Grondona ahora parece vulnerable: cosecha amparos y sufre depresión. // Santiago Cichero. |
Fue en un Congreso de la FIFA que al presidente de la Federación Española de Fútbol, Angel Villar, se le planteó un interrogante:
—¿Entonces, qué hacemos? —lo interpeló a Julio Grondona.
El jefe de la AFA lo miró y ensayó una sonrisa desvencijada.
—Lo que importa no es hablar, sino levantar la mano.
No dijo más, no hacía falta. Para sellar el acuerdo, Grondona le palmeó la espalda a Villar.
Pasaron cuatro años de aquella demostración cabal de cómo hay que votar. Grondona conserva las formas, aunque parece haber perdido esa “fuerza de toro”, como alguna vez le elogió Joseph Blatter. Ni siquiera es la misma AFA. Más allá de la dirección legal, los asuntos del fútbol argentino se mudaron de Viamonte 1366 a Puerto Madero. Desde su piso, Don Julio intenta recuperar su salud y evitar que los amparos fogoneados por Daniel Vila pongan en jaque su reelección y el enojo de la FIFA, por la intervención judicial.
Mientras, guarda la carta para reflotar el megatorneo de 38 equipos, cuyo proyecto fue frustrado hace dos meses. En su domicilio-búnker (ya no es la ferretería de Sarandí ni las oficinas de la estación de sevicio de Avellaneda) recibe dirigentes cercanos y trata de monitorear la cocina política desde su teléfono celular.
Puertas adentro. La ausencia pública de Grondona le abrió el juego a las especulaciones. Los antigrondonistas aseguran que el hombre de 80 años, que hace 25 días fue sometido a una colonoscopía programada, está deprimido. Desde su círculo áulico, confirman la presunción sobre su estado de salud: “Hay preocupación”, le reconoce a PERFIL un allegado a Grondona.
El estado físico y anímico del presidente de AFA es el epicentro de una estrategia con implicancias políticas. “Lo de presentar un amparo para postergar la asamblea del 18 de octubre es una manera de ganar tiempo”, aporta en off un dirigente de un club del Ascenso. Y arremete: “Es la única explicación; saben que se hagan cuando se hagan las elecciones, a Grondona no le van a ganar”. Ese tiempo, para los dirigentes opositores, es la salud del mandamás de AFA.
Peligro FIFA. A pesar del affaire Grondona-Blatter, los síjulistas no huelen bien los amparos. El tema lo manejan José Luis Meiszner y el asesor letrado de AFA, Hugo Pazos. Pero la sensación de temor está instalada. Es que cuando la Justicia ordinaria patea la pelota, desde Zurich levantan la bandera del off side. “Si no se hacen las elecciones del 18, el 19 se baja el martillo”, advierte, con tono apocalíptico, un allegado al Comité Ejecutivo de AFA. El castigo inmediato recaería sobre la Selección argentina, que podría ver interrumpida su participación en las Eliminatorias.
El peso de la FIFA recayó en 2008 sobre Perú, por un conflicto que mantuvo la Federación Peruana de Fútbol y el Gobierno de ese país. Un mes después, ambas instituciones tuvieron que prometer no volver a mezclar intereses por medio de una carta. Recién entonces, Perú pudo volver a competir internacionalmente.
“No creo que se llegue a tanto”, opina en off el presidente de un club de Primera. Sin embargo, una máxima ronda entre los grondonistas más preocupados. Piensan que una federación intervenida, es una federación débil.
Aprietes y lo que viene. La iniciativa del grupo Happening (nombre del restaurante en el que se reunían los dirigentes que promocionaban la candidatura de Fernando Raffaini) ya le trajo consecuencias a algunos clubes. Cuenta alguien vinculado con dirigentes no alineados con Grondona: “A All Boys le negaron cheques en concepto de adelanto por televisación”. Roberto Bugallo fue uno de los que impulsó al actual presidente de Vélez y, a la vez, quien le prometió los avales de, por lo menos, siete clubes para poder presentarse en las elecciones de AFA.
Además, las instituciones de Floresta y Liniers votaron en contra del proyecto del megatorneo que, hasta ahora, no tuvo éxito. Los otros dos votos en contra habían sido de Newell’s y Racing.
Ese punto también se cuela por estos días en la agenda de los grondonistas. “No sé si lo van a lograr imponer, pero pasados los comicios nacionales y los de AFA van a sacar a relucir de nuevo el tema”, asegura un dirigente cercano a Grondona. Alguien de su entorno, detalló: “Se esperará que un representante de un club levante la mano para reinstalar el debate. La propuesta no va a salir del Comité Ejecutivo”. Estrategia pura.
Son tiempos de transformanciones. Un momento crucial en el que “los dirigentes tienen que ser open minded (mentes abiertas)”, pretenden en la AFA. Desde la casa madre se pide: “Hay que vencer la resistencia a los cambios”. Son los mismos que impulsan la reelección de Grondona, el presidente que gobierna desde hace 32 años.
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