Una de las mujeres estacionó en
una de las calles del barrio por unos minutos cuando un grupo de ocho
varones y dos mujeres intentaron abrir la por la fuerza y violentamente
el auto. Le pegaron dos tiros que impactaron en los cristales traseros
del vehículo pero pudieron escapar.
Diario UNO de Santa Fe dialogó extensamente con una mujer de 33 años
que narró la odisea casi trágica que vivió junto a su madre de 57 años y
a su beba de uno y medio, cuando detuvo su auto en las calles del
barrio Siete Jefes de la ciudad de Santa Fe, el sábado a la madrugada.
—¿Puede contarnos qué fue lo que les pasó a usted, a su madre y a su beba?
—Sí, ahora creo que puedo. Yo conducía mi auto, me detuve en cercanías de la esquina que forman las calles Grand Bourg y Pedro Ferré, y ni bien intento estacionar, un grupo de ocho o diez varones y dos mujeres intentaron abrirnos por la fuerza y violentamente el auto, y nos pegaron dos tiros que impactaron en los cristales traseros del auto y los rompieron totalmente.
—¿Y usted qué hizo?
—Lo que pude y lo que me salió. Aceleré a fondo y casi choco a uno de los delincuentes, y después se escuchó otro tiro más que también impactó en los cristales del auto, pero yo seguí acelerando hasta que logré llegar a la avenida Costanera y aceleré hasta que a la altura de calle Espora vi a un patrullero con dos vigilantes y les pedí auxilio.
—¿Su mamá, su beba o usted resultaron heridas de bala?
—No, herida de bala, no. Pero mi mamá terminó con pedacitos de vidrio que se le incrustaron en el rostro, así que tuvimos que ir al Hospital de Niños para que vieran a mi beba que estaba bien, y también al hospital Cullen primero, y a un sanatorio privado, para que atiendan a mi mamá. Estamos todos preocupados.
—¿Puede contarnos qué fue lo que les pasó a usted, a su madre y a su beba?
—Sí, ahora creo que puedo. Yo conducía mi auto, me detuve en cercanías de la esquina que forman las calles Grand Bourg y Pedro Ferré, y ni bien intento estacionar, un grupo de ocho o diez varones y dos mujeres intentaron abrirnos por la fuerza y violentamente el auto, y nos pegaron dos tiros que impactaron en los cristales traseros del auto y los rompieron totalmente.
—¿Y usted qué hizo?
—Lo que pude y lo que me salió. Aceleré a fondo y casi choco a uno de los delincuentes, y después se escuchó otro tiro más que también impactó en los cristales del auto, pero yo seguí acelerando hasta que logré llegar a la avenida Costanera y aceleré hasta que a la altura de calle Espora vi a un patrullero con dos vigilantes y les pedí auxilio.
—¿Su mamá, su beba o usted resultaron heridas de bala?
—No, herida de bala, no. Pero mi mamá terminó con pedacitos de vidrio que se le incrustaron en el rostro, así que tuvimos que ir al Hospital de Niños para que vieran a mi beba que estaba bien, y también al hospital Cullen primero, y a un sanatorio privado, para que atiendan a mi mamá. Estamos todos preocupados.
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