Una psicóloga explicó cómo decirle a la sobreviviente del choque en Brasil que falleció toda su familia. “A mucha gente le lleva años abordar la comprensión de lo que pasó”, precisó.
“Lo que se recomienda en situaciones traumáticas es vivir la muerte del otro. Transitar ese proceso con plena conciencia y con el dolor que sea necesario”, expresó la psicóloga Alejandra Rigalli tras el accidente que una familia santafesina sufrió en una ruta de Brasil, donde murieron los padres y tres hijos y sólo sobrevivió una adolescente de 16 años.
La tragedia disparó preguntas dolorosas, desde cómo comunicar semejante noticia a los seres queridos hasta cómo se puede afrontar la muerte violenta, inesperada, de todo un grupo familiar. La profesional, que trabaja en asistencia al duelo, brinda aquí algunas claves para responderlas.
“Hay algunas cuestiones que siempre se deben tener en cuenta en lo que se denomina la notificación de mala noticia. Lo primero es hacer un diagnóstico de la situación. No es lo mismo hablar con una criatura, un adolescente o un adulto, ni si se trata de un hijo o un primo”, explicó la psicóloga del servicio de asistencia primaria del duelo de una cochería, quien además trabaja en la coordinación operativa del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai).
Ese momento de diagnóstico, señaló, debe ser siempre afrontado por un equipo de profesionales integrado por médicos, psicólogos y trabajadores sociales.
En un primer paso es necesario definir la estructura psíquica de la persona para resolver el mejor modo de comunicarse o definir quién es el familiar cercano más apropiado para transmitir la noticia de la muerte.
“Lo ideal es que el equipo tenga muy claro el diagnóstico y defina una estrategia para cada caso puntual. No es lo mismo si la persona está hospitalizada o está en la casa. Es el equipo el que tiene que administrar la escena”, señaló.
A partir de ese momento, indicó, se debe trabajar en “el registro de la realidad”, es decir, en que el paciente pueda aceptar una noticia fuerte e inesperada que en un primer momento tiende a negarse.
“Parece simple, pero es algo difícil de lograr y lleva un tiempo. Sigmund Freud decía que vivimos como si nunca nos fuéramos a morir. Cuando esto ocurre es una sorpresa tremenda, inesperada, y la primera defensa es la negación de la realidad. A mucha gente le lleva años abordar la comprensión de lo que pasó”, precisó Rigalli.
A partir de ese momento, la etapa posterior consiste en elaborar estrategias para la prevención del trauma. “Estas estrategias tienen que ver con el manejo de lo emocional. El momento para llorar es éste y por eso se organiza a la familia para transitarlo con la menor tensión psíquica posible. Éste es el momento de desesperarse y expresar las emociones”, indicó.
Es estos casos traumáticos, según la profesional, lo que se recomienda es “vivir la muerte del otro. Transitar ese proceso con plena conciencia y el dolor que sea necesario. Después viene la organización de la despedida. Los rituales van cambiando pero son necesarios en nuestra cultura. Los duelos normales duran seis meses, en situaciones traumáticas pueden llevar más tiempo”.
Es que, para Rigalli, en esta etapa se trata de aceptar que “de ahí en más la vida es otra y cambió para siempre. Se quebró la cadena de significantes: si tengo un hijo pienso que va a ir a la escuela, luego a la facultad y algún día voy a tener nietos. Si ese hijo muere en un accidente, se rompe la cadena. Nunca me va a dejar de doler, pero tengo que ser capaz de armar otra cadena porque si no el duelo se vuelve patológico”.
En este punto, señaló que la capacidad de recuperación depende de las características de cada sujeto: “Depende de la resiliencia de la persona, que es la capacidad de atravesar una situación difícil y salir fortalecido”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario