El municipio admitió ayer que empeoraron las frecuencias del transporte urbano. El secretario de Servicios Públicos, Pablo Seghezzo, reconoció que la suba de costos y el incremento de la brecha tarifaria "afecta la renovación de la flota y el mantenimiento de las unidades". Según el funcionario, la falta de recursos para arreglar un micro puede dejar sin servicio algunos coches y "repercute en los tiempos de las líneas para hacer su recorrido". Y rechazó, por ahora, el pedido de aumento del boleto exigido por Rosario Bus. "No lo tenemos previsto", dijo.
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La situación del transporte urbano volvió a ocupar un lugar central en la agenda pública de la ciudad. La única empresa privada del sistema planteó que el precio del boleto está atrasado un peso, denunció que por mes su déficit es de seis millones de pesos y reclamó un ajuste tarifario urgente para hacerle frente al incremento de insumos.
En paralelo, el Ente de la Movilidad oficializó el último estudio de costos del sistema, correspondiente al bimestre julio-agosto, que arrojó una suba de 10 centavos, un boleto real de $3,25 y un atraso tarifario del 20 por ciento.
Al respecto, Seghezzo aclaró que si bien la Intendencia ya está en condiciones de subir el boleto, de acuerdo a la cesión de facultades que hizo el Concejo a fines de 2011, esa opción "por ahora no está prevista. Apostamos a sostener una tarifa lo más baja posible todo lo que se pueda".
El secretario de Servicios Públicos confió que Agustín Bermúdez, titular de la firma Rosario Bus, "hace tiempo que viene planteando la necesidad de ajustar la tarifa ya que existe un desfasaje importante entre el costo real y el boleto que pagan los pasajeros. Ahora lo hizo público y nosotros reiteramos la definición política de sostener los actuales valores".
Cuando LaCapital le preguntó a Seghezzo cómo impactaba esa decisión política en la prestación del servicio, el funcionario respondió: "Afecta el mantenimiento de las unidades, por ende las frecuencias de las líneas y la renovación de la flota", señaló sin eufemismos.
De inmediato, el titular de Servicios Públicos aclaró que el fenómeno "no es algo generalizado, pero existe y lo digo como usuario del sistema". La explicación de la situación es sencilla: al subir los costos, las empresas tienen menos recursos para mantener los colectivos, y cuando surge un desperfecto tardan más tiempo en repararlo. De este modo, disminuye la flota total en circulación de cada línea e impacta en las frecuencias.
El panorama financiero del transporte podría complicarse aún más en las próximas semanas. Al dejar de venderse desde octubre la tarjeta magnética de cartón y extenderse el uso de la tarjeta sin contacto, el valor promedio del viaje cancelado será de $2,54, en lugar de los $2,70.
"Esto es producto de la cantidad de viajes que se cargan y los descuentos correspondientes", explicó Seghezzo, quien igualmente hizo un llamado a los usuarios para que utilicen el nuevo plástico.
Para la Municipalidad, el alivio en las cuentas del sistema de colectivos rosarino está en manos de la Nación. "A Rosario le corresponden unos 40 millones de pesos mensuales de subsidios y están llegando aproximadamente 25 millones", precisó Seghezzo.
Según el funcionario, "en el último tiempo se notó un mejor direccionamiento de esos recursos nacionales, después de mucho tiempo de privilegio de Buenos Aires sobre el interior. Pero todavía falta".
Facultades
La concejala radical María Eugenia Schmuck volvió a reclamar ayer que el Concejo recupere la facultad de definir la tarifa del transporte. “Porque corresponde y porque aumentar o no el boleto es una discusión política, no sólo técnica, debe recuperar el Concejo la potestad delegada”, señaló la edila a través de Twitter.
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