Se utilizan para hacer productos plásticos que luego se venden a cadenas de supermercados. Así recaudan fondos. En la ciudad hay 37 bocas de recepción.
El Programa de Reciclado de Tapitas de Plástico (de gaseosas y agua mineral) de la Fundación Garrahan nació hace cuatro años. En decenas de lugares en la ciudad de Santa Fe, sobre todo en farmacias, muchos santafesinos colaboraron con sus tapitas sin conocer cuál sería el destino final de su aporte solidario.
La coordinadora del Programa de Reciclado y de Congresos y Jornadas de la Fundación Garrahan, Patricia Gavilán, explicó: “En Santa Fe hay muchísimos puntos de recolección. Hay alrededor de 100 farmacias en toda la provincia que juntan tapitas. Cerca de 40 se encuentran en la ciudad capital. A Buenos Aires se envían a través de Droguerías del Sur”.
Para responder a las dudas de los solidarios vecinos, Gavilán aclaró: “En este sentido, queremos decirle a los santafesinos que se queden muy tranquilos, que todas sus tapitas llegan aquí y se transforman”.
En relación al destino final de las tapitas que donan día a día los santafesinos y el resto de los ciudadanos argentinos, la coordinadora del Programa de Reciclado explicó: “Éste es un programa solidario y ecológico. Desde el punto de vista ecológico, consideramos que hay un impacto positivo en el ambiente. Llevamos recolectadas más de 700 millones de tapitas, que finalizan con la venta de un producto en cadenas de supermercados Easy y Jumbo. Allí la gente puede adquirir los Ecokit. Son baldes, palanganas, palitas, hechos ciento por ciento con las tapitas que la gente donó”.
Llama la atención el color de estos productos, de un tono verde diferente al que se observa en forma habitual, y es el resultante de la mezcla de todos los colores de tapitas que se utilizan en la fabricación, sin ningún agregado al compuesto.
“En definitiva, estamos llegando a un producto final por el cual en la venta tenemos ganancia total. Los mercados no ganan nada con la venta, todo es para la Fundación Garrahan. Además hay que tener en cuenta que para fabricar todos esos productos que se fabricarían igual se necesitarían derivados del petróleo, por lo cual de esta manera estamos evitando el uso de recursos naturales”, aclaró Gavilán.
Otras tapitas se derivan a empresas diferentes que también las utilizan como materia prima. Allí se producen, por ejemplo, cajas de herramientas, estanterías para CD, perchas, broches, partes de los espejos retrovisores, entre otros bienes.
“Además, hay que tener en cuenta que esos 700 millones de tapitas que recolectamos ya no forman parte de la basura”, resaltó.
—¿Cómo surge la idea de reciclar las tapitas en todo el país?
—En 2006 había varias campañas aisladas que juntaban tapitas. Nosotros a esa altura ya reciclábamos papel y como nadie concentraba la actividad de las tapitas, averigüé quiénes las comprarían después y para qué, y así empezamos a juntar.
Un gesto de amor
“Lo que yo siento es que detrás de cada tapita realmente hay un gesto de amor, porque cambió el significado. Esa tapita ya no es para tapar una botella, sino que tiene un significado que va más allá. Esa tapita se convierte en salud. La gente realmente siente que está ayudando y es así. El amor que sienten hacia el hospital es fantástico y esta es una forma práctica de demostrarlo. Aquí se ha formado una gran red humana”, expresó la trabajadora del Garrahan.
¿A quiénes se traslada la ayuda? Desde el punto de vista solidario las tapitas se traducen en obras e instrumentos para la salud. De los fondos obtenidos se colabora con el sostenimiento de la Casa Garrahan; el hogar que se encuentra a una cuadra del hospital, donde se alojan pacientes ambulatorios, que no tienen obra social o dinero para afrontar los tratamientos. La mitad de esa casa, se mantiene con el dinero del Programa de Reciclado.
Con el resto del dinero se solventa el servicio de oxigenoterapia a domicilio (para que los pacientes puedan regresar a sus hogares se les entregan tubos o mochilas de oxígeno). También se compró equipamiento de alta complejidad, se pagan becas para que los médicos u otros profesionales del hospital se capaciten allí y luego retornen a sus provincias.
En el último ejercicio, que finalizó en junio del año pasado, se recaudaron 2.675.938 pesos; que –además de los puntos anteriores– sirvieron para concluir las obras de los dos quirófanos de quemados del hospital, con equipamiento de alta tecnología y mobiliario especial, que fueron financiados totalmente con la Campaña de Reciclado. Las obras se complementaron con el acondicionamiento y equipamiento de las nuevas seis salas de terapia intensiva de quemados.
Estos aportes complementan el total de aplicaciones efectuadas por la Fundación Hospital de Pediatría Profesor Doctor Juan Garrahan al desarrollo de las distintas actividades como la Formación de Recursos Humanos, Asistencia de Casa Garrahan y Servicio Social, Adquisición de Equipamiento para el Hospital, Construcción y adecuación de nuevos sectores en el Hospital y Programa Colaborativo Docente con las provincias en los hospitales pediátricos del interior.
Los fondos obtenidos a través del reciclaje son el principal sostén de la fundación, por lo cual la participación de la ciudadanía es esencial para el sostenimiento del hospital que atiende a chicos de todo el país.
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