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jueves, 29 de diciembre de 2011

ROSARIO/Asaltan y retienen a propietarios en un edificio vecino al Concejo Municipal

Cinco ladrones ataron al portero e irrumpieron en dos departamentos de un predio exclusivo. En pleno atraco por un dato telefónico descubrieron que no era el lugar donde debían robar. Los delincuentes huyeron. Pedro, el portero, fue reducido ayer a las 8.15 por delincuentes que le pusieron un arma en el pecho.

Los ladrones retenían maniatado al encargado del edificio y esperaban instrucciones vía Nextel. De repente el aparato de comunicación, con la voz del ideólogo del golpe, escupió una pregunta. "¿Ya tienen al portero pelado?". El maleante dio un golpe de vista al hombre que tenía cautivo. "No...el portero no es pelado...", respondió, con voz espesa, uno de los los delincuentes. La frase, señal inequívoca de haber pifiado el objetivo, marcó el final del atraco que una gavilla dio ayer a las 8 de la mañana en un edificio de pisos exclusivos por calle 1º de Mayo a 70 metros del Concejo Municipal y el Monumento a la Bandera. Tras mantener retenidos a por lo menos a cuatro personas durante media hora, y ante la evidencia de haber errado el blanco, los ladrones se marcharon tras robar en dos departamentos, en ambos casos reteniendo a sus ocupantes, 250 dólares, celulares, una notebook y un puñado de pesos argentinos.
8.15 de la mañana. Pedro, un portero con 18 años de antigüedad en su trabajo en el edificio de 1º de Mayo al 868, terminaba de recoger la manguera con la que durante varios minutos había lavado la vereda. En ese momento, aprovechando que la puerta de ingreso al edificio estaba entreabierta, dos hombres ingresaron y a Pedro le pusieron una pistola 9 milímetros en el pecho. "Bajá la cabeza y no me mirés", dijo un muchacho que, aunque sereno, mantenía con firmeza el cañón de la 9 contra el pecho del portero dejando claro que no se trataba de un broma del Día de los Inocentes. A Pedro le ataron las manos atrás de la espalda con cinta de embalar y entonces comenzó un inusual golpe a metros del Palacio Vasallo y el Monumento, en el corazón de barrio Martin.
La irrupción. "Yo no los vi llegar. Lavé la vereda y estaba guardando las cosas cuando me pusieron una pistola en el pecho y me dijeron que mirara hacia abajo. Y yo les hice caso. Después me ataron las manos con cinta y me llevaron a la sala de máquinas. Me pedían las llaves de los departamentos. Y yo no las tengo", relató ayer a media mañana Pedro, quien hace 18 años trabaja en el edificio Primero de Mayo, ubicado en la calle homónima 868. El edificio de diez pisos exclusivos es de los más antiguos de la cuadra y en su azotea se asienta la cámara de TV que toma tiempo completo el lateral sobre calle Córdoba del Monumento. Una imagen habitual en varios noticieros de cable rosarinos.
El edificio de diez pisos está frente a la plaza de la Coronación y flanqueado por la Plaza Irak, En esa cuadra cinco ladrones armados fueron a robar en el último miércoles del año.
Con Pedro maniatado al edificio ingresaron otras tres personas, todas de entre 25 y 40 años, quienes actuaron a cara descubierta. Uno se quedó haciendo de campana en el ingreso y los otros se dividieron en dos grupos. Uno tomó a Pedro como escudo humano junto a otra vecina y se dirigieron al primer piso. Los otros aprovecharon la llegada de una empleada doméstica y se dirigieron hacia el octavo piso. En la primera planta le hicieron tocar la puerta a Pedro y cuando los vecinos del piso lo escucharon le abrieron con confianza
De ese departamento, en el que había un muchacho de 26 años desayunando y una mujer de 75 años, los maleantes se llevaron dólares, celulares y una notebook. "A mí me pegaron en la cabeza con el puño", relató la empleada a la que llevaron al octavo piso. Mismo procedimiento, cuando el dueño de casa de 61 años abrió la puerta, le quitaron una cifra indeterminada de pesos y una pulsera de oro. La comunicación por Nextel en la que el ideólogo del golpe preguntaba por "el portero pelado", marcó el final del atraco. Pedro tiene pelo corto y tupido. No es pelado.
Nadie vio entrar ni salir a los ladrones. "Yo estuve como todas las mañanas parado sobre 1º de Mayo vigilando el estacionamiento y no vi a nadie", explicó José, un agente de tránsito municipal. "Después vi al portero que estaba muy alterado y le pregunté qué le había pasado", indicó el inspector. A Pedro lo dejaron en la sala de máquinas. Cuando el empleado escuchó que los ladrones se habían marchado, salió corriendo y fue a pedir ayuda al portero del edificio en la esquina de Rioja. La policía llegó a los pocos minutos. Peinaron el edificio, pero ya no había nadie. Luego se concentraron en hallar alguna cámara de seguridad en las inmediaciones de 1º de Mayo al 800 que pudiera haber grabado en qué llegaron y cómo se fueron los ladrones.

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