Fue el mediodía de ayer en Funes. La mujer recibió un tiro en una pierna y está fuera de peligro. Actuaron al menos dos ladrones y extraoficialmente se sugirió que el botín superaría los $ 100 mil.
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Una mujer de 43 años fue baleada ayer al mediodía en una pierna, cuando dos hombres armados la asaltaron en la playa de estacionamiento de la estación de servicio de Funes de la cual es copropietaria. Los delincuentes huyeron con la cuantiosa recaudación del fin de semana que la empresaria iba a depositar en un banco, en un auto que los esperaba con un tercer cómplice al volante y que luego abandonaron a unas cuadras del lugar. La víctima, anoche, se recuperaba en su casa luego de recibir el alta médica en un sanatorio rosarino.
El atraco fue tan preciso y rápido que los investigadores presumen que los asaltantes contaban con información precisa acerca de los movimientos de la estación de servicios. Y si bien la información sobre la suma robada se mantuvo en estricta reserva, algunas fuentes estimaban un botín superior a los 100 mil pesos.
Explosión. Apenas habían pasado las 11.30 de ayer, mientras varios automovilistas hacían cola para cargar combustible alentados por la falta de nafta en la región, Jorgelina F. bajó de la oficina ubicada en el primer piso de la histórica YPF situada en la ruta 9 y Cochet. Acompañada por uno de sus hermanos, la mujer se dirigía hacia su Ford Ecosport estacionada a unos metros de allí, en la cual pensaba ir a un banco para depositar la recaudación del fin de semana.
A punto de subir al vehículo, Jorgelina fue abordada por dos hombres —al menos uno de ellos armado— que le exigieron que les entregara la cartera. Ella gritó pidiendo auxilio, se resistió y comenzó un forcejeo que terminó súbitamente con un disparo.
“Fue como una explosión”, dijeron a medios televisivos testigos del hecho, que en principio pensaron que había estallado algún caño de la estación. Un playero relató que intentó acercarse al lugar donde había sonado el disparo, pero uno de los ladrones le apuntó con su arma mientras corrían hacia un Fiat Línea bordó que los esperaba en el acceso trasero del establecimiento.
Poco después, ese auto fue hallado abandonado en Leloir al 1300, a unas cuatro cuadras de la estación de servicios, donde al parecer los ladrones eran esperados por otro vehículo con el cual continuaron la huida. Voceros policiales indicaron que el Fiat Línea tenía pedido de secuestro desde el 18 de enero de 2010, aunque “no parecía robado”.
Jorgelina fue trasladada en una ambulancia hasta un sanatorio del centro rosarino para ser asistida por el balazo que sufrió en el muslo izquierdo. La herida, con orificio de entrada y de salida, fue causada por un proyectil calibre 9 milímetros.
Velocidad. Según lo que pudieron reconstruir los investigadores, los delincuentes ingresaron a la estación de servicios por un acceso trasero que da a la calle paralela a la ruta 9. Dos de ellos, con los rostros parcialmente tapados con gorras, se bajaron del Fiat y caminaron rápidamente hacia el sitio donde estaba la Ford Ecosport.
De ninguna manera podrían haber visto a la mujer bajando por una escalera externa hacia el vehículo, por lo cual se presume que habría más cómplices en el lugar observando los movimientos de la oficina para avisar a los asaltantes en qué momento perpetrar el golpe. Podrían haber estado apostados en la vereda o en un auto dentro de la estación.
Para las fuentes consultadas, los asaltantes que abordaron a Jorgelina sabían que llevaba dinero en su cartera y no escatimaron en dispararle para que les entregara el bolso. Si bien en un primer momento trascendió que el robo no se había concretado, distintas fuentes luego lo confirmaron.
Más cómplices. Gustavo es otro de los propietarios de la estación de servicios y hermano de Jorgelina. Muy conmocionado por lo ocurrido, el hombre de 44 años —que no estaba en el momento del asalto— suponía que los asaltantes debieron contar con información previa.
Pero también abonaba la hipótesis de los cómplices que seguían los movimientos de la oficina ya que “justo hoy (por ayer) no habíamos seguido la rutina” para ir a depositar la recaudación.
“La ventana de la oficina da a la ruta y ellos llegaron por la entrada trasera de la estación. Para saber el momento exacto en que mi hermana bajaba, supongo que alguien parado frente a la estación les tiene que haber avisado”, conjeturaba anoche el muchacho, sumamente preocupado por lo sucedido.
Histórica
La estación de servicios donde ocurrió el robo ayer es conocida por todos quienes han pasado alguna vez por la ruta 9 como “la YPF de Funes”. El establecimiento que conducen Gustavo, Jorgelina y un tercer hermano, fue adquirido por su abuelo hace 57 años. Desde entonces es punto de referencia en la vecina localidad.
El atraco fue tan preciso y rápido que los investigadores presumen que los asaltantes contaban con información precisa acerca de los movimientos de la estación de servicios. Y si bien la información sobre la suma robada se mantuvo en estricta reserva, algunas fuentes estimaban un botín superior a los 100 mil pesos.
Explosión. Apenas habían pasado las 11.30 de ayer, mientras varios automovilistas hacían cola para cargar combustible alentados por la falta de nafta en la región, Jorgelina F. bajó de la oficina ubicada en el primer piso de la histórica YPF situada en la ruta 9 y Cochet. Acompañada por uno de sus hermanos, la mujer se dirigía hacia su Ford Ecosport estacionada a unos metros de allí, en la cual pensaba ir a un banco para depositar la recaudación del fin de semana.
A punto de subir al vehículo, Jorgelina fue abordada por dos hombres —al menos uno de ellos armado— que le exigieron que les entregara la cartera. Ella gritó pidiendo auxilio, se resistió y comenzó un forcejeo que terminó súbitamente con un disparo.
“Fue como una explosión”, dijeron a medios televisivos testigos del hecho, que en principio pensaron que había estallado algún caño de la estación. Un playero relató que intentó acercarse al lugar donde había sonado el disparo, pero uno de los ladrones le apuntó con su arma mientras corrían hacia un Fiat Línea bordó que los esperaba en el acceso trasero del establecimiento.
Poco después, ese auto fue hallado abandonado en Leloir al 1300, a unas cuatro cuadras de la estación de servicios, donde al parecer los ladrones eran esperados por otro vehículo con el cual continuaron la huida. Voceros policiales indicaron que el Fiat Línea tenía pedido de secuestro desde el 18 de enero de 2010, aunque “no parecía robado”.
Jorgelina fue trasladada en una ambulancia hasta un sanatorio del centro rosarino para ser asistida por el balazo que sufrió en el muslo izquierdo. La herida, con orificio de entrada y de salida, fue causada por un proyectil calibre 9 milímetros.
Velocidad. Según lo que pudieron reconstruir los investigadores, los delincuentes ingresaron a la estación de servicios por un acceso trasero que da a la calle paralela a la ruta 9. Dos de ellos, con los rostros parcialmente tapados con gorras, se bajaron del Fiat y caminaron rápidamente hacia el sitio donde estaba la Ford Ecosport.
De ninguna manera podrían haber visto a la mujer bajando por una escalera externa hacia el vehículo, por lo cual se presume que habría más cómplices en el lugar observando los movimientos de la oficina para avisar a los asaltantes en qué momento perpetrar el golpe. Podrían haber estado apostados en la vereda o en un auto dentro de la estación.
Para las fuentes consultadas, los asaltantes que abordaron a Jorgelina sabían que llevaba dinero en su cartera y no escatimaron en dispararle para que les entregara el bolso. Si bien en un primer momento trascendió que el robo no se había concretado, distintas fuentes luego lo confirmaron.
Más cómplices. Gustavo es otro de los propietarios de la estación de servicios y hermano de Jorgelina. Muy conmocionado por lo ocurrido, el hombre de 44 años —que no estaba en el momento del asalto— suponía que los asaltantes debieron contar con información previa.
Pero también abonaba la hipótesis de los cómplices que seguían los movimientos de la oficina ya que “justo hoy (por ayer) no habíamos seguido la rutina” para ir a depositar la recaudación.
“La ventana de la oficina da a la ruta y ellos llegaron por la entrada trasera de la estación. Para saber el momento exacto en que mi hermana bajaba, supongo que alguien parado frente a la estación les tiene que haber avisado”, conjeturaba anoche el muchacho, sumamente preocupado por lo sucedido.
Histórica
La estación de servicios donde ocurrió el robo ayer es conocida por todos quienes han pasado alguna vez por la ruta 9 como “la YPF de Funes”. El establecimiento que conducen Gustavo, Jorgelina y un tercer hermano, fue adquirido por su abuelo hace 57 años. Desde entonces es punto de referencia en la vecina localidad.
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