Le pegaron trompadas y patadas. Luego lo ataron y le saquearon la casa que alquila.
Eran alrededor de las cinco de la tarde. El cantante Juan Antonio Ferreyra –más conocido como JAF– estaba durmiendo una siesta en la casa que alquila en Villa Gesell. El lugar estaba en silencio, ya que su pareja y sus hijos habían salido minutos antes. De repente, el músico se despertó en medio de una ráfaga de trompadas y patadas, sin poder defenderse. Cayó al piso y recibió duros golpes en el rostro, hasta que los asaltantes lograron atarlo de pies y manos.
“Hace ya cuatro años que alquilo la misma casa, y 18 que vengo a Villa Gesell. Nunca me había pasado algo así y va a ser difícil poder superarlo.
Cosas como estas dan ganas de irse del país. Soy argentino hasta el día en que me muera, pero podría decir que hoy, con todo esto, tengo un pie afuera del país porque no deseo volver a atravesar algo así y quiero que mis hijos crezcan en paz”, le dijo el músico a Clarín.
Todo ocurrió en la tarde del jueves, en un chalé ubicado en calles 6 y 111 que alquila el ex cantante de la banda de Pappo, Riff.
“Podría decir que, desde lo operativo, el hecho fue bastante sencillo. Yo estaba recostado, me cayeron dos tipos encima y me empezaron a cagar a trompadas y a patadas. Casi me quiebran la mandíbula, me estuvieron pegando por un buen rato. ‘¿Dónde está la guita?’, me gritaban”, relató Ferreyra.
Mientras el músico intentaba cubrirse de los golpes, los asaltantes lo tiraron al suelo y lo ataron. Pocos minutos después, un tercer hombre que estaba en la calle haciendo de campana , avisó a sus cómplices que la familia estaba regresando a la casa y entonces la banda escapó, dejando al músico aturdido.
Los ladrones huyeron con dinero, teléfonos celulares y notebooks. “Se llevaron el fruto de ocho meses de trabajo, un montón de guita, prácticamente me arruinaron. Por suerte me dejaron las guitarras y gracias a Dios estaba yo solo, mi familia justo había salido. Cuando se fueron, yo me reincorporé como pude y logré desatarme”, dijo.
“Algo así tiene que servir como advertencia. Hay que decir que hay mucho delincuente suelto y otras personas que trabajamos, que pagamos nuestros impuestos. Lamentablemente, esto le puede pasar a cualquiera”, agregó JAF.
Fuentes del caso le dijeron a Clarín que, para entrar a la casa, los ladrones cortaron una reja hecha de planchuelas de hierro. Y agregaron que cuando la esposa de Ferreyra volvió, se encontró con que había un auto estacionado en la entrada al garage. La mujer tocó bocina para que le liberaran el paso y el conductor movió el coche, al mismo tiempo que hablaba por celular.
“Se trataba de un tercer ladrón y estaba avisando a sus cómplices que la familia había regresado”, dijeron los voceros. La Policía presumía también que pudo haber algún trabajo de inteligencia previa. Pero que, al entrar al chalé, nunca imaginaron que iban a encontrarse con el músico durmiendo.
“Hace ya cuatro años que alquilo la misma casa, y 18 que vengo a Villa Gesell. Nunca me había pasado algo así y va a ser difícil poder superarlo.
Cosas como estas dan ganas de irse del país. Soy argentino hasta el día en que me muera, pero podría decir que hoy, con todo esto, tengo un pie afuera del país porque no deseo volver a atravesar algo así y quiero que mis hijos crezcan en paz”, le dijo el músico a Clarín.
Todo ocurrió en la tarde del jueves, en un chalé ubicado en calles 6 y 111 que alquila el ex cantante de la banda de Pappo, Riff.
“Podría decir que, desde lo operativo, el hecho fue bastante sencillo. Yo estaba recostado, me cayeron dos tipos encima y me empezaron a cagar a trompadas y a patadas. Casi me quiebran la mandíbula, me estuvieron pegando por un buen rato. ‘¿Dónde está la guita?’, me gritaban”, relató Ferreyra.
Mientras el músico intentaba cubrirse de los golpes, los asaltantes lo tiraron al suelo y lo ataron. Pocos minutos después, un tercer hombre que estaba en la calle haciendo de campana , avisó a sus cómplices que la familia estaba regresando a la casa y entonces la banda escapó, dejando al músico aturdido.
Los ladrones huyeron con dinero, teléfonos celulares y notebooks. “Se llevaron el fruto de ocho meses de trabajo, un montón de guita, prácticamente me arruinaron. Por suerte me dejaron las guitarras y gracias a Dios estaba yo solo, mi familia justo había salido. Cuando se fueron, yo me reincorporé como pude y logré desatarme”, dijo.
“Algo así tiene que servir como advertencia. Hay que decir que hay mucho delincuente suelto y otras personas que trabajamos, que pagamos nuestros impuestos. Lamentablemente, esto le puede pasar a cualquiera”, agregó JAF.
Fuentes del caso le dijeron a Clarín que, para entrar a la casa, los ladrones cortaron una reja hecha de planchuelas de hierro. Y agregaron que cuando la esposa de Ferreyra volvió, se encontró con que había un auto estacionado en la entrada al garage. La mujer tocó bocina para que le liberaran el paso y el conductor movió el coche, al mismo tiempo que hablaba por celular.
“Se trataba de un tercer ladrón y estaba avisando a sus cómplices que la familia había regresado”, dijeron los voceros. La Policía presumía también que pudo haber algún trabajo de inteligencia previa. Pero que, al entrar al chalé, nunca imaginaron que iban a encontrarse con el músico durmiendo.
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