No hay desagües ni conexión a la red de cloacas. Los vecinos conviven con un olor insoportable y piden soluciones al municipio.
Descuido. Los vecinos aseguraron que
cuando inauguraron el barrio comenzaron a hacer desagües, pero que al
poco tiempo se llevaron los tubos y taparon las bocas de tormenta. La
extensión del cordón cuneta no cumple ninguna función. - Foto:Luis
Cetraro
A
un lado de la intersección de Callejón Funes y calle Las Heras, en el
barrio Esmeralda Este, vive Miguel Valli. Enfrente está la casa de
Miguel Berón. A pesar de lo cerca que están, los vecinos casi no tienen
comunicación. Es que, los separa un gran lodazal que huele intensamente a
podrido. “No puedo salir de mi casa, no me juntan la basura y
convivimos con un olor a cloaca insoportable”, protestó Valli.
El barrio, un plan de viviendas de la provincia que se inauguró hace aproximadamente 11 años, no tiene conexión al sistema cloacal sino que cada vivienda tiene pozo y tampoco cuenta con desagües. En las cuadras que tienen asfalto, el cordón cuneta desapareció bajo una gran cantidad de basura, yuyos y barro, por lo que el agua no escurre.
“Lo que necesitamos con urgencia son obras, particularmente desagües y bocas de tormenta para que el agua de lluvia no nos inunde a todos”, reclamaron los vecinos.
Antonia Herrera, otra vecina de calle Las Heras entre el callejón y Pasaje Leumann, advirtió sobre la actitud descuidada de otros vecinos. “Hay pozos negros que están colmados y rebasan, entonces en vez de llamar al servicio para desagotarlos, hacen una zanja a la calle y las cloacas salen para todos lados”, describió la mujer. Esa es el agua que mezclada con la de lluvia permanece en la calle y genera serios inconvenientes. “El olor a orina es insoportable y en verano hay una gran cantidad de moscas y mosquitos”, sumó la vecina y aclaró que “pagamos igual que todos los impuestos”.
Con las calles en ese estado, hay sectores del barrio que están fuera del servicio de recolección de residuos. Tampoco pasan por donde hay barro las máquinas que ocasionalmente concurren a arreglar el ripiado del Callejón Funes.
Dueños irresponsables
“Hay una gran cantidad de perros sueltos que, a pesar de que tienen dueño, viven en la calle y rompen las bolsas de basura”. Así se refirieron los vecinos para explicar cómo es que hay tantos residuos en la calle.
“Hay gente que tiene tres o cuatro perros, pero que en realidad los dejan sueltos. Así las perras tienen crías que después también quedan en la calle”, remarcó otro vecino que subió el cesto de su casa “lo que más se pudo” y no logró evitar que los perros rompan sus bolsas buscando comida.
El barrio, un plan de viviendas de la provincia que se inauguró hace aproximadamente 11 años, no tiene conexión al sistema cloacal sino que cada vivienda tiene pozo y tampoco cuenta con desagües. En las cuadras que tienen asfalto, el cordón cuneta desapareció bajo una gran cantidad de basura, yuyos y barro, por lo que el agua no escurre.
“Lo que necesitamos con urgencia son obras, particularmente desagües y bocas de tormenta para que el agua de lluvia no nos inunde a todos”, reclamaron los vecinos.
Antonia Herrera, otra vecina de calle Las Heras entre el callejón y Pasaje Leumann, advirtió sobre la actitud descuidada de otros vecinos. “Hay pozos negros que están colmados y rebasan, entonces en vez de llamar al servicio para desagotarlos, hacen una zanja a la calle y las cloacas salen para todos lados”, describió la mujer. Esa es el agua que mezclada con la de lluvia permanece en la calle y genera serios inconvenientes. “El olor a orina es insoportable y en verano hay una gran cantidad de moscas y mosquitos”, sumó la vecina y aclaró que “pagamos igual que todos los impuestos”.
Con las calles en ese estado, hay sectores del barrio que están fuera del servicio de recolección de residuos. Tampoco pasan por donde hay barro las máquinas que ocasionalmente concurren a arreglar el ripiado del Callejón Funes.
Dueños irresponsables
“Hay una gran cantidad de perros sueltos que, a pesar de que tienen dueño, viven en la calle y rompen las bolsas de basura”. Así se refirieron los vecinos para explicar cómo es que hay tantos residuos en la calle.
“Hay gente que tiene tres o cuatro perros, pero que en realidad los dejan sueltos. Así las perras tienen crías que después también quedan en la calle”, remarcó otro vecino que subió el cesto de su casa “lo que más se pudo” y no logró evitar que los perros rompan sus bolsas buscando comida.
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