Cinco ladrones ataron al portero
e irrumpieron en dos departamentos de un predio exclusivo. En pleno
atraco por un dato telefónico descubrieron que no era el lugar donde
debían robar. Los delincuentes huyeron. Pedro, el portero, fue reducido
ayer a las 8.15 por delincuentes que le pusieron un arma en el pecho.
Los ladrones retenían maniatado al
encargado del edificio y esperaban instrucciones vía Nextel. De repente
el aparato de comunicación, con la voz del ideólogo del golpe, escupió
una pregunta. "¿Ya tienen al portero pelado?". El maleante dio un golpe
de vista al hombre que tenía cautivo. "No...el portero no es pelado...",
respondió, con voz espesa, uno de los los delincuentes. La frase, señal
inequívoca de haber pifiado el objetivo, marcó el final del atraco que
una gavilla dio ayer a las 8 de la mañana en un edificio de pisos
exclusivos por calle 1º de Mayo a 70 metros del Concejo Municipal y el
Monumento a la Bandera. Tras mantener retenidos a por lo menos a cuatro
personas durante media hora, y ante la evidencia de haber errado el
blanco, los ladrones se marcharon tras robar en dos departamentos, en
ambos casos reteniendo a sus ocupantes, 250 dólares, celulares, una
notebook y un puñado de pesos argentinos.
8.15 de la mañana. Pedro, un portero con 18 años de
antigüedad en su trabajo en el edificio de 1º de Mayo al 868, terminaba
de recoger la manguera con la que durante varios minutos había lavado la
vereda. En ese momento, aprovechando que la puerta de ingreso al
edificio estaba entreabierta, dos hombres ingresaron y a Pedro le
pusieron una pistola 9 milímetros en el pecho. "Bajá la cabeza y no me
mirés", dijo un muchacho que, aunque sereno, mantenía con firmeza el
cañón de la 9 contra el pecho del portero dejando claro que no se
trataba de un broma del Día de los Inocentes. A Pedro le ataron las
manos atrás de la espalda con cinta de embalar y entonces comenzó un
inusual golpe a metros del Palacio Vasallo y el Monumento, en el corazón
de barrio Martin.
La irrupción. "Yo no los vi llegar.
Lavé la vereda y estaba guardando las cosas cuando me pusieron una
pistola en el pecho y me dijeron que mirara hacia abajo. Y yo les hice
caso. Después me ataron las manos con cinta y me llevaron a la sala de
máquinas. Me pedían las llaves de los departamentos. Y yo no las tengo",
relató ayer a media mañana Pedro, quien hace 18 años trabaja en el
edificio Primero de Mayo, ubicado en la calle homónima 868. El edificio
de diez pisos exclusivos es de los más antiguos de la cuadra y en su
azotea se asienta la cámara de TV que toma tiempo completo el lateral
sobre calle Córdoba del Monumento. Una imagen habitual en varios
noticieros de cable rosarinos.
El edificio de diez pisos está frente a la plaza de
la Coronación y flanqueado por la Plaza Irak, En esa cuadra cinco
ladrones armados fueron a robar en el último miércoles del año.
Con Pedro maniatado al edificio ingresaron otras tres
personas, todas de entre 25 y 40 años, quienes actuaron a cara
descubierta. Uno se quedó haciendo de campana en el ingreso y los otros
se dividieron en dos grupos. Uno tomó a Pedro como escudo humano junto a
otra vecina y se dirigieron al primer piso. Los otros aprovecharon la
llegada de una empleada doméstica y se dirigieron hacia el octavo piso.
En la primera planta le hicieron tocar la puerta a Pedro y cuando los
vecinos del piso lo escucharon le abrieron con confianza
De ese departamento, en el que había un muchacho de
26 años desayunando y una mujer de 75 años, los maleantes se llevaron
dólares, celulares y una notebook. "A mí me pegaron en la cabeza con el
puño", relató la empleada a la que llevaron al octavo piso. Mismo
procedimiento, cuando el dueño de casa de 61 años abrió la puerta, le
quitaron una cifra indeterminada de pesos y una pulsera de oro. La
comunicación por Nextel en la que el ideólogo del golpe preguntaba por
"el portero pelado", marcó el final del atraco. Pedro tiene pelo corto y
tupido. No es pelado.
Nadie vio entrar ni salir a los ladrones. "Yo estuve
como todas las mañanas parado sobre 1º de Mayo vigilando el
estacionamiento y no vi a nadie", explicó José, un agente de tránsito
municipal. "Después vi al portero que estaba muy alterado y le pregunté
qué le había pasado", indicó el inspector. A Pedro lo dejaron en la sala
de máquinas. Cuando el empleado escuchó que los ladrones se habían
marchado, salió corriendo y fue a pedir ayuda al portero del edificio en
la esquina de Rioja. La policía llegó a los pocos minutos. Peinaron el
edificio, pero ya no había nadie. Luego se concentraron en hallar alguna
cámara de seguridad en las inmediaciones de 1º de Mayo al 800 que
pudiera haber grabado en qué llegaron y cómo se fueron los ladrones.
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