sábado, 26 de mayo de 2012

INT. El Ejército sirio bombardeó la ciudad de Al Hula y provocó una masacre

Las primeras versiones hablan de casi cien civiles muertos, de los cuales un tercio son niños. Se multiplican las condenas desde distintos puntos del planeta.

 

 Unos 90 civiles, un tercio de ellos niños, murieron a manos del Ejército sirio en la ciudad de Al Hula, en la provincia de Homs, informó hoy el opositor Observatorio Sirio para los Derechos Humanos con sede en Londres.

Los fallecidos fueron víctimas de ataques de artillería del ejército o de disparos de francotiradores fieles al gobierno sirio. La masacre de ayer desató un éxodo masivo desde la ciudad hacia otros puntos del país, reportó la agencia DPA.

Un equipo de observadores de las Naciones Unidas llegó hoy a la ciudad de Al Hula tras las denuncias, reportó el opositor Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.

Las condenas internacionales a la violencia en Siria se suceden desde el exterior tras la matanza ayer de decenas de sirios en la provincia de Homs.

El ministro británico de Asuntos Exteriores, William Hague, pidió hoy una respuesta internacional ante la ofensiva siria en Al Haula, en la provincia central de Homs, y solicitó a Damasco el fin de las operaciones militares.

A través de un comunicado, Hague respondió a la ofensiva de ayer del gobierno sirio sobre la ciudad de Al Haula, donde 90 personas murieron, un tercio de ellos niños, según observadores internacionales.

En tanto el jefe de los observadores de la ONU y la Liga Arabe, Robert Mood, jefe de este cuerpo, calificó los hechos de ayer como “tragedia brutal” y constató, además, el uso de artillería pesada contra la población civil.

El último en sumarse fue el titular de Exteriores francés, Laurent Fabius, que incluso propuso una nueva cita del grupo Amigos de Siria en París, tras conocerse que decenas de personas perdieron ayer la vida en un nuevo ataque del gobierno de Bachar Al Assad.

Los civiles de la región de Hula, en la provincia de Homs, fueron masacrados ayer, víctimas de un bombardeo, cuando se manifestaban contra la élite gobernante en el poder. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede Londres, informó sobre 90 muertos, entre ellos 25 niños, y denunció la huida masiva de los habitantes de esta ciudad.

Por su parte, el Ejército Sirio Libre, integrado por desertores de las fuerzas regulares en el terreno, reducía la cifra de víctimas a 75, incluyendo entre ellas también a soldados sirios.

Las imágenes de los cadáveres eran inmediatamente publicadas en Internet y difundidas por la televisión oficial del gobierno, señalando a "bandas terroristas" como autoras de la matanza.

La oposición, en cambio acusa directamente a los soldados del ejército regular. Informaciones contradictorias difíciles de confirmar en razón de que desde hace meses es imposible la libre entrada en el país de la prensa internacional.

Según fuentes de la oposición, el de ayer fue el ataque más letal desde que se acordó el alto el fuego (auspiciado por la ONU y la Liga Arabe) entre el gobierno y la oposición, firmado a mediados del pasado mes de abril.

Sin embargo, la violencia no cesó por ninguno de los dos bandos "y la situación continúa siendo extremadamente seria". Así lo aseguraba el Secretario General de Naciones Unidas , Ban Ki-moon, en una carta enviada al Consejo de Seguridad, difundida en la misma jornada en la que se conocían las muertes.

En el texto, Ban también remarcó la sofisticación en el armamento utilizado en los últimos ataques, lo que sugiere que hay "grupos terroristas establecidos". "Aquellos que contemplen apoyar a cualquiera de las partes con armas, entrenamiento militar o cualquier otro tipo de ayuda, deben reconsiderar estas opciones para permitir un cese de la violencia sostenible", señaló el documento enviado por el Secretario General.

Durante meses, ésa fue la tesis utilizada por el gobierno sirio, que los ataques son perpetrados por "grupos terroristas" financiados desde el exterior, en acusación directa a las monarquías sunitas del golfo Pérsico de las que los asesores del presidente sirio sospechan que puedan estar financiando a la mayoría sunita de las fuerzas opositoras.

También se tuvo conocimiento de la presencia de oficiales iraníes en suelo sirio, que estarían ayudando al gobierno de Al Assad.

La realidad es que las armas entran por todas partes al país, especialmente por el vecino Líbano, que ya está sufriendo en carne propia un conflicto sectario que no le es ajeno.

Nada se sabe aún de la decena de libaneses secuestrados esta semana en el norte de Siria cuando regresaban, a través de Turquía, de una peregrinación por los lugares de Irán sagrados para los chiítas.

Los mensajes de su pronta liberación fueron constantes en los últimos días, el último ayer por parte de primer ministro Libanés, Nayib Mikati, sin que hasta ahora haya tenido lugar.

La ONU calcula que desde que estalló la revuelta en Siria en marzo de 2011, habrían muerto más de 10.000 personas. La agencia para los refugiados de este organismo, ACNUR, habla de más de 70.000 desplazados internos, por los enfrentamientos.

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