La autopsia practicada a Mohamed
Merah reveló que los tiros mortales fueron dos: uno en la cabeza y otro
en el abdomen. La balacera comenzó tras 32 horas de tensión, durante
las cuales confesó los siete crímenes.
Los primeros elementos de la autopsia practicada al cuerpo de
Mohamed Merah, autor confeso de siete asesinatos en los últimos días en
el área de Toulouse (sur de Francia), revelan que murió abatido por dos
disparos mortales, aunque recibió varios más.
Según informó la edición digital del diario Le Parisien, el cuerpo del presunto terrorista, que reivindicó las matanzas en nombre de Al Qaeda, fue "acribillado a balazos" por las fuerzas de elite de la Policía francesa.
Uno de los disparos que acabaron con su vida alcanzó a Merah en la parte izquierda de su la cabeza, mientras que el otro "atravesó el abdomen, entrando por el flanco derecho y saliendo por el izquierdo", según fuentes judiciales citadas por ese periódico.
Las mismas indicaron que los investigadores que le practicaron la autopsia el jueves, en Burdeos (suroeste), ignoran cuál de esos dos disparos acabó con la vida del terrorista confeso.
Otras fuentes consultadas por ese diario revelaron que Merah, francés de origen argelino de 23 años, recibió al menos veinte impactos de bala, la mayoría de ellos en los brazos y en las piernas, cuando se encontraba "de espaldas".
El joven estaba aún vivo cuando llegó al balcón del primer piso del que se precipitó al final de la intervención, tras pasar 32 horas atrincherado en su apartamento de un edificio de cinco alturas situado en una zona residencial de Tolouse.
El cuerpo del presunto terrorista sigue en las dependencias del Instituto Médico-Legal de Burdeos para practicarle análisis complementarios, especialmente toxicológicos, precisa el diario.
Merah fue abatido en la mañana del pasado jueves, en el curso de una operación policial iniciada después de que fracasaran las negociaciones para intentar que se rindiera y poder presentarle ante la Justicia.
Durante las 32 horas que permaneció cercado en su domicilio, confesó a la Policía el asesinato de tres militares, tres niños de confesión judía y el padre de dos de ellos en los últimos días en Toulouse y en la vecina Moutaban.
El presunto terrorista esperó a los efectivos escondido en el baño de su casa, con los pies en el agua y protegido con un chaleco antibalas.
Empezó a disparar indiscriminadamente cuando los agentes penetraron en el apartamento, de manera que hirió levemente a dos de ellos.
Durante la noche, los agentes habían denotado granadas en el edificio, aparentemente con la intención de aumentar la presión sobre el individuo y para romper la puerta y la ventana del apartamento.
Según informó la edición digital del diario Le Parisien, el cuerpo del presunto terrorista, que reivindicó las matanzas en nombre de Al Qaeda, fue "acribillado a balazos" por las fuerzas de elite de la Policía francesa.
Uno de los disparos que acabaron con su vida alcanzó a Merah en la parte izquierda de su la cabeza, mientras que el otro "atravesó el abdomen, entrando por el flanco derecho y saliendo por el izquierdo", según fuentes judiciales citadas por ese periódico.
Las mismas indicaron que los investigadores que le practicaron la autopsia el jueves, en Burdeos (suroeste), ignoran cuál de esos dos disparos acabó con la vida del terrorista confeso.
Otras fuentes consultadas por ese diario revelaron que Merah, francés de origen argelino de 23 años, recibió al menos veinte impactos de bala, la mayoría de ellos en los brazos y en las piernas, cuando se encontraba "de espaldas".
El joven estaba aún vivo cuando llegó al balcón del primer piso del que se precipitó al final de la intervención, tras pasar 32 horas atrincherado en su apartamento de un edificio de cinco alturas situado en una zona residencial de Tolouse.
El cuerpo del presunto terrorista sigue en las dependencias del Instituto Médico-Legal de Burdeos para practicarle análisis complementarios, especialmente toxicológicos, precisa el diario.
Merah fue abatido en la mañana del pasado jueves, en el curso de una operación policial iniciada después de que fracasaran las negociaciones para intentar que se rindiera y poder presentarle ante la Justicia.
Durante las 32 horas que permaneció cercado en su domicilio, confesó a la Policía el asesinato de tres militares, tres niños de confesión judía y el padre de dos de ellos en los últimos días en Toulouse y en la vecina Moutaban.
El presunto terrorista esperó a los efectivos escondido en el baño de su casa, con los pies en el agua y protegido con un chaleco antibalas.
Empezó a disparar indiscriminadamente cuando los agentes penetraron en el apartamento, de manera que hirió levemente a dos de ellos.
Durante la noche, los agentes habían denotado granadas en el edificio, aparentemente con la intención de aumentar la presión sobre el individuo y para romper la puerta y la ventana del apartamento.
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