Se trata de L.A.G., el joven dueño del comercio asaltado el miércoles a la mañana, que hirió de un disparo al ladrón.
Tras permanecer dos noches detenido, L.A.G, el joven dueño de la quiniela asaltada el miércoles por la mañana en pleno centro santafesino, que hirió de bala al ladrón será ingadado hoy por la jueza de instrucción penal Susana Luna.
En principio, el muchacho está acusado por el delito de tentativa de homicidio, sin embargo, la calificiación podría variar ya que hoy estarían listos los resultados de varias pericias necesarias para determinar la secuencia de los acontecimientos ocurridos minutos después de las 11, en calle Hipólito Irigoyen al 3.100.
Por otra parte, el ladrón, identificado como N. T. de 25 años, y residente en Las Flores II permanece internado y su indagatoria deberá posponerse, fundamentalmente por una herida de bala que lo afectó en la columna vertebral.
El caso
Minutos sumamente dramáticos se vivieron el miércoles pasado, minutos antes del mediodía en una agencia de quiniela ubicada en pleno corazón de barrio Constituyentes, en Hipólito Irigoyen al 3.100.
“Estaba jugando a la quiniela en el momento que entró un muchacho. Sin mediar ninguna palabra sacó un arma y comenzó a gatillarnos a quemarropa. Gracias a Dios no salieron los disparos del revolver y hoy estamos vivos”, explicó Ramón Dilda, un suboficial mayor de la policía de Santa Fe que en su día de franco, estaba dentro del comercio en el instante que se produjo el intento de robo.
Minutos sumamente dramáticos se vivieron el miércoles pasado, minutos antes del mediodía en una agencia de quiniela ubicada en pleno corazón de barrio Constituyentes, en Hipólito Irigoyen al 3.100.
“Estaba jugando a la quiniela en el momento que entró un muchacho. Sin mediar ninguna palabra sacó un arma y comenzó a gatillarnos a quemarropa. Gracias a Dios no salieron los disparos del revolver y hoy estamos vivos”, explicó Ramón Dilda, un suboficial mayor de la policía de Santa Fe que en su día de franco, estaba dentro del comercio en el instante que se produjo el intento de robo.
Pero la pesadilla para los dos quinieleros que estaban atendiendo (madre e hijo) y para Ramón, no terminó ahí. “Inmediatamente nos redujo, nos sacó las pertenencias personales y sustrajo algo de dinero de la caja registradora. Cuando se estaba retirando, uno de los dueños de la quiniela alcanzó a sacar una pistola que tenía escondida y comenzó a dispararle”, continuó relatando Dilda.
Una balacera en pleno centro
Fue en ese momento que la tranquilidad del barrio se vio perturbada por una terrible balacera, que pudo haber terminado en una verdadera tragedia. Según relató a Diario UNO el suboficial de 50 años de edad y testigo ocasional del hecho delictivo, el ladrón cayó abatido producto de un impacto de bala que dio en su espalda, cayendo sobre la vereda de la quiniela y golpeando su cabeza fuertemente contra un cantero. “Cuando el delincuente cayó, salí corriendo y lo reduje en el suelo. Luego llegó la policía, lo detuvo y lo llevó al Hospital Cullen”, subrayó Ramón Dilda.
Fue en ese momento que la tranquilidad del barrio se vio perturbada por una terrible balacera, que pudo haber terminado en una verdadera tragedia. Según relató a Diario UNO el suboficial de 50 años de edad y testigo ocasional del hecho delictivo, el ladrón cayó abatido producto de un impacto de bala que dio en su espalda, cayendo sobre la vereda de la quiniela y golpeando su cabeza fuertemente contra un cantero. “Cuando el delincuente cayó, salí corriendo y lo reduje en el suelo. Luego llegó la policía, lo detuvo y lo llevó al Hospital Cullen”, subrayó Ramón Dilda.
Según contaron los testigos del hecho, el ladrón, identificado como N. T. de 25 años de edad y residente de Las Flores 2, estaba acompañado en una moto por una joven embarazada, que se dio a la fuga.
La vereda del negocio quedó “regada” por más de una decena de vainas servidas, lo que habla a las claras de la violencia que tuvo dicho incidente. Sobre la vereda quedó el arma del ladrón, un revólver calibre 38, y vainas servidas del arma del comerciante.
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