anuncio

anuncio

anuncio

anuncio

sábado, 25 de agosto de 2012

NAC. Máximo organiza after office en Olivos

Comienzan a partir de las seis de la tarde en la remodelada casa del hijo presidencial, dentro del predio de la quinta. Quiénes concurren. 


foto perfil.com

Casa propia. Máximo se instaló definitivamente en la ex oficina de su padre.

Los after office ya son habituales en la quinta presidencial de Olivos; los invitados comienzan a llegar después de las seis de la tarde, y hasta suele haber problemas para estacionar los vehículos.
A la Presidenta no le gusta ver tantos autos, entonces hay que dejarlos fuera del alcance de su vista.
Funcionarios de primera y segunda línea, legisladores nacionales y provinciales, militantes de La Cámpora sin apellido y hasta adoctrinados empresarios figuran en la lista vip. Algunos de ellos se quedan hasta altas horas de la madrugada entre canapés, aperitivos y bebidas energizantes tipo Speed.

De atuendo casual, camisa de mangas largas por fuera del pantalón y zapatillas, el anfitrión recibe a cada uno de los invitados con un pegajoso abrazo seguido de una palmada. Máximo Kirchner se parece al padre: infunde un poder de seducción muy particular. Así lo juran quienes lo visitan en los after office desde donde se bate la política nacional.
“Hacemos lo que hace cualquiera al que le guste la política; hablamos de política. No jodamos, eso pasa en cualquier café de Buenos Aires. Discutimos del rumbo del Gobierno con la idea de acompañar a la Presidenta y esas cosas, nada más”, intentó minimizar un funcionario con despacho en la Casa Rosada, que cada tanto es llamado para las reuniones secretas en Olivos. Lo que tal vez podría llamar la atención es que quien organiza las reuniones y hace los llamados es el hijo de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
El secretario de Legal y Técnica y sostén privado de la Presidenta, Carlos “Chino” Zannini, es un habitué aunque no se queda por mucho tiempo. Lo imita el viceministro de Economía, Axel Kicillof, que es uno de los primeros en marcharse a dormir. Pero los que se quedan hasta tarde son los jóvenes funcionarios de La Cámpora.
Uno de los que tienen asistencia perfecta es el jefe de la Secretaría de Inteligencia (SI), Héctor “Chango” Icazuriaga. Cuando no está en un céntrico bar porteño de propiedad de un legislador del FPV, donde se reúne en tertulia con intelectuales K, el jefe de los espías repasa informes secretos en el after office que organiza Máximo. Icazuriaga es amable, y cuando sale de las reuniones suele alcanzar a destino a quien tenga ganas de irse y haya llegado en un auto ajeno.
La presidencia de Cristina pasó del café literario de Néstor al after office de Máximo. En un conocido edificio de Puerto Madero, apoyado en sus palmas a mitad de una larga mesa, un empresario K que acudió a los encuentros que organiza Máximo lo describe como “un pibe muy inteligente, muy tranquilo, con mucha paz y empuje”. También observó en él “muchas cosas de Néstor. Por ejemplo, es él quien te llama por teléfono y te habla. Lo mismo hacía su padre”.
Lo cierto es que en la casa que acondicionó Máximo dentro de la quinta de Olivos, que es la misma que utilizó su padre cuando terminó su mandato presidencial, “se cocinan muchas cosas que tienen que ver con un proyecto que está en constante evolución”. La explicación la da el mismo empresario que se jacta de tener conexión directa con el hijo de la Presidenta, una especie de superministro sin ministerio y con superpoderes, capaz de retar a un ministro y posicionar a un nuevo funcionario.
Su madre lo defiende, y es lógico. Esta semana, luego de permanecer dos días en reposo, una de las primeras cosas que hizo fue defender las actividades de La Cámpora en los colegios públicos: “Basta de gataflorismo con los jóvenes, que hagan su propia experiencia histórica”.
Cuando Máximo era chiquito, su madre fue a quejarse al colegio porque se sacó una baja nota en Educación Física. “Estaba en primero o en segundo grado. Entonces me fui al colegio a ver al profesor, que me dijo que le había puesto insuficiente porque Máximo no sabía hacer la vertical. Yo le dije que mi marido y yo éramos abogados, teníamos uno de los estudios más importantes de Santa Cruz y ninguno de los dos sabía hacer la vertical”, recordó Cristina hace unos días, cuando recibió a la delegación olímpica de atletas que compitieron en Londres.

Ya hay competencia en Santa Cruz
El macrismo ya tiene una espada para competir en Santa Cruz contra la posible candidatura de Máximo Kirchner como candidato a diputado nacional. Se trata de Arturo Rodríguez, un contador público de 29 años que nació en Río Gallegos y milita dentro del justicialismo desde los 18.
“Soy un pingüino pero de los buenos, y peronista de toda la vida. En el 2003, dentro de otra estructura del peronismo enfrentamos a Néstor Kirchner porque ya lo conocíamos”, dice Arturo. Hace dos semanas comenzó a recorrer la provincia para enfrentar al hijo de la Presidenta.
Arturo dispara con artillería pesada: “Saludo que Máximo quiera presentarse. Pero no lo considero un buen candidato. No tiene experiencia en la política, no le conozco estudios, y no le conozco otro trabajo más que el de hijo”.

1 comentario:

  1. It's remarkable to pay a quick visit this website and reading the views of all friends on the topic of this paragraph, while I am also eager of getting knowledge.
    Have a look at my weblog : How it works

    ResponderEliminar