La denuncia surgió de entidades
proteccionistas que vienen trabajando por condiciones apropiadas en los
negocios que se dedican a reproducir y vender distintas especies.
La Capital |
"Rosario y su zona están plagadas de
criaderos clandestinos, sin ninguna atención veterinaria, ni control de
parte de las autoridades, y con los animales en condiciones pésimas".
La denuncia surgió de entidades proteccionistas que vienen trabajando
por condiciones apropiadas en los negocios que se dedican a reproducir y
vender distintas especies, las que, aseguran, en su gran mayoría
trabajan por fuera de toda norma y control.
Lo que era un secreto a voces fue una
certeza cuando un grupo de proteccionistas salieron a buscar a los
perros que habían desaparecido del Criadero del Peloponeso, ubicado en
la localidad Alvear, que fuera allanado hace tiempo y de donde fueran
secuestrados 22 animales. El comercio, que tenía en su poder 150
ejemplares, fue clausurado por falta de habilitación y denunciado tanto
por violación de la ley Sarmiento como por contaminación.
Sin embargo, en pocos días se supo que
el resto de los perros había desaparecido del lugar. Veinte de ellos
fueron encontrados en una finca de San Lorenzo, pero del resto no se
sabía nada. Cuando las militantes de los derechos de los animales
salieron a buscarlos, recorrieron barrios y villas, y ahí constataron
cómo proliferaban los criaderos clandestinos por todas partes.
¿Dónde están? Inés
Espósito, Hanna Díaz Kelly y Micaela Rodríguez forman parte de la ONG
Huellitas Incondicionales, que trabajó fuertemente para lograr el
allanamiento del criadero de Alvear. Ahora quieren saber dónde están
los animales y lanzaron una verdadera cruzada contra los criaderos que
funcionan de manera irregular.
Es que la búsqueda las llevó a meterse
en distintos reductos de Rosario, donde detectaron una increíble
proliferación de estos negocios. "Fuimos a Villa Ludueña pensando que
ahí podían estar los perros del Peloponeso y nos encontrarmos conque
estaba plagado de criaderos. En el mismo barrio nos decían «ahí tenés
uno», «a la vuelta hay otro»", contaron.
El problema tiene varias aristas. Por
un lado, existe en muchas localidades un vacío normativo, y donde lo
hay, los controles son muy dificultosos, porque están desperdigados por
todas partes. Así lo reconoció la titular del Instituto Municipal de
Salud Animal (Imusa) Diana Bonifacio. La profesional explicó que los
criadores están inscriptos como tales en el Rosario Can Club, y que en
Rosario hay una ordenanza, la 7.445, que regula la actividad. "Ocurre
que en muchos casos, los animales que se venden en las veterinarias no
se crían en Rosario. Además, la ordenanza establece que el Imusa debería
realizar un registro y controlar estos comercios, pero nosotros somos
un lugar de contención animal y no damos abasto para todo", aclaró.
No hay comentarios:
Publicar un comentario