La Federación de Paseos Comerciales advierte que representan una competencia desleal a los locales gastronómicos. Lo cierto es que la polémica aún empieza a sumar voces desde todos los sectores.
La Capital |
La Federación Rosarina de Paseos Comerciales propuso modificar la ordenanza que regula la venta callejera de alimentos, ya que consideró que los puestos de hamburguesas y panchos instalados en los espacios públicos promueven una “competencia desleal” con los locales gastronómicos habilitados.
La entidad que nuclea a comerciantes de los corredores barriales expuso sus críticas tras un informe publicado por La Capital que daba cuenta del incremento en los pedidos de permisos para la venta ambulante de alimentos, sobre todo los elaborados a base a carnes, cuya lista de espera incluye unas 513 solicitudes.
Los datos se conocieron en el marco de la polémica que protagonizan los titulares de 12 carritos de la rambla Catalunya, emplazados a mudarse de vereda a partir de marzo para dar lugar a la apertura de una bicisenda en el paseo costero.
Para el titular de la federación, Favio Acosta, llegó el tiempo de revisar las normas que regulan la actividad. “La venta callejera es un tema serio, es competencia desleal, está organizada, es masiva y entraña riesgos para la salud en el caso de alimentos. Bajo todo punto de vista, permitir comercializar productos manufacturados en la vía publica es fomentar competencia desleal y el trabajo precario”, apuntó.
Y en este sentido, el comerciante recordó que hace tiempo reclaman, junto a otras organizaciones, que se derogue la ordenanza que regula la venta ambulante “y se proponga otra superadora y actualizada a los tiempos que corren, ya que esta fue una salida de la crisis del 2001, pero sigue vigente y generando polémica, porque otorga permisos para ejercer el comercio en la vía pública, que es un negocio muy lucrativo”.
Por esto, según Acosta, cada vez son más las solicitudes para instalar puestos de choripanes y hamburguesas: “porque ven un jugoso negocio donde están libres de pesados gravámenes y controles como sí lo están los comercios tradicionales, que sufren mensualmente una lluvia de inspecciones, que en muchos casos son llevadas adelante con extremo celo a la hora de hacer cumplir las ordenanzas a los que decidieron trabajar bajo las generales de la ley”.
Lo cierto es que la polémica aún empieza a sumar voces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario