La madre de un jugador de baby
fútbol fue indagada y quedó imputada del delito de "incitación a la
violencia", al ser señalada por numerosos testigos como la persona que
inició una batahola tras un partido de esa división disputado en
noviembre pasado.
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El incidente terminó con una persona herida
de bala, que permanece internada en grave estado. Hasta el momento,
todos sindican como autor de los disparos el técnico de uno de los
equipos, que está detenido bajo la acusación de "lesiones gravísimas".
El hecho por el cual se acusó a una mujer de 32 años
haber originado una batalla campal entre padres, técnicos y pequeños
futbolistas de 12 años ocurrió el martes 22 de noviembre, tras un
partido final que enfrentó a las categorías 1999 de Santa Teresita y
Deportivo en la cancha del Club Dorrego (Moreno y Olegario Víctor
Andrade).
El partido terminó 1 a 1, sin incidentes, y resultó campeón Santa Teresita en la definición desde el punto penal.
Pero mientras los ganadores festejaban, un nene de 12
años que había perdido trató de llegar al otro grupo para agredir a sus
rivales, según consta en el parte policial de la comisaría 21ª, que
recogió el relatos de los testigos.
En pocos segundos. Los padres del
grupo perdedor intentaron contener al chico, pero éste salió encaró
raudamente a los familiares de los ganadores y comenzaron los insultos.
Ese habría sido el comienzo de una gresca sin control, con golpes,
sillas al aire y corridas.
En medio de la batalla campal se escucharon
detonaciones de arma de fuego. Según los testigos, cuando la tensión
comenzaba a menguar, el técnico del equipo subcampeón regresó con un
arma en la mano y disparó. Fueron tres estruendos.
Uno de los proyectiles hirió en el abdomen a Daniel Adler, de 41 años, tío de un nene del equipo subcampeón.
La bala lo atravesó y le provocó una gravísima
lesión. Adler fue trasladado al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez
(Heca), donde le extirparon un riñón. En la actualidad, sigue internado
con pronóstico reservado.
En el marco de la causa judicial abierta para
investigar el hecho, el juez de Instrucción Nº 9, Javier Beltramone,
dispuso la detención y la imputación del delito de "lesiones gravísimas"
al técnico del equipo perdedor, quien fue identificado como Carlos
Alberto C., de 35 años. Le endilgan ser el portador del arma de fuego y
el autor de los disparos.
Pero la causa no se detuvo sólo en el accionar del
entrenador ya que continuó acumulando pruebas con el objetivo de
reconstruir el hecho.
Clave. Uno de los relatos fue
contundente respecto de que todo comenzó cuando la madre de un jugador
del club perdedor le pegó una cachetada al arquero del equipo campeón.
Esa mujer fue identificada y ayer prestó declaración
indagatoria en Tribunales, donde se le comunicó que quedó imputada del
delito de "incitación a la violencia".
Si bien negó los hechos y sigue en libertad, se le
impuso como restricción la prohibición de asistir a cualquier partido de
fútbol que enfrente a ambas instituciones.
Además, se tratará de establecer si otras personas
también tuvieron actitudes extremadamente temerarias para un encuentro
deportivo y portaron armas al momento de los incidentes.
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