La experiencia piloto empezó este sabado en Jujuy entre Alvear y Oroño, que se llenó de artistas callejeros, músicos, guirnaldas y fuegos artificiales en el emblemático barrio de la ciudad.
La Capital |
La calle del Viejo Mercado debutó anoche en Pichincha como paseo peatonal de 17 a 24. Fue una prueba piloto que entusiasmó a los comerciantes de Jujuy entre Alvear y bulevar Oroño y que asombró a los transeúntes con artistas callejeros, músicos, guirnaldas y fuegos artificiales. Un ensayo pintoresco y cargado de proyectos que aspira a convertirse en la puerta de entrada al barrio y a repetirse todos los sábados. Pero con ser un desafío no es todo, el viernes ingresó al Concejo un proyecto que quiere convertir en polos peatonales a las principales esquinas de la zona (ver relacionadas).
Por ahora el proyecto implica "aumentar el número de mesas que sacan, arreglar y reparar las veredas, poner linda la calle y señalizar los comercios, entre otras ideas", tal cual enumeraron los empresarios que impulsaron la idea.
Pichincha busca una identidad siglo XXI. Un sello, una marca, un estilo que complemente el legado de diversión y noche con el que las madamas cautivaban parroquianos en las primeras década de 1900. El barrio se sabe conocido y buscado en las guías de turismo, en los ensayos de los historiadores locales y en los relatos de los memoriosos que condimentan las anécdotas con picardía. El lugar se ganó un nombre que ahora quiere revalidar de la mano de un par de iniciativas.
"La idea surgió de los comerciantes de calle Jujuy". aseguró Ariel Cosacow desde una mesa del emblemático pub O\'Connell\'s, en Jujuy al 2200. A la idea confluyeron Parodia (ropa de autor), Griddo (heladería), La Vendetta (pizzería), Sushi Club (restaurante), El Club de la Milanesa (restobar), Dock (parrilla) y Restaurante Jujuy (cocina latinoamericana). ¿Cómo darle una identidad a la calle y al barrio? se plantearon un mes atrás. En un principio sólo tenían en claro que el eje debía pasar por lo cultural y, por supuesto, hacer pie en el fuerte rasgo gastronómico que adquirió la zona.
"La gente conoce Pichincha, pero pensamos que falta darle nuevo impulso", comentó el portavoz del grupo, que además explicó cómo interesaron a las autoridades con la idea; el eco no se hizo esperar y desde el área de Turismo y la concejala Norma López, recibieron apoyo y propuestas.
El Viejo Mercado. La inquietud no tardó en tomar cuerpo y se transformó en el paseo peatonal que ayer tuvo su prueba piloto. "La idea que también le interesó a la intendenta Mónica Fein es que la gente ocupe la calle, que haya movimiento", relató y dijo que la medida también ayudará a conjurar un tema que les preocupa: la inseguridad para los comercios y sus clientes.
Según Cosacow, en Pichincha la noche tiene un realce particular, "la movida es muy grande" y merece intervenciones a favor de potenciarla y unificar una estética como sello de agua para el histórico barrio que grabó para siempre en el imaginario popular, sus años de arrabales.
Desde la Secretaría de Turismo, Diego Paladini explicó que se trata de establecer una llamada zona calma o semipeatonal, en horas o días determinados, que ya funcionó en calle Jujuy entre Alvear y Oroño. Con la intervención se busca "enriquecer la zona que se constituyó en un polo gastronómico en crecimiento". En su opinión, la medida complementa otras autorizadas para la zona como el estacionamiento en doble mano. Además, dijo que están recabando la opinión de los vecinos que conviven con los comercios y la gastronomía.
Desde la Asociación de Hoteleros y Gastronómicos, Carlos Mellano dijo que el proyecto del Pase Viejo Mercado se está trabajando junto a la Municipalidad para dar "valor agregado a un corredor tan importante como el elegido". Además, señaló que la estrategia sumaría a la oferta turística local que ya cotiza en el plano internacional.
Para Oscar Boeri, de la vecinal de Pichincha "Esteban Maradona", los vecinos deberían tener su voz sobre iniciativas que se abran a un gran movimiento de público. "Esta es una zona de residencia tranquila y en los últimos tiempos con mucha inseguridad", dijo y recordó lo que a su juicio deben considerarse como límites históricos de Pichincha: Salta, Richieri, Suipacha y avenida del Valle. "Los proyectos particulares que no hacen convivencia traen inconvenientes a los residentes de la zona", argumentó y dijo que vive en el lugar desde hace más de cuatro décadas.
Por lo pronto, la experiencia de la peatonal sabatina no es la única. Los comerciantes también tienen en carpeta la versión manda peatón para la calle Jujuy entre las arterias señaladas. "La idea es que quede en forma permanente, pasa un solo vehículo por vez y no puede detenerse, en este proyecto también colaboraríamos los frentistas", explicaron los comerciantes y dijeron que las obras implican cambio de vereda y luminarias, además del ancho de las calles.
Cae la tarde del sábado, el sol del oeste se desdibuja en las paredes de Pichincha y pone en relieve el paso de los años en muros no siempre remozados, donde quedaron historias densas de cuando en el algún lugar del barrio el placer se vendía entre risas y milongas. Aparecen las primeras luces y el lugar se transforma. Es tiempo presente y Pichincha quiere ser una marca registrada de los nuevos tiempos.
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