Fito Schweighofer y Argentino Foremny son los ex combatientes santafesinos que arribaron, luego de 30 años, a las Islas Malvinas. En una carta a Diario UNO relatan su primer día en el lugar.
“Llegamos hoy a la tarde a Malvinas. Nuestra emoción es muy grande, nos parece un sueño. Todo está muy cambiado, todo nuevo, pulcro, organizado”. El primer párrafo de la nota enviada por Argentino Foremny y Adolfo (Fito) Schweighofer intenta concentrar muchos datos en el menor espacio posible, recién arribados este fin de semana a las Islas Malvinas.
“Comenzaremos a recorrer las zonas de guerra y Cementerio de Darwin. El limitado tiempo de hoy no dio para más pero ya enviaremos más información”, explican con brevedad en la misiva enviada a Diario UNO.
En el listado de fotos que mandan los santafesinos, entran numerosos epígrafes: “Van fotos del grupo completo de veteranos partiendo en Río Gallegos; edificio de Saint Mary, la iglesia católica; el aeropuerto militar; Monumento a los Caídos Ingleses; supermercado en Puerto Argentino”.
En una de las últimas postales, Fito describe: “Una estación de policía con la bandera inglesa, que está por donde camines. En todos lados nos hacen sentir que somos extranjeros aquí”.
Hasta allí escriben los viajeros, en su primer viaje a las islas después de 30 años de iniciada la guerra. Con un sencillo “abrazo” se despiden hasta el próximo envío con promesas de mayores detalles acerca del viaje.
Situación actual
Días atrás en diálogo con Diario UNO, Fito Schweighofer se refería a la recepción que tiene en la actualidad el tema por parte de la sociedad santafesina: “Sucede hoy lo que siempre pretendimos, que la gente tome esta conmemoración con compromiso, con preocupación por lo vivido en 1982”.
El presidente del Centro de Ex Soldados Combatientes de Santa Fe explica que una de las principales misiones de los veteranos de guerra es la de divulgar y enseñar en las escuelas ese importante fragmento de la historia argentina que les tocó protagonizar. Allí es donde en muchas oportunidades los chicos se interesan y deciden preguntar.
“Ellos quieren saber todo lo acontecido, qué es una guerra. Nosotros les contamos todo, pero siempre con el ahínco puesto en que no deseamos que nunca más el país tenga que vivir una guerra. Los nenes preguntan mucho sobre la parte más virulenta de la historia, sobre los combates”, relata Schweighofer.
—Como lo hacen hoy con los estudiantes, a ustedes les tocó, al regresar a sus hogares, contarle a sus seres queridos sus vivencias. ¿Cómo se hacían? ¿Qué explicaban?
—Fue muy duro, porque ni nosotros sabíamos explicarlo. Simplemente teníamos una verdad dentro de nuestra mente, las vivencias en nuestro pensamiento. Queríamos contarlo y nos era muy difícil. La gente no comprendía. Y eso lo hicimos ni bien terminó la guerra. Hoy tenemos el alivio de que la gente nos comprende, pero en ese momento estábamos solos. Fue muy complicado ese momento.
—¿Qué les manifestaban sus familiares y amigos en ese primer momento?
—Las familias, en muchos casos, fueron nuestra contención. Otros muchachos no pudieron contar con su familia porque se negaban a abrirse, a dialogar; entonces se encerraron en su pensamiento. Eso se vuelve un círculo vicioso. Hoy a muchos les sigue costando, porque fueron muchos años de ninguneo, que no se superan fácilmente.
—¿Hay una contención psicológica hoy para los ex combatientes?
—No. Oficialmente tenemos obra social, médicos, pero éste fue un proceso muy largo y no hay nada que lo contenga. Debo aclarar que en algunas ciudades existe algún sistema de salud mental disponible. Para eso estamos, para darnos una mano entre nosotros mismos. Nuestra alegría es ver cómo en este momento la sociedad empieza a comprender lo que siempre vociferamos.
La multiplicación de reconocimientos oficiales e institucionales, en el marco de las tres décadas del comienzo del conflicto bélico, genera expectativas para muchos de los ciudadanos que durante los últimos 30 años recibieron pocas respuestas.
“Creemos que cada homenaje tiene algo muy importante que es perpetuar la memoria de lo vivido y nuestro deber es que se sepa bien todo lo acontecido en el 82, las cosas buenas y las negativas. Pero lo que más queremos es que quede en la memoria de todos los argentinos el reclamo que tenemos que mantener vivo para recuperar nuestro territorio, proteger nuestra Antártida, cuidar nuestra Patagonia”, expresó.
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