SANTA FE: Colegio Inmaculada: 402 años de educar en saberes y valores
Hoy la institución
brinda educación a 1.133 alumnos varones, desde el nivel inicial hasta
el secundario. Desarrolla novedosas propuestas pedagógicas y apuesta a
inculcar actitudes de servicio social en el alumnado.
El próximo 3 de agosto, el Colegio de la Inmaculada Concepción celebrará
los 402 años de presencia jesuítica en Santa Fe, apostando siempre a la
formación integral de los estudiantes tanto en sus aspectos
intelectuales y académicos como en los valores espirituales, religiosos y
humanos.
El Colegio de la Inmaculada Concepción está
estrechamente ligado a la historia de la ciudad. A ese pobre caserío
junto al río, fundado por Juan de Garay, llegaron los padres jesuitas
para levantar, desde 1610, su templo y colegio junto a la plaza
principal de Santa Fe la Vieja (hoy Cayastá). Allí impartieron la
enseñanza elemental, en medio de penurias y limitaciones que harán dudar
sobre la supervivencia de la comunidad.
La mañana del 9 de
mayo de 1636, de un lienzo pintado con la imagen de la Virgen Inmaculada
comenzó a brotar un milagroso sudor, del que fueron testigos los
alumnos y maestros de la escuela. A partir de 1660, con el traslado de
la ciudad a su ubicación actual, el colegio sigue su actividad en el
nuevo emplazamiento. Más adelante, con la expulsión de la Compañía de
Jesús en 1767, se cierra el colegio y el templo es encargado a los
padres mercedarios.
Restablecida la Compañía de Jesús en el
orden universal, se logra el regreso de los jesuitas a Santa Fe y se
reabre el colegio bajo la advocación de la Concepción Inmaculada de
Nuestra Señora el 9 de noviembre de 1862, durante la gobernación de
Patricio Cullen.
Ésa es una fecha clave ya que este año se
cumple el 150º aniversario del regreso de los padres jesuitas a la
ciudad y la continuación del histórico colegio. Para conmemorarlo, la
institución se encuentra organizando distintas actividades, entre ellas,
un acto académico central que tendrá lugar el próximo 9 de noviembre.
Además, el colegio está abocado a la producción de un material
audiovisual que recupere las voces de docentes, estudiantes, personal,
padres y ex alumnos en diferentes etapas de la vida institucional.
El colegio hoy
“Hoy día tenemos una fuerte apuesta al aprendizaje social y en
servicio de nuestros alumnos y a la capacitación de los docentes en las
nuevas tecnologías de la informática y la comunicación (TIC). También
estamos por entrar en un sistema de control de calidad de la institución
junto con una red de colegios jesuitas de Latinoamérica, y en un cambio
de paradigma pedagógico hacia el aprendizaje por competencias, que no
es aprender contenidos sino tener la competencia de las relaciones y de
la resolución de problemas”, explicó el padre Leonardo Nardín, rector
del Colegio Inmaculada.
Según detalló, existen competencias
que son básicas -como por ejemplo las comunicativas- que el colegio
trabaja transversalmente en todas las materias. “Las competencias tienen
tres ejes de trabajo: uno es el socioafectivo (la “actitud social” que
califica por encima del conocimiento); el otro es el cognitivo; y el
tercero es el espiritual, trascendente y de servicio”, subrayó.
El establecimiento educativo siempre trabaja en proyectos estratégicos
novedosos. Uno de ellos es la implementación en 3º, 4º y 5º año del
sistema norteamericano por el cual los alumnos rotan de aula en lugar de
que se muevan los docentes. “Esta metodología requiere que los
estudiantes estén un poco más atentos y sean precisos en los horarios.
Además, los profesores pueden tener su propio ámbito de trabajo y eso
les da más comodidades para dictar las clases”, dijo Nardín.
Aprender en servicio
Impulsados por la intención de inculcar valores y actitudes
serviciales, se incorporó al plan de estudios la materia Aprendizaje en
Servicios. Se trata de un área curricular que desde el año pasado se
dicta en forma obligatoria en todos los niveles educativos del colegio
con el objetivo de generar espacios para que los alumnos lleven adelante
actividades de servicio comunitario.
El rector destacó que
estas acciones buscan un crecimiento espiritual y un afianzamiento como
persona de los alumnos. Ellos participan desde eventos compartidos con
chicos de otras escuelas insertas en realidades sociales distintas,
hasta el apoyo escolar en Alto Verde, el trabajo solidario en la escuela
Monteagudo, en Alpi, en el Hospital de Niños, en un geriátrico, entre
otros lugares.
“A mí me toca ayudar en la escuela de fútbol
de El Ateneo. Si bien no son chicos de otra realidad social, me ayuda a
tener más seguridad en mí mismo porque estoy a cargo de un grupo. Uno se
convierte en un referente de los más chicos y eso te hace crecer como
persona”, dijo Arturo González, alumno de 4to. año de Humanidades.
En tanto, Mariano Benítez, del mismo curso, se dedica a dar apoyo
escolar a chicos de Alto Verde. “Les enseñamos las tablas o los ayudamos
con las tareas de la escuela; pero al final los chicos te terminan
enseñando a vos”, dijo. Además, integra el Grupo Ignaciano de Animadores
(GIA) que está formado por 60 estudiantes de 4º y 5º año y organiza
campamentos y retiros religiosos para sus compañeros de colegio. El GIA
también realiza actividades de servicio. En las vacaciones de invierno,
el grupo fue a Bella Vista (Corrientes) a pintar una escuela.
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