El juez Sergio Carraro indagó este jueves al matrimonio detenido por el homicidio ocurrido el viernes pasado en Santo Tomé. Un caudal de pruebas dejan al descubierto una realidad desgarradora a la que estaba sometida la familia.
La tarde previa a la muerte de “Nacho”, una parte de la familia había ido a ver al papá que cantaba en el Liceo. Antes de salir, hubo una discusión entre los padres porque Horacio no quería que los nenes fueran con ellos, y finalmente los mellizos se quedaron en casa, al cuidado de una de sus hermanas mayores.
Horacio no cantó bien esa noche y estaba ofuscado. Pero su estado se transformó en furia desmedida cuando al llegar a la casa de calle 3 de Febrero se encontró con los dos pequeños que se habían abalanzado sobre un frasco de mermelada y otro de dulce de leche, y además del enchastre se habían indigestado.
“¡Qué hicieron!”, exclamó Georgina, que sabía que su compañero no iba a reaccionar de buena manera. Horacio los tomó del cabello y los arrastró hasta el dormitorio.
Los demás, que habían quedado paralizados por la reacción intempestiva del hombre de la casa, aguardaron en silencio que finalizara el castigo. Pero mientras juntaban los desperdicios que habían quedado en la cocina, Georgina fue hasta el cuarto para saber qué pasaba.
“Por eso no lloraba”
La mujer de 36 años declaró todo eso ayer por la tarde, ante el juez de Instrucción Sexta, Sergio Carraro, que investiga la muerte de Ignacio, ocurrida el 24 de junio en una casa de barrio Tanque de Santo Tomé.
Relató que al entrar a la pieza, su marido lo tenía a Ignacio con la boca tapada -“por eso no lloraba”, dijo- mientras lo golpeaba.
Logró separarlos y en eso advirtió que “Nacho” tenía la panza hinchada y dura. Lo primero que se le vino a la mente fue el atracón, pero el nene estaba visiblemente golpeado.
No conforme con haberle dado una paliza mortal, Horacio volvió a tomar a los mellizos del cuello y los arrastró, esta vez hasta el patio, donde los dejó en penitencia. Afuera estaba helando y a pesar del miedo que le provocaba su esposo cuando se ponía en ese estado, Georgina los hizo entrar a la casa.
Para que dejaran de temblar los bañó con agua caliente, pero como uno de los pequeños daba cada vez menos señales de vida, llamó a una hermana para que la buscara con el auto para llevarlos al sanatorio.
“Le pegaste”
A los pocos minutos llegó la madre de Georgina y una hermana, a rescatar a las criaturas. “Le pegaste”, le reprochó la suegra.
Desde barrio Tanque, la familia se trasladó hasta el Sanatorio 7 de Marzo de Santo Tomé, donde la médica de guardia advirtió rápidamente las lesiones de los menores y se lo reprochó a los padres.
Alerta por la gravedad del caso, la profesional derivó de urgencia a los nenes al Hospital de Niños de Santa Fe. Además de los politraumatismos y marcas de cintazos que tenían los mellizos, la peor parte se la llevó Ignacio, que además tenía fractura de cráneo, el estómago destrozado por los golpes e ingresó con un cuadro de hipotermia. Fue derivado a la terapia intensiva de inmediato, pero las lesiones eran tan graves que murió al cabo de algunos minutos.
Las distintas versiones de los operadores de salud, tanto públicos como privados, confirman esto de que Horacio les habría confesado que “se me fue un poco la mano” con la paliza, aunque sólo dijo que los azotó con un cinto.
Advertidos de las consecuencias del hecho, los médicos hicieron la denuncia policial y los padres quedaron inmediatamente detenidos.
Ampliación de indagatoria
Las primeras actuaciones consistieron en la realización de la autopsia, la constatación de las lesiones de Valentino -el otro mellizo- y el resguardo de los otros cuatro hijos de 2, 9, 14 y 15 años; además del allanamiento del inmueble, el secuestro de materiales de prueba y la realización de peritajes varios.
Luego, el juez Carraro llamó a declarar a Georgina, que aportó una versión en la que no responsabilizaba del todo a su marido; mientras que el hombre se abstuvo hasta tanto no esté su abogado de confianza. Volvieron al juzgado ayer por la tarde, tras el pedido de ampliación de indagatoria de sus respectivas defensas.
Georgina habló durante una hora y cuarenticinco minutos. “Es imposible sostener una mentira durante todo ese tiempo”, declaró su abogada María Gabriela Arri. La defensora, que se mostró conmovida por la declaración de su clienta, hizo una descripción general del cuadro que le tocó vivir a la mujer que ahora está imputada como coautora del delito de homicidio calificado por el vínculo y ensañamiento.
El hombre declaró en segundo turno y lejos de referirse al hecho por el que se lo acusa, en calidad de autor, hizo alusión a la vida familiar, sus vivencias, el cuidado de los hijos, el trabajo y sus relaciones. Pero a la hora de solicitar el juez la realización de un careo con su esposa, su abogado Héctor Tallarico se opuso, a pesar de que la mujer estaba dispuesta a enfrentarlo.
Dirección de Niñez
Otro punto en el cual se apoya el juez Carraro es el trabajo del equipo de profesionales de la Dirección Provincial de Promoción de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, que desde el primer momento estuvo palmo a palmo trabajando en la asistencia de los menores y en colaboración con la Justicia.
Ayer por la mañana, en las instalaciones del Hospital Italiano, donde funcional la Dirección de Salud Mental, el equipo de psicólogos de la Dirección de Niñez recibió el testimonio de las dos hijas mayores del matrimonio -de 14 y 15 años-, que hicieron un pormenorizado relato de lo ocurrido aquella noche fatal.
Con todo ese caudal probatorio, el juez Carraro deberá resolver la situación procesal del matrimonio, que al menos en el caso del hombre, se encamina hacia su procesamiento. Resta saber qué actitud tomará el magistrado para con la mujer, cuyo testimonio conmovió por la crudeza y detalle, pero no por eso y por su actitud pasiva frente al horror, le resta responsabilidad.
Pedido del fiscal
El fiscal Nº 1, Gerardo Alesso, solicitó la prisión preventiva para los detenidos y el juez Sergio Carraro analizaba hoy si la confirmaba o no la medida requerida. Además, el magistrado dispuso que ambos detenidos fueran sometidos a un estudio psicológico, tal como lo solicitaron las partes.
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