Puntualmente a las 19, el barco Ciudad de Rosario zarpó desde Costa Alta y recorrió entre bocinazos y aplausos toda la ribera rosarina para llegar a las 20.10 al muelle del parque a la Bandera.
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Puntualmente a las 19, el barco Ciudad de Rosario zarpó desde Costa Alta y recorrió entre bocinazos y aplausos toda la ribera rosarina para llegar a las 20.10 al muelle del parque a la Bandera.
Allí, y en la previa de los fuegos artificiales, el show del rosarino Pablo Granados le metió música y calor a la espera, entre miles de almas que lo ovacionaron. “Desde el Anfiteatro del 93 que no tocaba con la gente al aire libre. Estuvo muy bueno, con público de todas las edades, y ojalá que los temas hayan pasado de boca en boca, Todos estuvieron muy respetuosos”, comentó el músico al pie del escenario.
Granados deseó que Rosario “crezca, pese a que los rosarinos son muy críticas con su ciudad, porque la veo cada vez más linda y la disfruto mucho”.
Caía el sol en una tarde calurosa, que invitaba al mate, la reposera y gaseosas para escapar del sofocón del cemento y el asfalto. Así, miles de familias se fueron arrimando a la convocatoria, aunque desparramadas por el Monumento, el parque a la Bandera y el parque España.
Para mantener la expectativa, llegaron a tierra un grupo de paracaidistas con luces en sus cuerpos. Y poco después, la caravana náutica sumó para darle más color y brillo a la caída del sol.
El recorrido incluyó a lanchas, barcos, veleros y embarcaciones a remo, algunas con sus tripulaciones enteras vestidas de piratas, de Reyes Magos, con colores flúo, pelucas multicolores y globos a puro sirenazo.
Desde el barco Ciudad de Rosario, se vio el saludo del gobernador Antonio Bonfatti, el ex mandatario santafesino Hermes Binner y la intendenta Mónica Fein.
“Deseo una Rosario con mayor igualdad, convivencia, oportunidades para todos en un desarrollo que le permita a cada rosarino cumplir sus sueños y ser feliz, con mayor solidaridad y participación”, le dijo Fein a La Capital.
Su deseo, fue uno de los miles que ingresó al tradicional cofre, adonde cada participante arrimaba su ilusión. Luego la enorme urna fue arrojada al río.
Para la intendenta ayer se vivió un “clima de fiesta que tiene que ver con los deseos de todos los rosarinos de un buen año, en un jornada ideal y con mucha convocatoria”, comentó. Los cálculos oficiales hablaron de 200 mil personas volcadas a lo largo de todo la franja costera.
Pasadas las 21, los tres animadores desde el escenario le pusieron calor y expectativa al gran momento de la noche. Diez minutos después, el cielo poblado de nubes se tiñó de una frenética paleta de colores.
Los fuegos artificiales llegaron para alegría de familias enteras que desde sus reposeras admiraran el despliegue de alta pirotecnia. Para algunos, un sueño del 2013 ya estaba cumplido.
¿Volverán el año que viene? “Veremos”, respondió Fein para agregar: “La verdad es que son hermosos, pero sabemos que hay que innovar”.
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