La Asociación Cultural Israelita I.L. Peretz criticó la elección del nuevo jefe de la URI, ya que cuenta con una denuncia por discriminación y antisemitismo que quedó archivada.
Diario UNO |
La reciente designación del nuevo jefe de la Unidad Regional I de Policía, Juan Pablo Garro, implicará otro fuerte dolor de cabeza para la gestión provincial. El comisario fue acusado de discriminación y antisemitismo en 2006, y si bien el caso se archivó en la Justicia hay entidades judías que reclaman una respuesta política contundente por parte del gobierno. El hecho denunciado –la década pasada– cobró notoriedad nacional.
En septiembre de 2006, un policía denunció que el “subcomisario Garro” lo denigraba con frases como “negro de mierda”, “los negros son fusibles” y “si Hitler hubiese estado acá tu familia no hubiese estado hoy”. Todos los insultos estaban referidos al color de piel del miembro de la fuerza de seguridad y a la religión judía de su esposa. Un año después de ese episodio, la Justicia santafesina no encontró elementos suficientes para procesar por discriminación al exjefe del GOE.
Con esos antecedentes, y la asunción de Garro promovida por la cúpula policial, la Asociación Cultural Israelita Argentina I.L. Peretz expresó “su profunda preocupación ante la designación de este funcionario al frente de la Unidad Regional I de la Policía de Santa Fe. Nuestro interés es que funcionarios que cumplen tareas tan delicadas y que tienen que ver con la seguridad colectiva sean intachables desde todo punto de vista”, advirtieron.
El policía que denunció al comisario Garro, que por razones de seguridad se lo conoce como Javier O., había criticado el pase al archivo de la causa y apuntó contra miembros de la Justicia provincial. En diálogo con Diario UNO, llegó a decir que la causa tuvo un mal inicio porque el magistrado (Jorge Patrizzi) entendió que el delito era de instancia privada y eligió la figura “de injurias y calumnias calificadas” para tramitar el expediente.
Otro elemento que le llamó la atención fue la celeridad con la que la Justicia santafesina entendió en el caso y lo pasó a archivo, ya que todo comenzó en septiembre de 2006, declaró en diciembre de ese año, en enero de 2007 hubo feria judicial y en febrero las acusaciones, testimonios y pruebas pasaron a dormir en los cajones de los tribunales provinciales. “Entre todos los testigos que tuvieron que ir a declarar, solo un policía lo hizo a favor mío, pero después no se ganó muchas simpatías dentro de la fuerza”, había afirmado Javier O.
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