Lo dijo la mamá de Nicolás Meza, el chico de 11 años asesinado en Alto Verde. “No busco justicia por mano propia, pero sí quiero que vaya preso”, sostuvo.
Ayer se cumplió una semana del homicidio de Nicolás Meza, el chico de 11 años que fue baleado a quemarropa frente a su casa en Alto Verde, cuando un delincuente, que perseguía a un muchacho de 18 años, lo tomó del cuello para que le señalara hacia dónde había corrido.
Por el aniversario, en reclamo de justicia y para acelerar la búsqueda del asesino de su hijo, Carolina Pérez organizó ayer una marcha hasta el Ministerio de Seguridad. En diálogo con Diario UNO quiso aclarar versiones que vinculaban al chiquito con hechos delictivos y pidió a las autoridades del gobierno que “agilicen las herramientas de persecución del asesino, porque sabemos quién es y dónde está escondido”.
Mientras juntaba leña
El martes 26 de julio, Nicolás había estado pescando, desde muy chico, su abuelo y su tío le habían enseñado las mejores técnicas “y él tenía una destreza natural para hacerlo”, contó Carolina. “Estaba muy contento porque había sacado un patí. Cuando yo salí a hacer unos mandados, él lo estaba asando. «Me está quedando medio crudo» le dijo al abuelo y se cruzó frente a un descampado a 20 metros de su casa para buscar leña”, recordó la mujer.
Nicolás estaba con su hermana Silvia (14) que es hipoacúsica y otro chico un par de años mayor juntando troncos cuando pasó corriendo un muchacho (que luego sería identificado como El Porteño). Se escapaba de D.G. (34), quien enfurecido rodeó el cuello de Nicolás con el brazo, a los gritos le preguntó hacia dónde había corrido el joven y le disparó al chico en la nuca. El proyectil calibre 9 mm le traspasó el tórax y murió en forma inmediata. Tenía todo el cuello lleno de moretones: “Los médicos forenses nos explicaron que son porque intentó zafarse, luchar por su vida, y que D.G. lo apretó tan fuerte que le provocó esas lesiones”.
Al día siguiente, Nicolás hubiera cumplido 12 años. Cuando Carolina llegó al lugar, Nicolás estaba en brazos de Silvia, que lloraba y –como podía– en medio de tanto dolor explicaba lo que había pasado.
El Renault 12 color rojo
“Cuando llegó el camión de los bomberos, que trasladó el cuerpo de Nicolás hasta Santa Fe, yo lo seguía en la moto. Silvia iba conmigo y en el camino cruzamos un auto Renault 12 color bordó. Cuando Silvia vio el auto, se desesperó”, explicó Jesús Pérez, tío de Nicolás. Es que la adolescente reconoció que ese era el auto en el que se conducía el asesino.
El trasfondo de la historia está impregnado de violencia y marginalidad. El hombre al que Carolina y Jesús señalan como el asesino, D.G., sería el jefe de una banda que se dedica a robar. Este hombre lo perseguía al Porteño porque le habría robado una Play Station y una cafetera.
“Pero Nicolás no tenía nada que ver con eso. Esto lo quiero aclarar. Hace un año que nosotros vivimos en Alto Verde y este hombre (por D.G. ) no lo conocía a mi hijo. Él iba a la escuela, nunca repitió de año, cuidaba mucho a sus cuatro hermanas. Era un chico muy dulce y simpático. Lo único que él hacía cuando no estaba en mi casa era ir a la isla a pescar, y después vendía lo que sacaba”, expresó Carolina, muy emocionada.
Y continuó Jesús: “Nosotros pedimos que no quede impune la muerte. Que se haga justicia por Nicolás y también que detengan a D.G. porque es un asesino y anda suelto. Tenemos información de que se fugó a la provincia de Buenos Aires, que está en Campana. Queremos que se dé a conocer la foto para que quien lo vea dé aviso a la policía”.
“Hasta que lo encuentren”
“Mucha gente me preguntó si no tenía miedo de denunciar a D.G. y la verdad es que no siento temor. A mis hijas les pasa lo mismo, estamos todos muy expuestos; sin embargo, lo estamos buscando porque queremos justicia. Nicolás no se merecía una muerte así y eso es lo que nos hace seguir adelante. Vamos a hacer marchas y difundir la foto del asesino. Quiero que sea juzgado y que vaya preso”, finalizó Carolina.
Por el aniversario, en reclamo de justicia y para acelerar la búsqueda del asesino de su hijo, Carolina Pérez organizó ayer una marcha hasta el Ministerio de Seguridad. En diálogo con Diario UNO quiso aclarar versiones que vinculaban al chiquito con hechos delictivos y pidió a las autoridades del gobierno que “agilicen las herramientas de persecución del asesino, porque sabemos quién es y dónde está escondido”.
Mientras juntaba leña
El martes 26 de julio, Nicolás había estado pescando, desde muy chico, su abuelo y su tío le habían enseñado las mejores técnicas “y él tenía una destreza natural para hacerlo”, contó Carolina. “Estaba muy contento porque había sacado un patí. Cuando yo salí a hacer unos mandados, él lo estaba asando. «Me está quedando medio crudo» le dijo al abuelo y se cruzó frente a un descampado a 20 metros de su casa para buscar leña”, recordó la mujer.
Nicolás estaba con su hermana Silvia (14) que es hipoacúsica y otro chico un par de años mayor juntando troncos cuando pasó corriendo un muchacho (que luego sería identificado como El Porteño). Se escapaba de D.G. (34), quien enfurecido rodeó el cuello de Nicolás con el brazo, a los gritos le preguntó hacia dónde había corrido el joven y le disparó al chico en la nuca. El proyectil calibre 9 mm le traspasó el tórax y murió en forma inmediata. Tenía todo el cuello lleno de moretones: “Los médicos forenses nos explicaron que son porque intentó zafarse, luchar por su vida, y que D.G. lo apretó tan fuerte que le provocó esas lesiones”.
Al día siguiente, Nicolás hubiera cumplido 12 años. Cuando Carolina llegó al lugar, Nicolás estaba en brazos de Silvia, que lloraba y –como podía– en medio de tanto dolor explicaba lo que había pasado.
El Renault 12 color rojo
“Cuando llegó el camión de los bomberos, que trasladó el cuerpo de Nicolás hasta Santa Fe, yo lo seguía en la moto. Silvia iba conmigo y en el camino cruzamos un auto Renault 12 color bordó. Cuando Silvia vio el auto, se desesperó”, explicó Jesús Pérez, tío de Nicolás. Es que la adolescente reconoció que ese era el auto en el que se conducía el asesino.
El trasfondo de la historia está impregnado de violencia y marginalidad. El hombre al que Carolina y Jesús señalan como el asesino, D.G., sería el jefe de una banda que se dedica a robar. Este hombre lo perseguía al Porteño porque le habría robado una Play Station y una cafetera.
“Pero Nicolás no tenía nada que ver con eso. Esto lo quiero aclarar. Hace un año que nosotros vivimos en Alto Verde y este hombre (por D.G. ) no lo conocía a mi hijo. Él iba a la escuela, nunca repitió de año, cuidaba mucho a sus cuatro hermanas. Era un chico muy dulce y simpático. Lo único que él hacía cuando no estaba en mi casa era ir a la isla a pescar, y después vendía lo que sacaba”, expresó Carolina, muy emocionada.
Y continuó Jesús: “Nosotros pedimos que no quede impune la muerte. Que se haga justicia por Nicolás y también que detengan a D.G. porque es un asesino y anda suelto. Tenemos información de que se fugó a la provincia de Buenos Aires, que está en Campana. Queremos que se dé a conocer la foto para que quien lo vea dé aviso a la policía”.
“Hasta que lo encuentren”
“Mucha gente me preguntó si no tenía miedo de denunciar a D.G. y la verdad es que no siento temor. A mis hijas les pasa lo mismo, estamos todos muy expuestos; sin embargo, lo estamos buscando porque queremos justicia. Nicolás no se merecía una muerte así y eso es lo que nos hace seguir adelante. Vamos a hacer marchas y difundir la foto del asesino. Quiero que sea juzgado y que vaya preso”, finalizó Carolina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario