Un hombre y dos mujeres mataban "para evitar la superpoblación", en Pernambuco, Brasil. Una nena de 5 años fue testigo de uno de los crímenes. Confesaron haber comido y vendido la carne de sus víctimas.
Un individuo y dos mujeres asesinaron brutalmente a tres mujeres en la localidad brasileña de Pernambuco. Diciendo seguir “órdenes del más allá” porque eran mujeres “malvadas”, los asesinos molieron los cadaveres de sus víctimas, para luego cocinarlos dentro de empanadas, comérselas o luego venderlas al público.
El caso de los asesinos que pertenecen a una secta en Pernambuco y fueron detenidos en la localidad de Garanhuns, a varios kilómetros de Recife, capital estatal de Pernambuco, llegó a los medios de prensa europeos.
Un hombre y dos mujeres fueron detenidos por los crímenes, tras confesar diciendo que las mataron porque eran “malvadas". El hombre al parecer estaba casado con una de las asesinas y la otra perpetradora era la amante de ambos.
La comunidad del Estado de Pernambuco aún no sale del asombro, luego de que los asesinos dijeran que también vendían las empanadas de carne humana, como afirmó el reporte oficial de la Policía Civil en Garanhus. La gente se indignó tanto con lo sucedido que prendieron fuego la casa donde habitaban los tres delincuentes. La Policía luego encontró el cuerpo de una mujer en el patio de la vivienda.
Se trata de Jorge Beltrao Negromonte da Silveira, su esposa, Isabel Cristina Oliveira da Silva, y la joven Bruna Cristina Oliveira da Silva, que sería amante de Jorge Beltrao. Además encontraron a una niña de 5 años, que sería hija de una de sus víctimas, una mujer que desapareció de la localidad de Olinda.
Un mes atrás, la Policía había inciado una investigación a Jorge Beltrao al registrar un libro titulado “Revelaciones de un esquizofrénico” y en el que narra los escalofriantes procederes de la “secta” que propugna el control poblacional, y por eso la "idea" es matar a tres mujeres por año para evitar la superpoblación.
“Al mirar el cuerpo ya sin vida de la adolescente mala, siento un alivio. Agarro una cuchilla y comienzo a retirar toda su piel y después la divido. Yo, Bel y Jéssica [una de las víctimas] nos alimentamos de la carne del mal como si fuese un ritual de purificación. El resto lo enterramos en el patio”, narra un aparte del libro.
Según relató la niña de 5 años, Jorge Beltrao degolló a una de las víctimas mientras ella presenciaba el acto. Y de acuerdo con la confesión de uno de los asesinos, las víctimas eran convencidas de trabajar para ellos como niñeras, con la promesa de un muy buen sueldo. Una de las mujeres confesó que cocinó la carne de una de las víctimas en agua y sal para hacer empanadas, que luego vendió a la comunidad en la calle. Por esto además de los graves delitos de secuestro y asesinato, enfrentan cargos por tentar contra la salud pública de la comunidad.
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