Se había ordenado en la secta hace unos meses. Según relatan sus conocidos tuvo una vida difícil, signada por maltratos durante su infancia, por lo que quiso superar su pasado estudiando enfermería.
Juan Ariel Acevedo Agriela, uno de los dos enfermeros detenidos por la muerte de pacientes a su cargo (15 reconocidos; podrían ser muchos más), es practicante del rito africano conocido como umbanda y estaría en pareja con un pai de la secta.
Con estos datos, la policía uruguaya investiga si hay alguna relación entre su creencia religiosa y las muertes, de las cuales él reconoció diez después de que le fueran mostradas las fotografías de ex pacientes en el Juzgado de la causa que conmueve a este pequeño país de Sudamérica; aunque Acevedo dijo no recordar cuántas veces lo hizo ni cuántos años llevaba en ese metier “humanitario”.
Acevedo cumplirá 42 años el 14 de julio. Nació en Minas pero se mudó a la capital y vive en la zona de Tres Cruces. Es graduado en la Escuela de Enfermería de la Universidad de la República y finalizó su licenciatura en la escuela del hospital de la Asociación Española, luego de concluir sus estudios de Secundaria en Erwy School.
Con la detención y el conocimiento de sus crímenes su vida cambió rotundamente. De los 289 amigos que tenía en Facebook el lunes último, pasó a 252 (un 15% menos en tres días) y la foto en la que se lo ve en el muro fue compartida para difundir su imagen y repudiarlo. Colegas y compañeros de trabajo escribieron debajo de la fotos.
Una de ellos, Gabriela Alberti, comentó: “No puedo creer que un compañero con el que teníamos trato y parecía buena persona haya realizado tan terrible cosa. No puedo entender lo que pasó”. Otra, Carina Proverbio, escribió “es lamentable que no nos dimos cuenta de todo lo que pasaba, compartíamos tiempo juntos y jamás sospechamos nada. Rezo por las familias de las víctimas”.
Cuando egresó de la licenciatura, el 20 de diciembre de 2011 se lo veía contento con sus amigos y compañeros; incluso fue el responsable de hacer el asado.
Vida dura. La de Acevedo es una historia traumática, no sólo por el desenlace de estos días. Según comentan amigos y conocidos con pedido de reserva, habría sido abusado sexualmente de niño y “pese a todos sus traumas intentó superarse estudiando enfermería”.
Vivía solo y pasaba mucho tiempo en Internet. Además del perfil de Facebook está registrado en un sitio llamado viadeo.com –donde se inscriben profesionales de distintas ramas– y también en Badoo.com; allí su perfil no aclara que es enfermero pero dice que es un hombre tranquilo y asegura buscar amigos de 15 a 50 años.
Luego de conocida la actividad umbanda de Acevedo, la federacion afroumbandista del Uruguay reconoció que el enfermero realizaba dichas prácticas, pero descartaron cualquier vinculación con los asesinatos. Ademas dijeron en un comunicado que “expresan enfático repudio ante los hechos de mundial notoriedad, objeto de investigacion judicial y policial, y nos solidarizamos con el dolor de las familias de las víctimas. Rogamos por la paz, la verdad, equidad social y cultural, el entendimiento, la justicia y el respeto por la vida humana y la naturaleza, objeto de culto dentro de la religiosidad afroumbandista”. Según supo este diario, hace cuatro meses Acevedo realizó una ceremonia de “levantamiento” en un templo local, vestido con túnica.
Los dos enfermeros quedaron detenidos a la espera de que se les realicen los exámenes psiquiátricos; trastornos de la infancia y estrés extremo quizás justifiquen sus actos. Pereyra a partir de hoy tiene defensa oficial ya que el abogado Posadas dejó la defensa. En la Asociación Española, donde trabajaba, cunde el hermetismo. Algunos dijeron no saber del caso y otros aseguraron que no podían decir nada más por pedido de las autoridades; pero se organizaron asambleas y reuniones informativas entre los empleados. Se renovó el equipo de la unidad cardiológica donde actuaba y hay descontento entre algunos enfermeros debido a cambios de horario y zona de trabajo.
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