INT. El Ejército sirio bombardeó la ciudad de Al Hula y provocó una masacre
Las primeras versiones
hablan de casi cien civiles muertos, de los cuales un tercio son niños.
Se multiplican las condenas desde distintos puntos del planeta.
Unos 90 civiles, un tercio de ellos niños, murieron a manos del Ejército
sirio en la ciudad de Al Hula, en la provincia de Homs, informó hoy el
opositor Observatorio Sirio para los Derechos Humanos con sede en
Londres.
Los fallecidos fueron víctimas de ataques de
artillería del ejército o de disparos de francotiradores fieles al
gobierno sirio. La masacre de ayer desató un éxodo masivo desde la
ciudad hacia otros puntos del país, reportó la agencia DPA.
Un equipo de observadores de las Naciones Unidas llegó hoy a la ciudad
de Al Hula tras las denuncias, reportó el opositor Observatorio Sirio
para los Derechos Humanos.
Las condenas internacionales a la
violencia en Siria se suceden desde el exterior tras la matanza ayer de
decenas de sirios en la provincia de Homs.
El ministro
británico de Asuntos Exteriores, William Hague, pidió hoy una respuesta
internacional ante la ofensiva siria en Al Haula, en la provincia
central de Homs, y solicitó a Damasco el fin de las operaciones
militares.
A través de un comunicado, Hague respondió a la
ofensiva de ayer del gobierno sirio sobre la ciudad de Al Haula, donde
90 personas murieron, un tercio de ellos niños, según observadores
internacionales.
En tanto el jefe de los observadores de la
ONU y la Liga Arabe, Robert Mood, jefe de este cuerpo, calificó los
hechos de ayer como “tragedia brutal” y constató, además, el uso de
artillería pesada contra la población civil.
El último en
sumarse fue el titular de Exteriores francés, Laurent Fabius, que
incluso propuso una nueva cita del grupo Amigos de Siria en París, tras
conocerse que decenas de personas perdieron ayer la vida en un nuevo
ataque del gobierno de Bachar Al Assad.
Los civiles de la
región de Hula, en la provincia de Homs, fueron masacrados ayer,
víctimas de un bombardeo, cuando se manifestaban contra la élite
gobernante en el poder. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con
sede Londres, informó sobre 90 muertos, entre ellos 25 niños, y denunció
la huida masiva de los habitantes de esta ciudad.
Por su
parte, el Ejército Sirio Libre, integrado por desertores de las fuerzas
regulares en el terreno, reducía la cifra de víctimas a 75, incluyendo
entre ellas también a soldados sirios.
Las imágenes de los
cadáveres eran inmediatamente publicadas en Internet y difundidas por la
televisión oficial del gobierno, señalando a "bandas terroristas" como
autoras de la matanza.
La oposición, en cambio acusa
directamente a los soldados del ejército regular. Informaciones
contradictorias difíciles de confirmar en razón de que desde hace meses
es imposible la libre entrada en el país de la prensa internacional.
Según fuentes de la oposición, el de ayer fue el ataque más letal
desde que se acordó el alto el fuego (auspiciado por la ONU y la Liga
Arabe) entre el gobierno y la oposición, firmado a mediados del pasado
mes de abril.
Sin embargo, la violencia no cesó por ninguno
de los dos bandos "y la situación continúa siendo extremadamente seria".
Así lo aseguraba el Secretario General de Naciones Unidas , Ban
Ki-moon, en una carta enviada al Consejo de Seguridad, difundida en la
misma jornada en la que se conocían las muertes.
En el
texto, Ban también remarcó la sofisticación en el armamento utilizado en
los últimos ataques, lo que sugiere que hay "grupos terroristas
establecidos". "Aquellos que contemplen apoyar a cualquiera de las
partes con armas, entrenamiento militar o cualquier otro tipo de ayuda,
deben reconsiderar estas opciones para permitir un cese de la violencia
sostenible", señaló el documento enviado por el Secretario General.
Durante meses, ésa fue la tesis utilizada por el gobierno sirio, que
los ataques son perpetrados por "grupos terroristas" financiados desde
el exterior, en acusación directa a las monarquías sunitas del golfo
Pérsico de las que los asesores del presidente sirio sospechan que
puedan estar financiando a la mayoría sunita de las fuerzas opositoras.
También se tuvo conocimiento de la presencia de oficiales iraníes en
suelo sirio, que estarían ayudando al gobierno de Al Assad.
La realidad es que las armas entran por todas partes al país,
especialmente por el vecino Líbano, que ya está sufriendo en carne
propia un conflicto sectario que no le es ajeno.
Nada se
sabe aún de la decena de libaneses secuestrados esta semana en el norte
de Siria cuando regresaban, a través de Turquía, de una peregrinación
por los lugares de Irán sagrados para los chiítas.
Los
mensajes de su pronta liberación fueron constantes en los últimos días,
el último ayer por parte de primer ministro Libanés, Nayib Mikati, sin
que hasta ahora haya tenido lugar.
La ONU calcula que desde
que estalló la revuelta en Siria en marzo de 2011, habrían muerto más de
10.000 personas. La agencia para los refugiados de este organismo,
ACNUR, habla de más de 70.000 desplazados internos, por los
enfrentamientos.
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