El arzobispo de Rosario sostuvo
que aumentaron los hurtos en parroquias de la ciudad. Aseguró que los
ladrones buscan los cálices pensando que son objetos de valor cuando en
realidad “son muy simples y enchapados”. Algunas sedes religiosas
incorporaron custodios para evitar hechos delictivos.
Después del acto oficial de Rosario por el 25 de Mayo, Mollaghan habló con la prensa y resaltó que “en algunas iglesias roban los cálices, pensando que son objetos de gran valor”.
“Nuestros cálices, nuestros elementos de culto son muy simples. No son de materiales nobilísimos, incluso la mayoría de las veces son enchapados”, explicó el arzobispo rosarino.
De todas maneras, el religioso sostuvo que “donde hay mucha gente siempre está en riesgo la seguridad” y agradeció el apoyo para cuidar los templos.
“Tenemos la posibilidad de contar con aquellos que llamamos, con la policía, con los que se acercan al lugar para evitar estos hechos”, añadió.
Sobre la contratación de seguridad para las iglesias sostuvo que es un fenómeno de “otras ciudades”, aunque reconoció que en Rosario se recurrió a la vigilancia “por prevención en colegios donde hay alumnado”.
En términos generales, dijo que le preocupa la situación en los barrios y expresó que “el problema de la droga tiene que ver con la inseguridad, al igual que la educación”.
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