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lunes, 13 de febrero de 2012

SANTA FE: Cómo organizar la agenda de los chicos antes del inicio de clases

El comienzo del ciclo lectivo está previsto para dentro de 15 días. La psicopedagoga Mónica Aquino se refirió a la importancia de no sobrecargar a los niños y de acompañar a quienes deban rendir.

 

En 15 días está previsto que comiencen las clases y eso aceleró las actividades previas en todas las familias. El inicio del ciclo lectivo suele ser un momento de estrés y ansiedad. Ya sea por los preparativos que requiere, por el apuro en terminar la tarea de vacaciones o porque se debe volver a organizar la rutina familiar, lo real es que febrero se convirtió en un mes para las corridas en el ámbito familiar. Por eso es importante tener algunas pautas claras para sobrellevar esta etapa de la mejor manera y organizar la agenda de los chicos sin sobreexigirlos.


La psicopedagoga Mónica Aquino dialogó con Diario UNO sobre la necesidad de atravesar este momento con disfrute y organización.


“En primer lugar es preciso reconocer que los niños, en gran medida, significan aquello que viven en función de cómo es vivido por los adultos. Por ejemplo, en el caso de la vuelta a clases, es muy importante que los padres y docentes puedan retomar las actividades con calma. Las tareas de vacaciones, las compras de los útiles y uniformes, las decisiones acerca de las actividades que los niños realizarán durante el año agobian a los adultos y éstos lo trasladan a los chicos”, sostuvo.


Además, agregó que “las rutinas siempre son buenas si no son demasiado estrictas o inflexibles. Ellas les proporcionan a las personas la idea de los previsibles. Si algo se realiza generalmente de la misma  manera y a la misma hora, disminuye la ansiedad por lo que vendrá”.


Asimismo, indicó que los cambios abruptos en la rutina generan desconcierto. Y, por lo tanto, es bueno que las modificaciones en los horarios de sueño y de comidas ya se vayan ajustando, de manera gradual, a los propios de la escuela. “Si en vacaciones nos acostamos a las 12 y nos levantamos a las 10 estamos muy lejos del horario de entrada al colegio. Entonces, podemos ir adelantando ese horario paulatinamente, un poco cada día, para no sufrir el cambio de manera abrupta”, recomendó.


Otro aspecto que genera gran ansiedad está relacionado con el consumismo que ronda en torno a los útiles y recursos escolares. Si bien cada escuela, según el nivel, suele realizar un pedido de materiales, la profesional sostuvo que es importante considerar que no todo es imprescindible para el primer día de clases. “Las librerías siguen existiendo luego de iniciadas las clases, eso nos permite realizar las compras más tranquilos”, marcó.


—¿De qué manera se deben enfrentar las nuevas responsabilidades y agendas de los chicos para no agobiarlos?
—En la actualidad, las agendas de los chicos se parecen demasiado a la de los adultos. Esto es una muestra de la increíble capacidad de adaptación de los niños pero no es inocua. En general, nuestros chicos casi no tienen tiempo para aburrirse y el aburrimiento es germen de creatividad. Ya que en esos momentos de tedio en que no sabemos qué hacer nos encontramos ante la posibilidad de generar cosas nuevas ligadas estrechamente a lo que nos gusta. Pero, ese tipo de ocio, hoy tiene mala prensa. La mentalidad pragmática, utilitaria, nos lleva a los adultos a pensar que todo el tiempo los niños deberían hacer cosas útiles como aprender un idioma o desarrollar algún tipo de destreza (física, artística, manual). Entonces, dejamos de considerar la utilidad del juego libre, no estructurado, sin recursos tecnológicos (como la PC o las consolas de videojuegos).


“Este tipo de juego –continuó– es el que permite al niño y a la niña desarrollar su personalidad, canalizar sus emociones y experiencias y los adultos somos responsables de garantizarles a nuestros hijos el acceso a él. Podríamos decir que los niños que cuentan con buenos momentos de juego libre en el día contarán con una buena reserva para afrontar el resto de sus responsabilidades. Tengamos eso en cuenta cuando armemos las agendas de los chicos, dejemos tiempo para jugar a cualquier cosa con cualquier cosa”.


—¿Cuánto tiempo deben dedicarle, en general, a cada actividad?
—Las actividades extraescolares en sí mismas no son ni buenas ni malas. Depende del empleo que hagamos de ellas el que sean espacios de desarrollo o de agobio. Pareciera que la idea del «todo ya» nos lleva a pretender que los niños «ya» desarrollen todo su potencial en distintas áreas. Eso es sumamente contraproducente. La infancia es el momento para aprender a ser uno mismo, reconocerse, valorarse, validarse y eso no lo aprendemos ni en clases de inglés, ni en el entrenamiento deportivo, o cualquier otra actividad extraescolar. Eso se desarrolla en la convivencia con uno mismo y con los otros. Todos, niños y adultos, debemos dejar lugar en nuestras agendas para con-vivir en nuestros hogares la mayor cantidad de tiempo posible. La infancia es un tiempo que vuelve y que es imprescindible transitar.


Preparando las mentes
—¿Es recomendable realizar un repaso de contenidos con los chicos antes de empezar o en los primeros días o es preferible dejarlos tomar ritmo de estudio a medida que la docente lo vaya requiriendo?
—Es bueno realizar un repaso siempre que sea graduado. El buen repaso muchas veces no implica mucha ejercitación sino poca y agradable. Por ejemplo: si le doy a mi hijo 10 divisiones y pretendo que las haga en una hora “para que después esté libre de obligaciones” genero en el niño un nivel de malestar que aunque las haga es probable que luego no recuerde lo que ha realizado producto del rechazo que le generó. En cambio, si hacemos una o dos de manera placentera es seguro que se fijarán en su memoria e incluso mejorará su comprensión.


—Muchas docentes nos comentan que algunos niños, niñas y adolescentes se ven presionados para obtener buenas calificaciones en las materias y muchas veces sufren cuando no obtienen el resultado esperado. ¿Cómo debe plantearse la exigencia con las notas? ¿Hasta dónde se los debe presionar para que saquen buenas notas?
—Éste no es un tema sencillo ya que la búsqueda de la buena nota muchas veces no considera las posibilidades de cada niño. Es importante que los niño deseen mejorar y superarse día a día. Para los padres es muy difícil determinar cuánto pedir. Y si lo planteamos en términos de pedido, deja de ser un deseo de ellos para convertirse en un deber hacia nosotros. El aprender genera motivación, el que las cosas nos salgan bien nos gusta a todos. A nadie le agrada ser el que no responde como se espera. Cuando los chicos tienen dificultades con sus notas, debemos detenernos a observar qué está ocurriendo. Aunque demuestren indiferencia algo pasa, la indiferencia es una buena manera de protegerse de la mirada de los demás. Debemos incentivar a más siempre pero despertando en ellos el deseo de más. Y eso es una tarea para nada sencilla.


—En el caso de chicos que estén rindiendo materias, ¿cuáles son las mejores estrategias para apoyarlos y ayudarlos en esta etapa?
—En primer lugar, éste es un momento para apoyarlos y acompañarlos dejando de lado los reproches de lo que deberían haber estudiado en su momento. Éste suele ser un tiempo conflictivo porque los chicos se topan con sus propios límites, con la consecuencia de sus actos y con el reclamo de sus padres. Por lo tanto, es esperable que no rindan al máximo. El reclamo en este momento llega tarde y no contribuye al cambio. Es una gran ayuda colaborar en el establecimiento de una rutina de estudio, estableciendo objetivos concretos, actividades, que contribuyan al estudio respaldándolos positivamente. Muchas veces, luego de estas instancias, los chicos aprenden a organizarse y comienzan el año con nuevas estrategias que generan una nueva manera de aprender. Otras, en cambio, son vividas con demasiada desvalorización de sí mismo que les quita confianza en sus propias potencialidades y empobrece el rendimiento escolar.

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