La ministra de Seguridad envió
un pelotón de funcionarios a Campo de Mayo. En su entorno dijeron que no
estaba al tanto de las polémicas tareas. Las \"listas negras\".
Los espías de Gendarmería del Centro de Reunión de Información
Campo de Mayo tuvieron ayer un día atípico: no salieron a hacer la
calle ni se infiltraron en ningún movimiento social ni organización
sindical o política no alineada a los dictámenes del Gobierno.
Tomaron mate y esperaron ordenes en la casa de paredes amarillas,
puertas verdes y tejas rojas donde bajan la información que luego envían
a la poderosa Dirección de Inteligencia Criminal, que dirige el
comandante general Marcelo Luis Martinengo.
Allí funciona el Proyecto X, una gigantesca base de datos, con datos
personales de dirigentes sociales y políticos que termina nutriendo el
engranaje de espionaje interno.
El búnker de Martinengo, que se encuentra en uno de los anexos del
edificio Centinela, fue intervenido el miércoles por un pelotón de
funcionarios del Ministerio de Seguridad comandado por el titular de la
Dirección Nacional de Inteligencia Criminal, Gustavo Sibilla, uno de los
alfiles todoterreno que acompaña a la ministra Nilda Garré desde sus
épocas al frente de la cartera de Defensa. Desde ese día, nadie entra ni
sale del lugar.
Garré aseguró anoche, vía Twitter, que no admitía que haya habíado
tareas de espionaje por parte de Gendarmería, aunque prefirió dejar una
puerta abierta en caso de contingencias: “Si llegara a haber, seremos
inflexibles”.
Una fuente del Edificio Centinela confirmó a PERFIL que Garré ordenó una
pesquisa del Proyecto X. “No se puede entrar al departamento y se trajo
custodia del Ministerio”, aseguró el uniformado.
Los gritos que suele dar Garré cuando se enoja en su despacho del piso 8
son conocidos por quienes trabajan en el señorial edificio de la calle
Gelly y Obes. Pero cuando ordenó “tomar y cercar” las instalaciones
donde funciona el Proyecto X lo dijo en voz baja. “La ministra jura que
no sabía nada y nadie le dijo sobre la existencia de tal proyecto”,
confió a PERFIL una fuente que observó la preocupación de la
funcionaria.
La viceministra Cristina Caamaño; el subsecretario de Delitos Complejos y
Lucha contra la Criminalidad Organizada, Miguel Robles; el jefe de
Gabinete de Asesores, Raúl Garré, y Sibilla pudieron ver sus gestos.
Fue el propio jefe de la Gendarmería, comandante general Héctor Bernabe
Schenone, quien admitió la existencia del Proyecto X. Lo hizo cuando
envió al juez Norberto Oyarbide una jugosa explicación de por qué sus
centinelas se encontraban realizando tareas de Inteligencia sobre los
delegados de la empresa del rubro alimenticio Kraft Food y Pepsico
Snacks.
También hubo denuncias en San Martín y Capital Federal. Los gendarmes
también habían realizado tareas de Inteligencia sobre una madre de Plaza
de Mayo y diferentes dirigentes sociales que habían participado de una
serie de cortes de ruta en apoyo a trabajadores que habían sido echados.
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