Son propiedades del 1900. Restaurarlas es muy costoso y es difícil hallarles un destino rentable.
La Capital |
Fueron símbolos de esplendor y
grandeza, hoy son espacios vacíos donde el tiempo parece detenerse. Se
trata de un puñado de inmuebles centenarios del área central que están
en desuso y en busca de un destino incierto, algunos ofrecidos en
alquiler y otros a la espera de un proyecto que los saque del olvido.
Están protegidos por su valor patrimonial, pero el costo de
mantenimiento y restauración es alto y la dinámica del mercado
inmobiliario los convierte en poco rentables. “Muchos están abandonados
porque son inmensos y no se los puede sostener. Por eso la clave es
encontrarles un uso rentable”, opinó el restaurador Gustavo Fernetti.
Encontrar nuevos usos parece ser la
clave de las construcciones antiguas para sobrevivir en un mapa urbano
en transformación. “Es la sustentabilidad económica lo que mantiene a
estos edificios en el tiempo. Por eso la adaptación es indispensable”,
opinó la titular del Programa de Preservación Patrimonial del
municipio, María Laura Fernández, quien ocupa un lugar en el área
encargada de conservar las construcciones de valor histórico,
arquitectónico y cultural.
“En el área, señaló, es frecuente la
consulta de profesionales para buscar que cierre la evaluación
económica de reparar una casa patrimonial. “En lo que más se trabaja es
en adecuar inmuebles, que originariamente han tenido otro destino, y
que deben adaptarse para lograr accesibilidad, recibir una afluencia
masiva de público o, por ejemplo, incorporar nuevas normas de
seguridad”, explicó.
Una decena de inmuebles del área central, entre edificios creados
como entidades bancarias, clubes, mansiones y viviendas familiares del
1900 se encuentran en desuso en la actualidad. Se trata de
edificaciones de principios del siglo pasado, muchas de arquitectos de
renombre, que hoy están vacías. Entre las más emblemáticas aparecen el
ex Banco Francés de Sarmiento y San Lorenzo o la ex sede del II Cuerpo
del Ejército, en Sarmiento 1350.Forman parte del catálogo protegido por el municipio, que preservó en el área céntrica unos 1.300 inmuebles que no pueden ser demolidos salvo que estén en ruinas. El relevamiento del segundo anillo perimetral, que ingresará al Concejo a fin de mes, detectó otros mil inmuebles en condiciones de ingresar al sistema de protección.
El año pasado la Intendencia impulsó un programa de esfuerzos compartidos para subsidiar refacciones, pero el plan se implementa a pedido de los particulares. En ese sentido, los especialistas plantean que definir un futuro rentable para el inmueble es clave, sobre todo cuando el costo de restauración oscila entre los 500 y 600 pesos el metro cuadrado.
“El problema muchas veces es legal. Los inmuebles están en sucesión o los dueños no viven en Argentina. Otras veces el proyecto depende de qué quiera hacer el dueño. Tiene un gran peso la cuestión económica: muchos están abandonados porque son inmensos y no se los puede sostener”, planteó Fernetti, el arquitecto, conservador de museos y restaurador del área de Rehabilitación del Patrimonio.
Para el especialista, la clave está en el rédito futuro que pueda tener el local. “Recuperar para alquilar viviendas tiene un límite y no siempre el costo de restauración se recupera. Es importante la variable económica, qué función darle al edificio”, lo que en general no escapa a un uso institucional.
“Cuesta mucho llevar este tipo de edificios al mercado locativo y de venta —amplió Andrés Gariboldi, titular de la inmobiliaria Dunod—. Por su antigüedad, la mayoría carece de la infraestructura para operar. Suelen ser destinados al mercado de oficinas pero carecen de pisos técnicos o instalaciones para aire acondicionado. Hay poca demanda de grandes superficies y en general el cliente las busca en construcciones nuevas”.
Los edificios patrimoniales, sin embargo, tienen un plus por el que suelen ser elegidos como sede de compañías de seguros o marcas que pretenden transmitir una imagen institucional asociada a solidez y trayectoria. Gariboldi precisó que el costo del alquiler de estos inmuebles oscila los 50 pesos el metro cuadrado, pero el monto depende de la negociación para poner el edificio en condiciones.
“El problema es que en Rosario la codicia mata al patrimonio”, opinó la licenciada en Letras Ana Ferrini, creadora del grupo de Facebook “Basta de demoliciones”.
Para Pablo Mercado, integrante de la comisión de Preservación del Patrimonio del Colegio de Arquitectos, “existe un proceso de vandalización interior que hace que las obras vayan cayéndose por su deterioro”.
Por eso, apuntó, “es importante que la ciudad valore su patrimonio, porque si todos los edificios llegaran a los 14 pisos las calles serían una zanja. Se valora lo que se conoce y el patrimonio asociado al turismo es un muy buen negocio para las ciudades”.
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