Un trágico accidente que
protagonizó ayer un colectivo que venía hacia Rosario desde la feria La
Salada, y en el que falleció una persona y otra se encuentra en terapia
intensiva, dejó al desnudo una movida inusual hacia el mercado de
indumentaria más grande de Latinoamérica, ubicado en Lomas de Zamora
(Buenos Aires). Hacia ese destino parte por día una docena de micros
desde la Terminal de Omnibus Mariano Moreno. Los tours son integrados en
su mayoría por comerciantes, que se abastecen de mercadería en la feria
y luego venden los productos en esta ciudad.
.La Capital |
El accidente se registró durante la
madrugada, cerca de las 4.30 de la mañana, en el kilómetro 206 de la
autopista a Capital Federal, a la altura de Ramallo. En el ómnibus
viajaban 28 personas que regresaban a Rosario de un viaje de compras en
la feria de Lomas de Zamora. "Es un colectivo que lleva años haciendo
ese servicio", indicaron fuentes policiales.
El choque se produjo sobre el carril
sur-norte de la autopista entre un micro de la firma Monticas y un
camión con acoplado que circulaba cargado con cueros. "Tanto los
choferes del colectivo como del camión estaban en estado de shock y no
pudieron relatar qué fue lo que sucedió", indicaron los rescatistas.
La víctima fatal fue identificada como
Raúl Alliegro, un rosarino de 43 años que viajaba en el micro. "Falleció
por las fuertes lesiones que sufrió, ya que salió despedido del
colectivo". Entre los lesionados, se contaron además dos mujeres y un
hombre. Se trata de Marcelo Viurich, Marina Alejandra Sale y Paola
Garófalo; esta última, por su delicado estado de salud con traumatismos
tras el accidente, fue derivada al hospital San Felipe de San Nicolás y
anoche se encontraba en terapia intensiva.
"Las mujeres habían quedado atrapadas
en la parte inferior y tuvimos que sacarlas", explicaron desde el
cuartel de Bomberos de Villa Ramallo, mientras que el resto del pasaje
pudo salir por sus propios medios del vehículo y no sufrió más que
algunos golpes.
Tour de compras. El
accidente dejó al desnudo la inusual movida de rosarinos que a diario
viajan a la feria más grande de Latinoamérica. "Entre diez y doce
colectivos salen todos los días desde la terminal a La Salada", señaló
el presidente de la empresa del Estado municipal que administra la
estación, Orlando Debiasi.
El funcionario aclaró que "no se trata
de servicios regulares de línea, sino de empresas de turismo que
contratan unidades y salen desde la terminal, que es lo que
corresponde".
Debiasi subrayó que "al menos esos son
los servicios que se prestan desde la terminal", aunque no descartó que
haya otros que inicien el viaje en distintos puntos de la ciudad. Y si
bien afirmó que "la cantidad de micros varía de acuerdo a los días",
señaló que "habitualmente salen con muchos pasajeros".
La oferta de estos servicios de tour de
compras para comerciantes mayoristas y minoristas también se encuentran
en internet y pueden incluir no sólo la visita a La Salada, sino
también a Once y Flores, dos de las principales zonas comerciales de
Buenos Aires.
En el caso de La Salada, hay empresas
que brindan servicio tres veces por semana, incluso salen los sábados
por la noche para estar el domingo en la feria, permanecen allí un
promedio de cinco horas y tienen un costo de unos 200 pesos.
La feria se volvió tan popular que la
enciclopedia virtual Wikipedia le dedica varios párrafos. Allí puede
leerse que los orígenes de la feria datan de 1991, cuando un grupo de
personas, muchos de ellos de origen boliviano, se instaló en la
localidad lomense de Ingeniero Budge en unos terrenos que en tiempos de
Juan Perón estaban acondicionados como balnearios.
Cambios. En un
principio montaron sus propios puestos rudimentarios y vendían distintos
tipos de productos, ya sean confeccionados por ellos o importados.
Cuando comenzaron a crecer reunieron a sus familias, y luego
establecieron una sociedad: Urkupiña SA, que luego se dividió en
Cooperativa Ocean y Punta Mogotes SA.
Con el avance de la década de los 90
también comenzaron a venderse productos traídos sobre todo de Paraguay.
Esto se explica debido a la política monetaria, ya que la diferencia
cambiaria permitía adquirir productos en el país vecino a precios
realmente bajos, y venderlos en Argentina dejaba buenas ganancias. El
crecimiento fue lento pero constante y uno de los grandes saltos se dio
sobre todo a finales del 2001 y el 2002, cuando miles de personas
quedaron sin trabajo y el informalismo se tornó una situación económica
atrayente y necesaria.
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