Tras conocerse datos de la
Unesco que indican que la mitad de los estudiantes no termina el
secundario a tiempo, los educadores analizaron cuáles son los problemas
del sistema actual.
La repitencia es uno de los problemas más importantes que debe
enfrentar la escuela en la Argentina. Estudios recientes difundidos por
la Unesco (Oficina de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y
la Cultura, por sus siglas en inglés) indican que la mitad de los
adolescentes no logra terminar la secundaria en el tiempo previsto. A
nivel provincial, la ministra de Educación, Letizia Mengarelli,
reconoció que esas cifras están dentro del promedio en Santa Fe. Diario
UNO consultó a directores de escuela para conocer su opinión sobre este
tema y ver qué alternativas pueden ponerse en debate para repensar la
escuela media hoy.
Mengarelli realizó declaraciones durante la semana pasada en las que reconoció que aproximadamente el 50 por ciento de los estudiantes secundarios de la provincia no logran completar el nivel en cinco años. Al momento de explicar las razones de ese fracaso recordó que la ley de educación nacional –donde se establece la obligatoriedad del nivel medio– tiene apenas cinco años y que es un lapso muy corto para lograr cambios significativos. En ese sentido, mencionó que la obligatoriedad de la escuela primaria lleva más de 130 años de vigencia.
Asimismo, directivos de distintas escuelas reconocieron que existen problemas de repitencia y desgranamiento aunque reconocieron que es muy difícil evitarlo y que se debe pensar en otro esquema de escuela para poder lograrlo.
Tiempos y porcentajes
Las cifras que se conocieron a nivel nacional son alarmantes. Según la Unesco, en la Argentina, sólo egresa de la escuela media en cinco años el 43 por ciento de los alumnos. Con ese porcentaje, el país es superado por Perú y de Chile (70 por ciento), Colombia (64 por ciento) y Bolivia (57 por ciento).
La ministra de Educación de la provincia dijo que, de todas maneras, la tendencia es alentadora en función del poco tiempo que ha transcurrido desde que se sancionó la nueva normativa.
Además remarcó que la repitencia en la secundaria santafesina alcanza el 16 por ciento. Por lo que no la señaló como la única causa de esa demora en la graduación sino que también existen factores que se vinculan con las características propias de cada zona, con las migraciones y con las realidades económicas de las familias.
Por eso apuntó a la promoción de cambios culturales que reivindiquen el lugar de la institución educativa y al acompañamiento que desde las escuelas se pueda realizar de la población en riesgo para retenerlos en las aulas. Al respecto destacó el incremento de la matrícula que se da año a año en la inscripción a primer año del secundario.
La mirada desde las escuelas
Esta época es muy particular en las escuelas santafesinas porque se reinician las actividades escolares y en las secundarias se abren las mesas de exámenes para los alumnos que tienen materias previas. En ese sentido, es importante tener en cuenta que tanto docentes como profesores particulares (que brindan apoyo para preparar las asignaturas) destacan la apatía de los adolescentes y, en general, la falta de preocupación de los jóvenes por superar esas instancias. Una situación que muchas veces repercute en la posibilidad de egreso del alumnado.
En relación con los datos de la Unesco y la confirmación de la titular de la cartera educativa sobre la realidad provincial, Liliana Galoppe –directora de la escuela Juana del Pino– reconoció que “hay deserción, repitencia y chicos que terminan de cursar a tiempo pero no se reciben porque no rinden todas las materias pero me parece mucho que el 50 por ciento no llegue a terminar a tiempo el nivel secundario”.
Y, en ese sentido, sostuvo que los exámenes de julio son una muestra de la situación que se vive desde hace años en las instituciones educativas donde los estudiantes no se preocupan por rendir. Sobre la instancia de evaluaciones previas que comenzará la semana próxima –para quienes rindieron mal en diciembre y marzo y deben aprobar para poder pasar de curso– manifestó que “no son tantos los que se inscriben pero sí tenemos muchos a los que anotamos automáticamente porque están cursando todavía en la escuela”.
Otro punto de vista
El complejo educativo La Cecilia –una escuela de gestión privada– plantea otra concepción de la manera de enseñar y aprender que plantea otras posibilidades para el estudiantado. El establecimiento promueve que cada estudiante elija las materias que desea cursar a partir de sus intereses y promueve que se tome conocimiento de las distintas opciones que existen. Hace mucho hincapié en las características de cada alumno y respeta los tiempos de aprendizaje y maduración que requiere. Se trata de un sistema no gradual que ofrece las mismas materias que las demás instituciones pero, además, permite entrar en contacto con asignaturas extras que no se encuentran en el plan de estudios provincial.
Teniendo en cuenta esa experiencia, el director Ginés del Castillo, en diálogo con Diario UNO, analizó el resultado que el sistema formal ha dado y estos resultados que alertan sobre lo que sucede en las escuelas medias de todo el país.
“Nosotros pensamos que aún hoy siendo la escuela secundaria obligatoria, esa obligatoriedad tendría que pasar porque los chicos estén hasta los 18 años en la escuela pero no se puede obligar a que todos aprendan lo mismo porque no todos pueden hacerlo ni van a querer hacerlo. Hay quienes se van a querer dedicar a la música o a otras disciplinas pero todos tienen que pasar por las mismas materias y tener un rendimiento parejo. Lo que logran con eso es hacerlo fracasar con su vocación. Por ejemplo, si un chico quiere ser músico pero no puede terminar la escuela por matemática y eso le puede frustar su carrera porque no puede acceder a la universidad”, explicó el educador.
Y siguió: “En otros países las cosas son distintas. En Inglaterra, para ingresar a la universidad, uno rinde un examen pero esa evaluación es específica del área que va a estudiar. Uno no va a rendir ciencias para estudiar arte. Pero acá la escuela se vuelve algo frustrante para los chicos ya que las materias claves son lengua, matemática y ciencias. Por eso el chico que no está orientado a eso muchas veces termina abandonando su interés de seguir una carrera porque se ve frustrado y no puede terminar el secundario por materias que no están vinculadas a lo que va a hacer cuando si se recibiera”.
Consultado sobre si la posibilidad de contar con ciclos orientados en el secundario –que son las especialidades que se ofrecen en los últimos tres años y que se estarán debatiendo el miércoles en todas las escuelas– el director señaló: “No creo que ésa sea la respuesta. Nosotros, cuando se creó el polimodal, planteamos la posibilidad de un multimodal pero nadie nos escuchó. Nosotros pensamos que a los 15 años el chico todavía no está preparado para definir su vocación y, menos aún, si no se le dio la posibilidad de probar todo. Entonces creemos que la escuela secundaria debería ser un campo de ensayo de los chicos donde ellos pudieran probar distintas cosas. Entonces más que un ciclo orientado, tendría que ser una propuesta mucho más amplia donde tuvieran todas las ofertas para que ellos las pudieran probar”.
Pero para eso indicó que tiene que haber materias que el chico pueda no tomar. “Le podemos decir que tomen 10 materias pero que las elijan ellos. No que nosotros se las impongamos. A los 15 todavía no saben qué van a hacer y hay materias que ni conocen. Entonces el ciclo orientado está equivocado igual que el polimodal. Nosotros queremos dar una escuela que ofrezca muchas posibilidades pero que el chico pueda pasar e ir probando para decidir qué le interesa y qué no”, marcó.
Un gran problema
Por otro lado, Del Castillo se refirió al problema de la repitencia y destacó que es necesario que la institución educativa modifique la manera en la que se trabaja con la diversidad que existe en las aulas. Además cuestionó que existe la posibilidad de repetir todo el año por no haber aprobado tres materias y se refirió al impacto negativo que esas experiencias tienen en los adolescentes.
“La repitencia es algo totalmente irracional. Lo único que logra es mostrar que las instituciones no pueden trabajar con grupos heterogéneos, necesitan grupos homogéneos, que todos vayan parejitos. Pero ésa es una debilidad de la institución, no del alumnado”, manifestó.
Y agregó: “Si el chico en lugar de estar en una escuela secundaria estuviera en la universidad no repetiría todas las materias, sólo le quedaría pendiente la materia que no rindió. Pero en la secundaria por tres materias repite 11 y eso es muy frustrante e irracional. De todas maneras, estamos tan acostumbrados a eso, que no lo vemos”.
Al respecto enunció que “la repitencia es la incapacidad de las instituciones escolares de trabajar con grupos heterogéneos, donde todos los chicos están en distintos niveles. Entonces buscan formar grupos en los que todos estén a la par pero eso no tiene que ver con la realidad de la gente. Todos somos diferentes y marchamos a velocidades distintas”.
También, sobre la tarea que se realiza en La Cecilia, diferenció que en el establecimiento que dirige se intenta construir una escuela flexible que respeta los ritmos de cada alumno y lo acompaña durante los cinco años. “Entonces nos planteamos que en ese lapso aprenda todo lo que pueda, conozca todas las variantes posibles y que aproveche todo. No podemos detenerlo indefinidamente. Es como si, cuando existía el servicio militar obligatorio, uno lo hubiera tenido que realizar hasta que fuera un buen soldado. Cuando en realidad era un año para hacerlo y listo, más allá de que unos hayan sido mejores y otros peores”, ejemplificó el director.
Y concluyó: “Yo entiendo que el sistema actual tiene una parte social que busca mantener a los jóvenes dentro de las instituciones escolares. Ése es un tema que tiene un aspecto positivo, bien intencionado y tiene otro aspecto que quizás sea más dudoso y que es tener controlado a la juventud. Como la juventud es el factor de cambio, las escuelas tratan de reproducir la cultura en los jóvenes”.
Mengarelli realizó declaraciones durante la semana pasada en las que reconoció que aproximadamente el 50 por ciento de los estudiantes secundarios de la provincia no logran completar el nivel en cinco años. Al momento de explicar las razones de ese fracaso recordó que la ley de educación nacional –donde se establece la obligatoriedad del nivel medio– tiene apenas cinco años y que es un lapso muy corto para lograr cambios significativos. En ese sentido, mencionó que la obligatoriedad de la escuela primaria lleva más de 130 años de vigencia.
Asimismo, directivos de distintas escuelas reconocieron que existen problemas de repitencia y desgranamiento aunque reconocieron que es muy difícil evitarlo y que se debe pensar en otro esquema de escuela para poder lograrlo.
Tiempos y porcentajes
Las cifras que se conocieron a nivel nacional son alarmantes. Según la Unesco, en la Argentina, sólo egresa de la escuela media en cinco años el 43 por ciento de los alumnos. Con ese porcentaje, el país es superado por Perú y de Chile (70 por ciento), Colombia (64 por ciento) y Bolivia (57 por ciento).
La ministra de Educación de la provincia dijo que, de todas maneras, la tendencia es alentadora en función del poco tiempo que ha transcurrido desde que se sancionó la nueva normativa.
Además remarcó que la repitencia en la secundaria santafesina alcanza el 16 por ciento. Por lo que no la señaló como la única causa de esa demora en la graduación sino que también existen factores que se vinculan con las características propias de cada zona, con las migraciones y con las realidades económicas de las familias.
Por eso apuntó a la promoción de cambios culturales que reivindiquen el lugar de la institución educativa y al acompañamiento que desde las escuelas se pueda realizar de la población en riesgo para retenerlos en las aulas. Al respecto destacó el incremento de la matrícula que se da año a año en la inscripción a primer año del secundario.
La mirada desde las escuelas
Esta época es muy particular en las escuelas santafesinas porque se reinician las actividades escolares y en las secundarias se abren las mesas de exámenes para los alumnos que tienen materias previas. En ese sentido, es importante tener en cuenta que tanto docentes como profesores particulares (que brindan apoyo para preparar las asignaturas) destacan la apatía de los adolescentes y, en general, la falta de preocupación de los jóvenes por superar esas instancias. Una situación que muchas veces repercute en la posibilidad de egreso del alumnado.
En relación con los datos de la Unesco y la confirmación de la titular de la cartera educativa sobre la realidad provincial, Liliana Galoppe –directora de la escuela Juana del Pino– reconoció que “hay deserción, repitencia y chicos que terminan de cursar a tiempo pero no se reciben porque no rinden todas las materias pero me parece mucho que el 50 por ciento no llegue a terminar a tiempo el nivel secundario”.
Y, en ese sentido, sostuvo que los exámenes de julio son una muestra de la situación que se vive desde hace años en las instituciones educativas donde los estudiantes no se preocupan por rendir. Sobre la instancia de evaluaciones previas que comenzará la semana próxima –para quienes rindieron mal en diciembre y marzo y deben aprobar para poder pasar de curso– manifestó que “no son tantos los que se inscriben pero sí tenemos muchos a los que anotamos automáticamente porque están cursando todavía en la escuela”.
Otro punto de vista
El complejo educativo La Cecilia –una escuela de gestión privada– plantea otra concepción de la manera de enseñar y aprender que plantea otras posibilidades para el estudiantado. El establecimiento promueve que cada estudiante elija las materias que desea cursar a partir de sus intereses y promueve que se tome conocimiento de las distintas opciones que existen. Hace mucho hincapié en las características de cada alumno y respeta los tiempos de aprendizaje y maduración que requiere. Se trata de un sistema no gradual que ofrece las mismas materias que las demás instituciones pero, además, permite entrar en contacto con asignaturas extras que no se encuentran en el plan de estudios provincial.
Teniendo en cuenta esa experiencia, el director Ginés del Castillo, en diálogo con Diario UNO, analizó el resultado que el sistema formal ha dado y estos resultados que alertan sobre lo que sucede en las escuelas medias de todo el país.
“Nosotros pensamos que aún hoy siendo la escuela secundaria obligatoria, esa obligatoriedad tendría que pasar porque los chicos estén hasta los 18 años en la escuela pero no se puede obligar a que todos aprendan lo mismo porque no todos pueden hacerlo ni van a querer hacerlo. Hay quienes se van a querer dedicar a la música o a otras disciplinas pero todos tienen que pasar por las mismas materias y tener un rendimiento parejo. Lo que logran con eso es hacerlo fracasar con su vocación. Por ejemplo, si un chico quiere ser músico pero no puede terminar la escuela por matemática y eso le puede frustar su carrera porque no puede acceder a la universidad”, explicó el educador.
Y siguió: “En otros países las cosas son distintas. En Inglaterra, para ingresar a la universidad, uno rinde un examen pero esa evaluación es específica del área que va a estudiar. Uno no va a rendir ciencias para estudiar arte. Pero acá la escuela se vuelve algo frustrante para los chicos ya que las materias claves son lengua, matemática y ciencias. Por eso el chico que no está orientado a eso muchas veces termina abandonando su interés de seguir una carrera porque se ve frustrado y no puede terminar el secundario por materias que no están vinculadas a lo que va a hacer cuando si se recibiera”.
Consultado sobre si la posibilidad de contar con ciclos orientados en el secundario –que son las especialidades que se ofrecen en los últimos tres años y que se estarán debatiendo el miércoles en todas las escuelas– el director señaló: “No creo que ésa sea la respuesta. Nosotros, cuando se creó el polimodal, planteamos la posibilidad de un multimodal pero nadie nos escuchó. Nosotros pensamos que a los 15 años el chico todavía no está preparado para definir su vocación y, menos aún, si no se le dio la posibilidad de probar todo. Entonces creemos que la escuela secundaria debería ser un campo de ensayo de los chicos donde ellos pudieran probar distintas cosas. Entonces más que un ciclo orientado, tendría que ser una propuesta mucho más amplia donde tuvieran todas las ofertas para que ellos las pudieran probar”.
Pero para eso indicó que tiene que haber materias que el chico pueda no tomar. “Le podemos decir que tomen 10 materias pero que las elijan ellos. No que nosotros se las impongamos. A los 15 todavía no saben qué van a hacer y hay materias que ni conocen. Entonces el ciclo orientado está equivocado igual que el polimodal. Nosotros queremos dar una escuela que ofrezca muchas posibilidades pero que el chico pueda pasar e ir probando para decidir qué le interesa y qué no”, marcó.
Un gran problema
Por otro lado, Del Castillo se refirió al problema de la repitencia y destacó que es necesario que la institución educativa modifique la manera en la que se trabaja con la diversidad que existe en las aulas. Además cuestionó que existe la posibilidad de repetir todo el año por no haber aprobado tres materias y se refirió al impacto negativo que esas experiencias tienen en los adolescentes.
“La repitencia es algo totalmente irracional. Lo único que logra es mostrar que las instituciones no pueden trabajar con grupos heterogéneos, necesitan grupos homogéneos, que todos vayan parejitos. Pero ésa es una debilidad de la institución, no del alumnado”, manifestó.
Y agregó: “Si el chico en lugar de estar en una escuela secundaria estuviera en la universidad no repetiría todas las materias, sólo le quedaría pendiente la materia que no rindió. Pero en la secundaria por tres materias repite 11 y eso es muy frustrante e irracional. De todas maneras, estamos tan acostumbrados a eso, que no lo vemos”.
Al respecto enunció que “la repitencia es la incapacidad de las instituciones escolares de trabajar con grupos heterogéneos, donde todos los chicos están en distintos niveles. Entonces buscan formar grupos en los que todos estén a la par pero eso no tiene que ver con la realidad de la gente. Todos somos diferentes y marchamos a velocidades distintas”.
También, sobre la tarea que se realiza en La Cecilia, diferenció que en el establecimiento que dirige se intenta construir una escuela flexible que respeta los ritmos de cada alumno y lo acompaña durante los cinco años. “Entonces nos planteamos que en ese lapso aprenda todo lo que pueda, conozca todas las variantes posibles y que aproveche todo. No podemos detenerlo indefinidamente. Es como si, cuando existía el servicio militar obligatorio, uno lo hubiera tenido que realizar hasta que fuera un buen soldado. Cuando en realidad era un año para hacerlo y listo, más allá de que unos hayan sido mejores y otros peores”, ejemplificó el director.
Y concluyó: “Yo entiendo que el sistema actual tiene una parte social que busca mantener a los jóvenes dentro de las instituciones escolares. Ése es un tema que tiene un aspecto positivo, bien intencionado y tiene otro aspecto que quizás sea más dudoso y que es tener controlado a la juventud. Como la juventud es el factor de cambio, las escuelas tratan de reproducir la cultura en los jóvenes”.
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