Espacios más que reducidos, la carencia de elementos de funcionamiento y el riesgo sanitario son factores comunes y alarmantes. “Si viene una inspección, seguro la clausura”, advierten desde UPCN. Promesas incumplidas y el desafío diario de 21 personas de trabajar en medio de una brutal incomodidad.
Ayer, a primera hora, la actividad era febril
en la Cocina Centralizada. La gran cantidad de lluvia que había caído en
la ciudad tornaba aún más incómodo trabajar allí.
Cada día, son exactamente 7.098 las raciones de
comida que se preparan en la Cocina Centralizada de Reconquista. En
verdad, el número es real pero se presenta como inverosímil si se tiene
en cuenta que el lugar no tiene más de 75 metros cuadrados y trabajan en
él 21 personas.
Hacinamiento, insalubridad, inconvenientes logísticos
y edilicios, y la certeza de no cumplir con los mínimos requisitos de
seguridad alimentaria son factores que ejercen una presión psicológica
decisiva en los trabajadores, en su mayoría mujeres, que merman
considerablemente su rendimiento laboral.
La Delegación Reconquista del gremio UPCN fue la
primera en encender la luz de alerta, y a través de la diputada
provincial de extracción sindical Silvia De Césaris, requirió informes
sobre el “estado edilicio de la Cocina Centralizada de Federación de
Cooperadoras Escolares que funciona en Reconquista” y que depende del
Ministerio de Educación de la provincia.
Falencias
La solicitud elevada al Ejecutivo provincial también
pretendió saber con qué elementos cuenta para su funcionamiento y estuvo
fundamentada en la “deplorable situación” en que se encuentra, ya que
en la dependencia ubicada en la esquina de General López y San Martín,
sector céntrico de la ciudad, se cocina para 7.098 alumnos de las
escuelas primarias y algunas secundarias de Reconquista.
El edificio donde funciona es “ruinoso, mide 5 metros
de frente por 15 de fondo, con pasillos donde puede moverse una sola
persona, y allí trabajan 21”, señaló el pedido de informe de la diputada
provincial aprobado en la Cámara Baja.
El texto citó denuncias recibidas, tanto de
trabajadores como de vecinos, respecto de que el trabajo en el lugar es
“insalubre” porque del lado norte no tiene ventilación, ya que las tres
ventanas fueron reemplazadas por pedido de vecinos.
Sostuvo, en ese sentido, que “hay tres cámaras
sépticas con 4 rejillas de desagües dentro de la cocina, y cuando llueve
se inunda todo y salen los desechos cloacales. Hay un solo baño para
hombres y mujeres, que a la vez sirve de vestidor, no tiene ventilación y
los desagües se encuentran tapados”.
La legisladora completó su requerimiento preguntando
“ante la presencia de qué políticas de Estado nos encontramos,
relacionadas en este caso con la alimentación de los alumnos que no es
otra cosa que el bienestar general de la comunidad toda”.
El Litoral visitó el local en cuestión y pudo
comprobar in situ el panorama descripto. Fue así que entrevistó a Delia
Aguirre, secretaria seccional de UPCN, quien refrendó que “las falencias
que hay son de larga data y si bien es una cocina centralizada figura
en realidad como escuela, la Nº 9.602”.
Presenta varios problemas porque “no tiene
ventilación, los extractores no funcionan, son altas las temperaturas
que deben soportar quienes trabajan allí, y están tan mal colocadas las
cosas, las garrafas están en la parte de arriba entonces para abrirlas
hay que subir una escalera y ante un incendio, que ya ocurrió -por
suerte sin heridos-, no hay salida de emergencia”, aseguró.
La dirigente gremial agregó que “el lugar es muy
reducido, el lugar que deben tener las ecónomas está cubierto por
mercadería, y el baño que es mixto está al lado de los hornos, en fin
son innumerables anormalidades”.
“Desidia”
Al consultar a Aguirre sobre la posibilidad de un
edificio propio, la referente gremial comentó que “en algún momento,
cuando era gobernador Hermes Binner, se habló de un terreno en el mismo
lugar donde funciona la escuelita del barrio Las Flores (sur de
Reconquista). Esto sería lo ideal porque pertenecería al Estado, y no a
terceros; y segundo, porque se podría construir una buena Cocina para
que las compañeras pudieran estar trabajando en buenas condiciones”.
El local donde actualmente se cocina, acotó,
pertenece a la Federación de Cooperadoras que primeramente empezó
preparando raciones para unas pocas escuelas, pero, luego el radio
comenzó a extenderse y hoy en día abarca a escuelas de todo el ámbito
urbano y periférico de la ciudad.
Desde hace un tiempo se están haciendo los reclamos
pero aún no han tenido eco, quizás, por “la falta de intención o por
desidia de los gobiernos nunca se hizo nada y esta vez, por lo menos,
logramos que se instale el tema en la opinión pública”.
A la vez, denunció taxativamente que las compañeras
trabajan con mucha presión y en un ambiente donde tienen que rendir al
ciento por ciento “terminan rindiendo solamente a la mitad de su
capacidad; además, cuando llueve, los desagües se tapan, rebalsan y
tienen que trabajar en medio de los líquidos cloacales”.
Hay una serie de cosas “muy desagradables” que
terminan por provocar que “la comida que se brinda a los chicos no sea
óptima por las magras condiciones que se le ofrece al trabajador”,
finalizó.
Para UPCN, no están dadas las condiciones
sanitarias para la preparación de alimentos y “si un día va algún
inspector de la Agencia de Seguridad Alimentaria de la provincia creemos
que la clausura”, porque es demasiado agudo el cuadro de situación que
se vive, advirtió la autoridad regional del gremio.
Delia Aguirre puso de manifiesto que “en el edificio
existe un solo baño para las 21 personas que prestan servicios, que es
usado como sanitario y al mismo tiempo como vestidor. Y en este tipo de
trabajos, donde se convive con vapores y temperaturas elevadas que
generan los equipos de cocina, es vital contar con una dependencia donde
poder cambiarse de ropas con comodidad”.
Lo ideal sería que cada escuela preparare la comida
de sus alumnos pero de no ser así, el edificio para una cocina
centralizada debería ser un espacio adecuado, con vehículos de
transporte acondicionados y con personal dedicado: “acá los mismos que
cocinan tienen que llevar la comida”, lamentó.
Por último, elevó el pedido a los gobernantes para
que “piensen y reflexionen que los chicos que son nuestro futuro
necesitan de una respuesta, nunca se puede cocinar bien en el estado
actual; entonces, el gobierno debería gestionar una nueva construcción
para que se radique la Cocina Centralizada’’, advirtió Aguirre.
Riesgo sanitario
Partidas.
Según pudo saber El Litoral, las partidas para
adquisición de mercaderías sufren una desactualización alarmante. La
provincia envía $2,35 por cada alumno, pero los costos reales de cada
ración superan los $8 por persona. Además del monto recibido, se debe
extraer una parte para gastos de mantenimiento. “Sólo porque los
proveedores son en extremo solidarios y nos bajan los precios es que
podemos cocinar”, dicen desde la Cocina Centralizada.
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