Irene abrió el local en octubre
pasado y ayer le llevaron unos $ 70 mil en mercadería. Fue en Moreno al
1400 y los comerciantes están cansados de los robos y arrebatos.
La Capital |
Una boutique de Moreno al 1400 fue
devastada por dos robos en menos de siete meses y ahora su titular,
Irene Iglesias, decidió cerrar las puertas definitivamente. "Esto fue un
mazazo, abrieron la puerta en la madrugada y nos llevaron todo: ropa,
chequeras, un capital imposible de recuperar", dijo la mujer ayer, a
pocas horas de sufrir el segundo golpe y sin poder salir del asombro por
la forma impune en que fue robada.
Pero el caso de Irene no fue el único.
Según los comerciantes de la zona, en cinco meses se registraron nueve
robos a distintos locales del barrio "y eso si no tomamos en cuenta los
arrebatos y algún que otro robo a mano armada", sostuvo Alejandro de
Melo, un peluquero que lleva 27 años en Moreno y Zeballos, a metros de
los Tribunales provinciales, edificio que está custodiados por la
policía durante las 24 horas.
Maniquíes. Irene
Iglesias abrió la boutique Triana, en Moreno 1427, en octubre pasado. Un
mes más tarde sufrió el primer robo y la madrugada de ayer el segundo y
último, ya que decidió no seguir con el emprendimiento. "Me llamó a la
mañana la gente del Comando Radioeléctrico y me dijo que habían
encontrado el negocio abierto y vació", dijo la mujer. Y acotó: "Se ve
que a la madrugada barretearon la reja, abrieron la puerta de blindex y
se llevaron toda la ropa, una chequera y cosas del depósito. Lo único
que no sacaron fue la vestimenta de los maniquíes. Les habrá resultado
incómodo".
El negocio es un coqueto y pequeño
local con vidriera, una típica boutique del macrocentro. "Empezamos en
octubre del año pasado y en noviembre entraron cuatro mecheras que nos
robaron de todo, pero no fue tan importante como esta vez", recordó la
dueña del negocio.
Al parecer, quien dio la señal del robo
a la policía fue el portero de un edificio cercano. "En el lugar hay
edificios y estudios jurídicos, así que es difícil que alguien vea algo a
la noche o escuche", se lamentó Irene. Y destacó: "Hicieron una buena
logística, sino era imposible que supieran las condiciones inseguras en
las que estamos. Una supone que pueden robar el negocio estando adentro,
pero así es imposible preverlo".
"No nos queda otra que cerrar", repite
una y otra vez esta mujer que a la mañana trabaja en el Pami y a la
tarde atiende el local. "El negocio lo pusimos con una socia y lo
pudimos capitalizar, pero con esto nos robaron unos 70 mil pesos en
mercadería que por más que el seguro nos cubra una parte es
irrecuperable".
Como triste anécdota la comerciante
relató que "la primera vez las mecheras nos vaciaron como diez perchas,
ahora nos sacaron todo, pero los ladrones esta vez se olvidaron una
campera, algo nos queda" dice.
Arrebatos. Cuando se
habla con otros comerciantes de la zona las palabras arman un rosario de
quejas. El peluquero De Melo conoce mucho el barrio. "Hace casi treinta
años que estoy acá y ya no se puede más. Los sábados a la tarde es
tierra de nadie. A mis clientas las tienen cansadas con los arrebatos,
no se ve un sólo móvil policial".
En los 200 metros que van por Moreno
entre Montevideo y 9 de Julio se registraron "unos nueve robos en los
últimos meses", recordó De Melo. Y enumeró: "Tres veces en el minimarket
de la esquina, dos veces en la tienda Triana, una en la vinería y el
otro a un repartidor de lácteos esta misma semana".
Uno de los arrebatos que más recuerda
es aquel en el cual "a Silvina, de unos 30 años, se le acercó lo que
podría ser un repartidor de pizza, con una motito con una caja atrás, y
cuando la tuvo cerca sacó un revólver y la asaltó. Eso fue hace dos
meses", contó el peluquero.
Los comerciantes se lamentan que el
barrio del macrocentro y con características de clase media acomodada,
pase por estas cosas. "Hay mucha gente durmiendo en los zaguanes y las
puertas de los edificios y un par de casas ocupadas por gente que se
metió de prepo. Eso trae algunas consecuencias y los robos", dice De
Melo. Y remarca que "no hay presencia policial" y se sienten "totalmente
inseguros".
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