Un centenar de personas que acampan en la plaza Pringles se movilizaron hasta la sede local del ministerio nacional, en San Lorenzo al 1000, para reclamar por planes Argentina Trabaja. Como no obtuvieron respuestas, tiraron piedras.
Varios heridos, vidrieras y lunetas de coches destrozados fueron el saldo de un grave enfrentamiento protagonizado ayer entre un centenar de manifestantes de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) y la policía frente a la sede local del Ministerio de Desarrollo Social en San Lorenzo al 1000. La batahola se desató luego que los manifestantes, que están realizando un acampe en Plaza Pringles, no obtuvieran las respuestas esperadas del delegado de la repartición nacional, Hugo Burgués, quien los había convocado a una reunión en relación al reclamo de la organización social por los planes del programa Argentina Trabaja. "Nosotros venimos a plantear que se haga una reunión, y nos esperan con un vallado y la Guardia de Infantería. En un momento, las personas presionaron para retirar las vallas y apareció el funcionario para decirnos que no tenía nada, y ahí se puso más áspero el asunto", relató a Rosario/12 el referente de la CCC, Eduardo Delmonte. Por su parte, Burgués señaló que "la policía trató de preservar el edificio porque los manifestantes lo querían tomar". La cuadra quedó arrasada. En pocos minutos, pasado el mediodía, se produjeron dos enfrentamientos entre los manifestantes y la policía. El primero fue el más prolongado. Once policías, según consignó el secretario de Seguridad provincial Horacio Ghirardi; y unos 30 manifestantes resultaron heridas por los piedrazos y las balas de goma. También se produjeron varios destrozos; tanto en el local de Desarrollo Social, como en un automóvil Corsa de color gris que terminó con la luneta hecha añicos. Los vecinos de la cuadra, en tanto, observaban expectantes desde los edificios linderos. Mientras los uniformados retiraban a algunos oficiales heridos; en el lugar, una señora que se encontraba en el grupo de manifestantes sufrió una descompensación y fue trasladada por otros compañeros que la subieron a una camioneta y se la llevaron ante la desesperación de las manifestantes que pedían a los gritos una ambulancia. Unos metros más adelante, Delmonte conversaba con el jefe del operativo, el comisario inspector Hernán Brest para tratar de calmar los ánimos. "Venimos reclamando una reunión para que los planes Argentina Trabaja vengan a Santa Fe de una vez por todas; les pedimos una solución concreta, mil puestos de trabajo. El funcionario, que ya tiene los pedidos, no nos da respuestas y la gente ya está cansada de ver cómo están llegando cosas en los barrios, pero con un criterio totalmente discriminatorio", señaló el referente de la CCC, mientras mostraba las heridas producidas por las balas de goma en su pierna derecha. Otra manifestante, Eva Cáceres, presentaba heridas en la espalda, el codo, y el pie, mientras intentaba localizar a su hija. "Nos da bronca porque hoy (por ayer) empezaban los chicos la escuela, y no tenemos con qué mandarlos", precisó Cáceres, quien responsabilizó de la situación a la presidenta Fernández de Kirchner y a los funcionarios locales. Si bien la situación parecía controlada, la policía decidió avanzar sobre los manifestantes con la intención de correrlos hacia la intersección de San Lorenzo y San Martín. Nuevamente volaron piedras, baldosas y balas de goma, ante la mirada atónita de una veintena de testigos que buscaban un lugar más seguro para protegerse. "Nunca vimos tanta violencia, fueron 15 minutos en que todo parecía tierra de nadie", relató José, el portero del edificio que está al lado de la repartición. De a poco, los trabajadores de la repartición comenzaron a salir a la calle, visiblemente conmocionados. Alicia Escudero, delegada de Pensiones de ATE, indicó a este diario que luego de pactarse una reunión el pasado viernes, "quedaron en encontrarse hoy (por ayer) con el articulador. El salió, los atendió en la calle, y como no hubo ningún acuerdo se desataron lamentablemente estas cuestiones, y los que trabajamos acá todo el año tenemos que sufrir estas consecuencias. No es agradable ver cómo se reprime a la gente, y cómo se rompen los lugares donde trabajamos". Brest señaló que los manifestantes "tenían la intención de ganar espacio dentro del local arrojando piedras; eso se impidió, a pesar de que había un vallado. Después bajó un directivo a hablar con ellos, y como no llegaron a un acuerdo, se pusieron bastante nerviosos y tuve que disolver porque se pusieron demasiado violentos". El responsable del operativo agregó que dispusieron de 50 efectivos para controlar a los 150 manifestantes que estaban en la zona. En declaraciones radiales, Burgués indicó que mientras estaban tratando de realizar una reunión con los demás organismos estatales, tanto provinciales como municipales, para tratar una serie de demandas que "no eran de cumplimiento posible, la situación en ese momento comenzó a desmadrarse, y bueno, la verdad que también tuve que salir".
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