actividad y llega a la Redacción de La Capital acompañada de su equipo de comunicación y campaña. Cuenta anécdotas que le dejó la actividad proselitista y no se aparta una línea en la defensa de las gestiones oficialistas en la provincia y el municipio. Fein podría convertirse el domingo en la primera mujer intendenta electa de Rosario, un hecho impensado hasta hace pocos años atrás. Una responsabilidad que carga sobre sus hombros, pero sabedora también de la posibilidad concreta, tangible de ingresar en la historia. —Se termina la campaña. ¿Qué cosas quedan para decir? —Rosario sigue pensando en que la construcción política iniciada con Binner y Lifschitz debe continuar y profundizarse. Hemos logrado transmitir que más allá de cada uno de nosotros, hay un proyecto de ciudad que ha resulto muchas cosas. Rosario tiene una nueva estructura urbanística y social y es capaz de resolver los desafíos que faltan. Y eso se nota en la calle: representamos la continuidad del cambio. —¿Cambiaron los paradigmas de campaña a la hora de posicionarse sobre las demandas? —Hay muchas cosas que han sido resueltas, y les cuesta posicionarse a otros sectores políticos. Esta ciudad tiene 38 parques, más de 400 plazas, el espacio público es un bien ganado. Nadie discute lo que ha pasado en el sistema de salud, la cultura, la planificación. Esta es una ciudad que planifica. Por eso en los debates aparecieron temas que tienen que ver con lo provincial y nacional: vivienda, seguridad. Nos tenemos que involucrar, y nos vamos a involucrar, pero no depende exclusivamente de la ciudad. Sí aparece la nueva lógica de la metrópolis, con desarrollo económico y sus desafíos. El tema de los asentamientos irregulares fue tomado como política de Estado, pero indudablemente requiere de una política nacional para integrar la cohesión social. —¿Pero puntualmente qué demandan? —Tránsito, obras de infraestructura barriales y el pensar una ciudad moderna. Nos falta que salga una reforma constitucional para consagrar la autonomía, pero en la práctica los rosarinos tenemos una ciudad autónoma. —¿Cuál es la impronta personal que le dará a su gestión más allá de su referenciación en las gestiones de Binner y Lifschitz? —Estuve en los gabinetes de ambos. Espero tomar lo mejor de los dos, una ciudad que se descentralizó, repensó el Estado y trabajó por la salud pública; la ciudad de la transformación de los servicios públicos y las obras barriales. Trataré de profundizar los desafío: infraestructura barrial, vivienda, seguridad y desarrollo e inclusión social en el empleo. Rosario tiene que brindar oportunidades de trabajo a los que hoy no están insertos en el mercado laboral, debemos trabajar mucho con el sector privado y el Estado para generar esa potencialidad. Tenemos diecinueve centros comerciales a cielo abierto organizados y con proyectos importantes. —¿Fue más chispeante y polémica su interna con Boasso que ésta con Cavallero? —Sí, la primaria fue más intensa. Hubo un debate adentro de los frentes y eso también era marcar diferencias pero dentro de un mismo espacio; los vecinos ya saben cuáles son las propuestas. —¿Los votos que fueron a Boasso ahora van a usted? —Considero que sí. Hay confianza en la continuidad del Frente Progresista y nuestra lista a concejal encabezada por Manuel Sciutto está representada por todas las fuerzas que la componen. El Frente Progresista es un real frente en el que cada uno de los partidos (socialismo, UCR, GEN, Coalición Cívica) tiene representación y debate. —Hay cuestiones, como la autonomía, que dependen de la Legislatura provincial. —Nosotros creemos que estamos ante un debate futuro de proyectos de provincia y de ciudad. Rosario necesita la autonomía por reforma constitucional. Estoy seguro que las listas que encabezan Lamberto y Lifschitz van a impulsar la reforma constitucional en 2012 para que haya autonomía. Pero también impulsarán otras leyes. La ley Pascutto es una ley histórica que distribuye el dinero del juego a los hospitales provinciales y siempre quedaron los hospitales municipales afuera. Hay un debate sobre el futuro de las ciudades como Rosario y Santa Fe y las localidades que tienen que asumir mayores responsabilidades. Nosotros vemos todos los días como desde la Nación se redireccionan los recursos a municipalidades y comunas según el signo político. El gobierno provincial, en cambio, le dio transparencia a la distribución de recursos. También queremos una ley de hábitat. Lamberto y Lifschitz impulsarán un proceso que rejerarquice a las ciudades con mayores recursos y leyes.
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