Con 20 años ya tiene una decena
de antecedentes penales por hechos cometidos en la zona sur. Ahora le
imputan tres crímenes ocurridos en los últimos 50 días en el barrio La
Granada.
La Capital |
Por segunda vez en un mes y medio, el
apodo de Pototo se escuchó en las calles de los barrios La Granada y 17
de Agosto como autor material de un doble crimen. El muchacho es el
principal sospechoso de las muertes de Héctor Miguel Gómez, de 29 años, y
Diego Martín Fernández, de 33, ultimados a balazos el Día del Amigo en
la plazoleta ubicada en Arrieta y el Pasaje 518, a metros del Casino
City Center. Su irrupción en las crónicas policiales sobre "hechos de
sangre", como antaño se mencionaba a los homicidios, había sido el 7 de
junio último cuando al filo de la medianoche Jonathan Yonita Avalos, de
17 años, fue asesinado con dos tiros en inmediaciones de Melián y Caña
de Ambar.
Pototo tiene 20 años, varios
antecedentes como adolescente en conflicto con la ley penal y tres como
mayor de edad. Estos últimos se reparten entre tentativa de robos y
hurto. Hasta que Yonita Avalos cayó fulminado de dos balazos era poco lo
que se conocía sobre Pototo, un muchacho que supo hacerse un nombre
antes de cumplir los 18 años robando motos en barrio Tiro Suizo y Fuerte
Apache. Ahora, acerca de él hay dos visiones. Una que surge de su
familia y allegados dice que se estaba rescatando (resocializandose) y
se ganaba la vida cirujeando en un carro tirado a caballo. La otra
mirada afirma que Pototo es un soldadito de la mítica banda de Los
Monos, es decir un pistolero a cargo de custodiar los quioscos de venta
de droga.
"La verdad es que no lo veo como un
soldadito, pero todos los días se aprende algo nuevo. En el caso de
Yonita, este pibe se la tenía jurada porque cayó preso cuando Avalos lo
baleó en la panza hace un par de años. A Avalos lo mató con dos balazos.
En el último caso, el de Gómez y Fernández, uno de los muertos tiene
dos disparos y el otro uno solo. Puede ser que haya usado un revólver
calibre 32 o 38, porque no se secuestraron vainas servidas. Si fuera
soldadito los cuerpos tendrían de cinco plomos para arriba. Esos
muchachos se manejan así", explicó una fuente policial conocedora del
territorio y consultada ayer.
Lo balearon. Siendo
menor de 18 años, Pototo se hizo un nombre robando motos en los barrios
Tiro Suizo y Fuerte Apache, donde vivía, en jurisdicción de la comisaría
15ª. Esa carrera se vio cortada cuando tuvo un cruce con Yonita y éste
lo baleó en la panza. Fue a mediados de 2011. Yonita era uno de los
integrantes de la gavilla de muchachos sin calma que tiene a maltraer a
los vecinos de barrio Las Flores y que es conocida como "Los cambiches".
Al ingresar herido de bala a la guardia del hospital Roque Sáenz Peña,
la policía se enteró y Pototo marchó preso por ladrón de motos. Tras
salir de prisión dejó Fuerte Apache y para el mes pasdo vivía en el
barrio 17 de Agosto, a metros del casino.
La noche del jueves 7 de junio, Yonita
caminaba junto con Santi, de 15 años, cuando en inmediaciones de Caña de
Ambar y Melián se cruzaron con Pototo, Satanás, un hermano de este y El
cabezón. En el barrio se comentó que cuando Pototo vio a Yonita sacó un
arma plateada y lo primereó. En el lugar se secuestraron vainas
calibres 22, 9 y 11.25 milímetros. Yonita recibió impactos en la cabeza y
en el pecho, a la altura del esternón. ¿Cuántas armas se dispararon en
el lugar? Al menos tres. Ante el llamado de los vecinos al 911, la
policía llegó al lugar. Efectivos de la subcomisaría 19ª y la sección
Homicidios fueron hasta la casa de Pototo, ubicada a 100 metros de la
escena del crimen, pero el pibe ya no estaba. Su familia le entregó a la
policía un revólver calibre 38 largo que quedó a disposición del juez
de Instrucción Juan Andrés Donnola, quien investiga ese asesinato.
Discusión fatal. Un
mes y medio más tarde, el apodo de Pototo sonó otra vez. Fue el viernes
20 de julio, pasadas las 16. Héctor Miguel Gómez y Diego Martín
Fernández, dos hombres con prontuarios abiertos, charlaban en la plaza
de Pasaje 518 y Arrieta, a metros del casino. Una zona donde algunos
familiares de Pototo cuidan autos. Junto a Gómez y Fernández estaba una
tercera persona. Y es más. Varios testimonios indicaron que un par de
horas antes el propio Pototo había estado en ese lugar compartiendo una
cerveza. Luego se fue.
Pero Pototo regresó al lugar en
bicicleta. Nadie se escondió, nadie huyó. Fuentes allegadas a la
pesquisa en manos de la jueza en feria, María Laura Sabatier, indicaron
que Gómez, Fernández y Pototo habían coincidido durante poco tiempo en
un lugar de detención. Según la investigación, Pototo primero charló con
Gómez, pero la cosa se puso áspera. Ante lo espeso del clima Fernández
intentó intervenir. Entonces se escucharon al menos tres detonaciones.
Gómez recibió dos balazos: uno en la zona dorsal derecha y otro en el
hombro. A Fernández un plomo le perforó el tórax.
Mientras las dos víctimas agonizaban
sobre la tierra de la plazoleta, Pototo se fue como había llegado, en su
bicicleta. En la escena del doble crimen no quedaron vainas servidas,
lo que indica que el tirador utilizó un revólver que podría ser calibre
32 o 38. Malherido, Fernández fue trasladado al Hospital de Emergencias
donde murió a las 18.30, mientras lo estaban operando. A Gómez lo
subieron a un auto y lo llevaron al hospital Roque Sáenz Peña, pero
corrió la misma suerte que Gómez. Al menos un testigo, que no sería
directo del crimen pero que habría recibido información de personas que
vieron la escena, indicó que el hombre que jaló el gatillo era Pototo
A partir de ese momento el muchacho
"está de vuelo", como en la calle se referencia al haber desaparecido de
los lugares que se solía frecuentar. "Ahora es como un fantasma. Entran
llamados a la policía para decir que lo vieron en tal o cual lugar, que
anda a caballo o en bici por distintas zonas. Pero cuando lo vamos a
buscar no hay nada. Habrá que ver cuánto tiempo se puede ocultar con
tres muertes al hombro", explicó otra fuente consultada.
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