Desde 1962, cuando se dictó la Constitución provincial que rige en Santa Fe (la más antigua del país), no hubo comicios generales que, como los de hoy, tengan el principal interés dividido en saber el nombre del nuevo gobernador y del partido que dominará la Legislatura. Por primera vez, podría ocurrir que los poderes Ejecutivo y Legislativo sean de distinto color político.
Es que por primera vez en estos 49 años, el gobernador podría tener un color político y las cámaras legislativas otro. Esta hipotética situación parece contradecir el espíritu de los constituyentes, que buscaron otorgar "gobernabilidad" al Ejecutivo surgido de las urnas dotándolo de capacidad de maniobra y negociación con una arbitraria mayoría de 28 bancas en la Cámara de Diputados. La cuestión signó el último tramo de las campañas electorales de los tres frentes partidarios que llegan hoy a las urnas con chances de triunfo. En los últimos quince días todos se centraron en demandar el voto para sus listas de diputados provinciales. Un dato. La Legislatura provincial es bicameral. Los miembros de ambos cuerpos duran los mismos cuatro años que el Ejecutivo y se renuevan completamente al cabo de ese período. Es decir que hoy se eligen 19 senadores y 50 diputados. La representación senatorial es territorial: uno por cada departamento. Por ende, en cada departamento la lista de senador será diferente aunque en todos es del mismo color: azul. Análisis coincidentes.La mayoría de los analistas coinciden en que la composición del futuro Senado podría no diferir demasiado de la actual. Varios factores coadyuvan a esos pronósticos que, de cumplirse, dejarían en manos del Frente Santa Fe para Todos (peronismo y afines) la mayoría del cuerpo. Si el socialismo lograra hoy retener la Gobernación y los vaticinios se hicieran realidad, el Senado volvería a serle hostil. Pero si el candidato peronista (Rossi) o macrista (Del Sel) llegara a la Casa Gris, el Senado podría ser oficialista al amparo de las predicciones. Es en Diputados donde existe la representación popular. Con 50 integrantes y por designio de la Constitución del 62, está compuesta por 28 diputados del partido más votado. Los 22 restantes se los dividen los demás partidos en proporción a los sufragios que logrados. Para participar en la distribución de estas 22 bancas se debe haber obtenido como mínimo el 3 por ciento de los votos válidamente emitidos (fallo del Tribunal Electoral caso Martino- 2007). Es decir que si tomásemos el total de votos válidos (afirmativos y blancos) emitidos en las primarias (1.641.472), los partidos o frentes en condiciones de aspirar a alguna de esas 22 bancas son los que hubieren obtenido 54.715 votos como mínimo. A éstos se les aplica el sistema D'Hont, que consiste en ir dividiendo la cantidad de votos logrado por cada uno de ellos, por 1, luego por 2 y así sucesivamente hasta el 22. A hacer números.En un ejemplo, el partido A se llevaría los 28 diputados por ser el más votado (obtuvo un voto más que el resto). A los partidos B, C y D, que obtuvieren votos por encima del 3 por ciento, se les aplica el D'Hont. A los cocientes obtenidos en esas divisiones se los ordena con prescindencia del partido de 1 a 22, que será la cantidad de bancas a adjudicar y cada partido tendrá la cantidad de bancas como cociente propio hayan sacado dentro de los 22. Son 9 las listas de candidatos a diputado que competirán. Cada una con 28 postulantes titulares y 10 suplentes: 342 aspirantes para las 50 bancas. Fragilidad. Cuando los constituyentes de 1962 legislaron sobre la "gobernabilidad" lo hicieron pensando en la fragilidad democrática sometida a peligros externos (eran épocas de asonadas militares) en el convencimiento de que era necesario un Ejecutivo fuerte para resistir embates. Lo hicieron con las herramientas que consideraron óptimas: eliminando el riesgo de parálisis institucional por exceso de confrontación entre el Parlamento y el Ejecutivo, asegurándole a éste al menos capacidad de iniciativa legislativa y maniobra de negociación con una mayoría automática que se autorregulaba con otra herramienta que hoy no existe: la boleta sábana. Al ir todos los cargos en la misma boleta durante este casi medio siglo, siempre quien ganó en Diputados fue el mismo partido que ganó la Gobernación. Otra realidad.Hoy, con la boleta única, que separa materialmente el voto a gobernador del voto a diputados, no necesariamente el que gane la Gobernación ganará en Diputados. La discusión de los últimos meses en relación a qué partido tendrá derecho a reclamar la mayoría en Diputados la zanjó el viernes la secretaria electoral, Claudia Catalín, al aseverar que se la llevará el partido o frente que gané en esa categoría. Bonfatti, Rossi y Torres Del Sel dedicaron los últimos diez días a pedirle a los santafesinos que voten sus listas de candidatos. Los tres temen ganar la Gobernación y perder la gobernabilidad, aunque ésta hoy difiera de aquel concepto de hace casi 50 años y hoy refiera a un compromiso de mayor madurez, responsabilidad y seriedad que sería necesario para administrar el segundo Estado argentino si se diera el inédito caso de que oficialismo y oposición debieran compartir el ejercicio del gobierno uno en cada poder, obligados a negociar consensos a cada paso.
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