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sábado, 31 de diciembre de 2011

Hermes Binner criticó al gobierno y se quejó de algunos silencios de la Corte

El ex gobernador santafesino dijo que todas las instituciones están hoy "desdibujadas". Admitió que en 2013 sería candidato a diputado nacional y confirmó que será asesor del Gobernador Bonfatti.

Hermes Binner llega a la entrevista despojado de cargos y también del ropaje típico que utilizaba en su tiempo reciente de gobernador de la provincia. Sin saco ni corbata, el ex gobernador se muestra relajado pero activo, como si no le diese la mínima chance a alejarse de la política por más de un par de horas. En su nuevo rol de opositor más votado, Binner critica al gobierno nacional y —por primera vez— ensaya objeciones hacia la Corte suprema de Justicia de la Nación. También avala la posibilidad de que en 2013 sea candidato a diputado nacional por la provincia de Santa Fe.
¿Cómo lo toma la salida del poder?
Bien, la verdad que bien. Todo lo que empieza, un día se termina. Estoy con mucha satisfacción porque revisando el programa observo que la mayoría de las propuestas están en marcha o realizadas. Me produce mucha satisfacción la visualización que hoy tiene Santa Fe en el concierto de las provincias, hay un cambio cualitativo y cuantitativo extraordinario. Hoy somos la segunda provincia argentina, por producto geográfico, tenemos dos puntos más que Córdoba.
¿Y cuando mira atrás que cosas cree haber dejado pendientes?
Como materia pendiente indudablemente está el tema de la vivienda en la provincia de Santa Fe. No tenemos un banco que respalde un crédito a 20 años. tenemos crédito para comprar automóviles pero no para la vivienda. Me parece acertada la medida que tomó Bonfatti de generar una Secretaría del Hábitat para concentrar todos los elementos que se pueden encontrar para solucionar ese tema.
¿Por qué tomó la decisión de ser asesor de Bonfatti?
Me lo pidieron. Primero me lo pidió Capiello, para que lo asesore en Salud, y luego Bonfatti. Me comprometí a asesorarlo respecto a los vínculos que tengo en Buenos Aires y en otros país por la tarea que cumplí en la Municipalidad y en la provincia. La condición que puse es no percibir sueldo.
¿Va a donar su sueldo?
La mitad al Hospital de Niños Víctor J. Vilela y la otra mitad al Hospital de Niños de la ciudad de Santa Fe.
¿No cree que el hecho de que usted sea nombrado asesor aparece como un síntoma de debilidad del actual gobierno?
No, porque el gobernador es Bonfatti. Voy a ayudar a la provincia de Santa Fe. Sí me parecería éticamente incorrecto percibir un sueldo.
Otros sostienen que usted se aburre y quiere seguir con la adrenalina alta.
(Se ríe). No, en absoluto. Si algo no estoy es aburrido. Estoy trabajando en el Cemupro y en la consolidación de foros y seminarios que se van a hacer el que viene para avanzar el Frente Amplio Progresista. Esto lleva tiempo. Seguimos recolectando opiniones muy valiosas para seguir construyendo este ámbito de participación.
Logró instalar a Bonfatti en la primaria, retener la provincia en manos del Frente Progresista y ser el opositor más votado en las elecciones nacionales. ¿Cuáles son sus objetivos inmediatos?
Todo partido o frente de partidos quiere ser gobierno. Ahora estamos apoyando todas las leyes que creemos positivas para la Nación y presentando alternativas en todo aquello que no compartimos con el gobierno nacional. Hicimos un seminario durante 3 días para 93 concejales electos en todo el país que no tienen experiencia de gobierno. Ahí aprendieron a analizar un presupuesto, cómo implementar políticas sociales, entre otros puntos. Todo eso sirve para mejorar la vida de los argentinos. Y en la parte ejecutiva, en Rosario y Santa Fe, se avanza con políticas muy claras.
¿Será candidato a diputado nacional en 2013?
Claro que puedo serlo. Todavía no hablé de eso, pero mi propuesta es que estas elecciones de mitad de mandato son muy importantes para promover un avance legislativo.
¿Se imagina compitiendo contra María Eugenia Bielsa, Del Sel y Rossi en esos comicios de 2013?
Tenemos que pensar en lo nuestro. Mi objetivo es ganar las elecciones de 2013.
¿El problema más severo que tiene el país en estos momentos es la ausencia de una oposición fuerte?
El más grave problema que tiene el país es la falta de institucionalidad. Todas las instituciones están hoy desdibujadas, y esto no es bueno para la democracia. Hay síntomas que, al decir de Norberto Bobbio, están hablando de los males de la democracia.
¿Y en qué se refleja?
Por ejemplo en que la Corte Suprema de Justicia de la Nación emite una orden y no se cumple. Por lo de Santa Fe o por lo del nombramiento de un fiscal en Santa Cruz... La Corte ordena limpiar el Riachuelo, pero falta el proceso social destinado a que se limpie toda esa región, que se ordene territorialmente, que se provea de vivienda, servicios sanitarios. No se trata solamente del hecho físico del riachuelo. Hay ejemplos en el mundo, como fue lo del Támesis. En eso está entretenida la Corte Suprema y, mientras tanto, no dice nada de muchos hechos sobre los que debería dar definiciones. Por eso en el Congreso, si tenemos mayoría es una cosa y si no la tenemos es otra.
¿Cómo es eso?
Si el gobierno tiene mayoría aprueba las leyes a libro cerrado, como pasó con la ley de presupuesto; y si tiene minoría saca todo por Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU). Acá hay un hecho sin antecedentes que es la prórroga del presupuesto 2010. Estamos terminando en Argentina un año con presupuesto prorrogado. La falta de institucionalidad incide en la confianza de la gente, y esa confianza es necesario tenerla para que la sociedad funcione.
¿Y qué opina de la traumática relación entre la CGT y la presidenta?
Estamos en lo mismo, no me imagino un gobierno que ignore a la CGT, por eso durante la campaña presidencial visite ese lugar, como fui a la UIA y a otras instituciones. No se puede pensar el país ignorando a una de las partes del sector productivo. Tampoco se pueden mandar mensajes en el acto de asunción del gobierno. El gobierno debe convocar, llamar a las partes, decir: "Bueno, vamos a reunirnos". Hay inflación y el Indec miente. Todo esto habla de debilidad institucional.
La sensación que apareció en el momento en que se anunció la enfermedad de la presidenta es que todo depende de una persona.
Totalmente. Por una lado deseamos la recuperación de la presidenta, todos los argentinos. La enfermedad de una presidenta siempre genera intranquilidad, pero comparemos con Brasil, donde se le da credibilidad al mensaje cuando se dice que Dilma Rousseff tiene tal enfermedad y es candidata. Y lo sigue siendo, y se cura y es electa por la gente. Nosotros tenemos un cierto grado de incredulidad que nos perjudica como país. Le envié una nota a la presidenta.

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