Un grupo de vecinos hablaron
sobre la alarmante frecuencia de asaltos que afecta la zona. “En una
semana atacaron tres comercios, una vivienda y hubo arrebatos”,
contaron.
Un grupo de vecinos de barrio Los Ángeles, ubicado en el noroeste de
la ciudad, alzó la voz en pedido de ayuda y de una respuesta política
concreta ante un violento aumento de la frecuencia de asaltos en la
zona. Si bien para los habitantes del radio de 10 cuadras ubicado entre
las avenidas Gorriti, Peñaloza, Blas Parera y calle 12 de Infantería,
la zona “siempre fue complicada en materia de seguridad”, la cantidad
de ataques ahora es “insostenible”.
En diálogo con Diario UNO expresaron que desde hace unos 20 días el barrio ha sido elegido como blanco de delincuentes que si bien no son vecinos del lugar, ya conocen los horarios y movimientos de muchas de las familias de barrio Los Ángeles. “Te das cuenta que ya conocen todo, las casas, quiénes viven adentro, los negocios, porque actúan con precisión”, detallaron.
Esta semana, por ejemplo, fueron asaltados tres comercios y una vivienda particular. Además, se suceden arrebatos a quienes caminan por las calles en forma permanente. Y las prevenciones que pueden tomar los vecinos en estos casos son escasas: “Acá no entra ningún colectivo y tampoco los remises ni los taxis, estamos obligados a transitar a pie a toda hora”, explicaron.
Esta semana, el primero de los robos fue al Corralón Cousilla, ubicado en calle Larrea al 4.400. El lunes a la tarde, delincuentes rompieron la puerta del local, y se llevaron desde dinero en efectivo hasta artículos de electrónica.
“El lunes yo llegué al negocio a las 18, el robo había sido un ratito antes. La puerta de cedro estaba destrozada, la habían partido y así se metieron al corralón. Como el local está solo en la cuadra, los vecinos dijeron que no escucharon cuándo sucedió. Para mí fue terrible encontrarme con el negocio dado vuelta, fue un desastre. Hice la denuncia en la comisaría 10ª y les pedí que tomaran las huellas dactilares. Me contestaron que iban a sacar fotos y que de ahí iban a sacar las huellas. Esa respuesta me indignó aún más”, expresó ayer Juan Carlos Cousilla.
Y las quejas respecto de la falta de patrulleros y de personal policial se repitió en todos los casos. “Ni siquiera tienen escribientes, cuando a mí me robaron fui a hacer la denuncia y me pidieron que volviera más tarde porque en ese momento no tenían escribiente”, contó Patricia, otra de las vecinas.
Tras el robo al corralón, el martes pasado el supermercado El Galpón, fue el lugar elegido por los delincuentes. “En horas de la madrugada forzaron la puerta y me desvalijaron el negocio. Se llevaron desde dinero en efectivo hasta zapatillas y cigarrillos. No dejaron nada”, recordó indignada Adriana, la propietaria del comercio, pero consideró que había tenido más suerte que su vecino Roque, a quien lo asaltaron a punta de pistola el miércoles, cuando atendía su local de indumentaria ubicado entre las calles Aguado y French.
“Entró un muchacho joven con un nenito de unos cuatro años. Se probó unas zapatillas, después me pidió unos jeans hasta que se animó y sacó una pistola. Me apuntó y me exigió todo el dinero y luego tomó elementos de electrónica, dos cámara digitales, un tensiómetro y algunas cositas más”, contó Roque. “Hace dos meses que ya presentamos un reclamo con más de 550 firmas ante el municipio. Son pedidos más amplios porque todo contribuye a un barrio más seguro. Falta luz en algunas cuadras, faltan móviles y personal policial y faltan medios de transporte. Somos un barrio aislado. Nos están robando todos los días y ni el Intendente ni el gobernador han enviado nunca a ningún representante para que vea cómo está la zona y nos ayude a tener una solución”, concluyó Gerardo Moreyra, otro de los afectados.
En diálogo con Diario UNO expresaron que desde hace unos 20 días el barrio ha sido elegido como blanco de delincuentes que si bien no son vecinos del lugar, ya conocen los horarios y movimientos de muchas de las familias de barrio Los Ángeles. “Te das cuenta que ya conocen todo, las casas, quiénes viven adentro, los negocios, porque actúan con precisión”, detallaron.
Esta semana, por ejemplo, fueron asaltados tres comercios y una vivienda particular. Además, se suceden arrebatos a quienes caminan por las calles en forma permanente. Y las prevenciones que pueden tomar los vecinos en estos casos son escasas: “Acá no entra ningún colectivo y tampoco los remises ni los taxis, estamos obligados a transitar a pie a toda hora”, explicaron.
Esta semana, el primero de los robos fue al Corralón Cousilla, ubicado en calle Larrea al 4.400. El lunes a la tarde, delincuentes rompieron la puerta del local, y se llevaron desde dinero en efectivo hasta artículos de electrónica.
“El lunes yo llegué al negocio a las 18, el robo había sido un ratito antes. La puerta de cedro estaba destrozada, la habían partido y así se metieron al corralón. Como el local está solo en la cuadra, los vecinos dijeron que no escucharon cuándo sucedió. Para mí fue terrible encontrarme con el negocio dado vuelta, fue un desastre. Hice la denuncia en la comisaría 10ª y les pedí que tomaran las huellas dactilares. Me contestaron que iban a sacar fotos y que de ahí iban a sacar las huellas. Esa respuesta me indignó aún más”, expresó ayer Juan Carlos Cousilla.
Y las quejas respecto de la falta de patrulleros y de personal policial se repitió en todos los casos. “Ni siquiera tienen escribientes, cuando a mí me robaron fui a hacer la denuncia y me pidieron que volviera más tarde porque en ese momento no tenían escribiente”, contó Patricia, otra de las vecinas.
Tras el robo al corralón, el martes pasado el supermercado El Galpón, fue el lugar elegido por los delincuentes. “En horas de la madrugada forzaron la puerta y me desvalijaron el negocio. Se llevaron desde dinero en efectivo hasta zapatillas y cigarrillos. No dejaron nada”, recordó indignada Adriana, la propietaria del comercio, pero consideró que había tenido más suerte que su vecino Roque, a quien lo asaltaron a punta de pistola el miércoles, cuando atendía su local de indumentaria ubicado entre las calles Aguado y French.
“Entró un muchacho joven con un nenito de unos cuatro años. Se probó unas zapatillas, después me pidió unos jeans hasta que se animó y sacó una pistola. Me apuntó y me exigió todo el dinero y luego tomó elementos de electrónica, dos cámara digitales, un tensiómetro y algunas cositas más”, contó Roque. “Hace dos meses que ya presentamos un reclamo con más de 550 firmas ante el municipio. Son pedidos más amplios porque todo contribuye a un barrio más seguro. Falta luz en algunas cuadras, faltan móviles y personal policial y faltan medios de transporte. Somos un barrio aislado. Nos están robando todos los días y ni el Intendente ni el gobernador han enviado nunca a ningún representante para que vea cómo está la zona y nos ayude a tener una solución”, concluyó Gerardo Moreyra, otro de los afectados.
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