Es la cantidad que la Municipalidad estima que se utilizan en la ciudad. La entrega de las mismas en los comercios estará prohibida desde el próximo 1 de enero, por lo cual capacitan a los cajeros.
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El 25 de junio de 2009 el Concejo Municipal de Santa Fe tomó una decisión histórica para la ciudad que representa al establecer –mediante la ordenanza Nº 11.601– que desde el 1 de enero del 2012 ningún comercio podrá entregar bolsas de plástico en la capital provincial.
A partir de esta definición, el 28 de marzo pasado la Municipalidad de Santa Fe firmó una serie de convenios con la Cervecería Santa Fe; el Centro Comercial; la Cámara de Supermercados; la Fundación Hábitat y Desarrollo y la Universidad Nacional del Litoral, a fin de llevar adelante acciones conjuntas tendientes a ir disminuyendo el uso de las mismas.
Las medidas no sólo tienden a la disminución progresiva de la entrega de bolsas plásticas en los locales comerciales de la ciudad, sino también a la concientización de la comunidad acerca de los impactos ambientales provocados por las mismas, y la magnitud de éstos.
En este marco es que 120 cajeros y cajeras de las cadenas de supermercado Kilbel, Alvear y El Túnel ya participaron de distintos encuentros donde se les brindó información relacionada al programa, que busca generar un cambio de hábito en los vecinos a la hora de efectuar sus compras.
En tanto, la segunda etapa de las jornadas de formación comenzará en agosto y se sumarán voluntarios de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) que colaborarán en el dictado de las charlas que sean organizadas.
Cabe destacar que en los encuentros de capacitación se les brinda a los empleados de los supermercados toda la información necesaria para que ellos mismos puedan comunicar al público en general la importancia de reducir o eliminar el uso de las bolsas plásticas.
La intención es lograr un cambio de hábito en los ciudadanos santafesinos a la hora de realizar sus compras y revivir aquella vieja costumbre de que en cada hogar se disponga del canasto de los mandados diarios.
En la ciudad de Santa Fe, donde en la actualidad hay alrededor de 500 mil habitantes, se calcula un consumo promedio de una bolsa y media diaria por persona, por lo que por día se utilizan 750 mil y 273.759.000 por año.
De este total, se advierte que sólo la tercera parte (91.253.000) son destinadas para disponer los residuos domiciliarios. Asimismo, las 182.500.000 restantes, al no ser reutilizadas, se encuentran dispersas por todo el ejido urbano y un porcentaje menor se dispone finalmente en el relleno sanitario.
Estas cifras tienden a incrementarse en la medida que disminuye la concientización ambiental de la población, razón por la cual, no sólo deben tomarse medidas que limiten las cantidades de bolsas que se entreguen por cliente, o que se aumente la capacidad de las mismas, sino que se requieren estrategias integrales, que comprendan la articulación de programas de educación ambiental formal y no formal, dirigidas a la comunidad.
En tal sentido, desde la Subsecretaría de Ambiente, a partir de los trabajos de limpieza y recuperación del espacio público, se observó que gran parte de los residuos dispersos en los microbasurales son de baja densidad, más específicamente, bolsas plásticas, las que al ser arrastradas por el viento, producen un impacto ambiental adverso de gran magnitud, no sólo desde el punto de vista de la contaminación visual del paisaje urbano, sino también en el riesgo que implica para la biodiversidad urbana, y para la obstrucción de los sistemas de desagües, con la consecuente probabilidad de anegamiento de ciertos sectores de la ciudad.
Ante esta situación, y considerando que el artículo 2º de la ordenanza Nº 11.601 faculta al Ejecutivo Municipal para la reglamentación de la ordenanza, se advierte la necesidad de arbitrar medidas tendientes a la mitigación de dichos impactos ambientales.
A partir de esta definición, el 28 de marzo pasado la Municipalidad de Santa Fe firmó una serie de convenios con la Cervecería Santa Fe; el Centro Comercial; la Cámara de Supermercados; la Fundación Hábitat y Desarrollo y la Universidad Nacional del Litoral, a fin de llevar adelante acciones conjuntas tendientes a ir disminuyendo el uso de las mismas.
Las medidas no sólo tienden a la disminución progresiva de la entrega de bolsas plásticas en los locales comerciales de la ciudad, sino también a la concientización de la comunidad acerca de los impactos ambientales provocados por las mismas, y la magnitud de éstos.
En este marco es que 120 cajeros y cajeras de las cadenas de supermercado Kilbel, Alvear y El Túnel ya participaron de distintos encuentros donde se les brindó información relacionada al programa, que busca generar un cambio de hábito en los vecinos a la hora de efectuar sus compras.
En tanto, la segunda etapa de las jornadas de formación comenzará en agosto y se sumarán voluntarios de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) que colaborarán en el dictado de las charlas que sean organizadas.
Cabe destacar que en los encuentros de capacitación se les brinda a los empleados de los supermercados toda la información necesaria para que ellos mismos puedan comunicar al público en general la importancia de reducir o eliminar el uso de las bolsas plásticas.
La intención es lograr un cambio de hábito en los ciudadanos santafesinos a la hora de realizar sus compras y revivir aquella vieja costumbre de que en cada hogar se disponga del canasto de los mandados diarios.
En la ciudad de Santa Fe, donde en la actualidad hay alrededor de 500 mil habitantes, se calcula un consumo promedio de una bolsa y media diaria por persona, por lo que por día se utilizan 750 mil y 273.759.000 por año.
De este total, se advierte que sólo la tercera parte (91.253.000) son destinadas para disponer los residuos domiciliarios. Asimismo, las 182.500.000 restantes, al no ser reutilizadas, se encuentran dispersas por todo el ejido urbano y un porcentaje menor se dispone finalmente en el relleno sanitario.
Estas cifras tienden a incrementarse en la medida que disminuye la concientización ambiental de la población, razón por la cual, no sólo deben tomarse medidas que limiten las cantidades de bolsas que se entreguen por cliente, o que se aumente la capacidad de las mismas, sino que se requieren estrategias integrales, que comprendan la articulación de programas de educación ambiental formal y no formal, dirigidas a la comunidad.
En tal sentido, desde la Subsecretaría de Ambiente, a partir de los trabajos de limpieza y recuperación del espacio público, se observó que gran parte de los residuos dispersos en los microbasurales son de baja densidad, más específicamente, bolsas plásticas, las que al ser arrastradas por el viento, producen un impacto ambiental adverso de gran magnitud, no sólo desde el punto de vista de la contaminación visual del paisaje urbano, sino también en el riesgo que implica para la biodiversidad urbana, y para la obstrucción de los sistemas de desagües, con la consecuente probabilidad de anegamiento de ciertos sectores de la ciudad.
Ante esta situación, y considerando que el artículo 2º de la ordenanza Nº 11.601 faculta al Ejecutivo Municipal para la reglamentación de la ordenanza, se advierte la necesidad de arbitrar medidas tendientes a la mitigación de dichos impactos ambientales.
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