Dos robos consecutivos ocurridos días atrás en las instalaciones de la escuela Nº 95, Simón de Iriondo, hicieron peligrar la atención de 800 pequeños. En esta jornada de lunes, recibirán una vianda fría.
Las vacaciones de invierno no dieron respiro a las autoridades de la escuela Nº 95 de Alto Verde. Dos robos, con destrozos incluidos, arrasaron con el comedor de la institución, espacio donde a diario se alimentan alrededor de 800 chicos. La principal preocupación se encontraba este lunes, fecha en que los alumnos vuelven a clases.
Finalmente, este domingo se conoció que se brindará el servicio a los niños que concurren a ese establecimiento. Si bien se brindará una dieta fría, existe por parte del Ministerio de Educación el compromiso de ir normalizando paulatinamente la situación.
Según informaron trabajadores agremiados en UPCN, el viernes pasado el delegado regional, Rafael Bono, se hizo presente en esa escuela comprometiéndose ante los demás representantes gremiales y el personal del comedor a normalizar las condiciones de prestación.
El gobierno provincial decidió la colocación de una alarma conectada a la seccional policial con competencia en la zona y se enviarán a diario las raciones, hasta tanto pueda ser reparada la puerta de ingreso al establecimiento que fuera forzada y por lo tanto hoy no brinda la seguridad necesaria. Además se instalará una reja de forma de proteger aún más el establecimiento.
Si bien el comedor fue desvalijado, con mucho esfuerzo, voluntad e ingenio del cuerpo directivo y de los asistentes escolares el comedor retornó a la actividad desde el miércoles pasado, pese a la escasez de utensilios indispensables. De todas maneras, era reducido en estos días el número de bocas a alimentar; por eso la preocupación se encontraba en lo que ocurriría con la vuelta a clases de los alumnos.
El ataque
Hace 10 días, el portero del turno noche que funciona en la escuela Simón de Iriondo se sorprendió cuando, a las 18.30, ingresó al establecimiento para cumplir con sus obligaciones y se encontró con un verdadero desastre.
Allí, en la cocina del inmueble ubicado en el distrito costero de Alto Verde, las puertas de ingreso habían sido violentadas y los armarios que contenían utensilios de cocina, literalmente vaciados.
Mayor fue su asombro cuando, al día siguiente la escena se había repetido. Una vez más habían ingresado al establecimiento pero, esta vez, se habían llevado toda la mercadería.
En declaraciones radiales, Raquel, una de las empleadas de la casa de estudios, comentó que el miércoles 18 se llevaron todos los implementos necesarios para preparar el almuerzo y la merienda de los chicos que a diario concurren. En tanto, el jueves 19 sustrajeron toda la comida que había en el depósito, destinada a preparar las raciones hasta el fin de mes.
“Por consiguiente, hoy no podemos cocinar. No se puede hacer nada”, dijo la mujer muy apesadumbrada. “No nos dejaron nada, ni siquiera elementos para hacer algo mínimo. La voluntad del personal está pero no tenemos con qué trabajar”, se lamentó.
De la situación se informó en esos momentos a las autoridades de los Ministerios de Educación y de Desarrollo Social de la provincia, a las cuales se les solicitó ayuda para resolver la situación lo antes posible.
Santiago Camero, secretario gremial de Asistentes Escolares, consideró que con 5.000 a 6.000 pesos, se podrían adquirir los elementos mínimos e indispensables para brindar un servicio.
Tal como señalan los trabajadores, no es la primera vez que ocurren hechos de estas características en el lugar. Hace menos de un año ocurrió un episodio similar e incluso, en octubre de 2011, padecieron un tiroteo en el que resultaron heridos dos agentes de la policía por parte de un presidiario en libertad condicional.
Finalmente, este domingo se conoció que se brindará el servicio a los niños que concurren a ese establecimiento. Si bien se brindará una dieta fría, existe por parte del Ministerio de Educación el compromiso de ir normalizando paulatinamente la situación.
Según informaron trabajadores agremiados en UPCN, el viernes pasado el delegado regional, Rafael Bono, se hizo presente en esa escuela comprometiéndose ante los demás representantes gremiales y el personal del comedor a normalizar las condiciones de prestación.
El gobierno provincial decidió la colocación de una alarma conectada a la seccional policial con competencia en la zona y se enviarán a diario las raciones, hasta tanto pueda ser reparada la puerta de ingreso al establecimiento que fuera forzada y por lo tanto hoy no brinda la seguridad necesaria. Además se instalará una reja de forma de proteger aún más el establecimiento.
Si bien el comedor fue desvalijado, con mucho esfuerzo, voluntad e ingenio del cuerpo directivo y de los asistentes escolares el comedor retornó a la actividad desde el miércoles pasado, pese a la escasez de utensilios indispensables. De todas maneras, era reducido en estos días el número de bocas a alimentar; por eso la preocupación se encontraba en lo que ocurriría con la vuelta a clases de los alumnos.
El ataque
Hace 10 días, el portero del turno noche que funciona en la escuela Simón de Iriondo se sorprendió cuando, a las 18.30, ingresó al establecimiento para cumplir con sus obligaciones y se encontró con un verdadero desastre.
Allí, en la cocina del inmueble ubicado en el distrito costero de Alto Verde, las puertas de ingreso habían sido violentadas y los armarios que contenían utensilios de cocina, literalmente vaciados.
Mayor fue su asombro cuando, al día siguiente la escena se había repetido. Una vez más habían ingresado al establecimiento pero, esta vez, se habían llevado toda la mercadería.
En declaraciones radiales, Raquel, una de las empleadas de la casa de estudios, comentó que el miércoles 18 se llevaron todos los implementos necesarios para preparar el almuerzo y la merienda de los chicos que a diario concurren. En tanto, el jueves 19 sustrajeron toda la comida que había en el depósito, destinada a preparar las raciones hasta el fin de mes.
“Por consiguiente, hoy no podemos cocinar. No se puede hacer nada”, dijo la mujer muy apesadumbrada. “No nos dejaron nada, ni siquiera elementos para hacer algo mínimo. La voluntad del personal está pero no tenemos con qué trabajar”, se lamentó.
De la situación se informó en esos momentos a las autoridades de los Ministerios de Educación y de Desarrollo Social de la provincia, a las cuales se les solicitó ayuda para resolver la situación lo antes posible.
Santiago Camero, secretario gremial de Asistentes Escolares, consideró que con 5.000 a 6.000 pesos, se podrían adquirir los elementos mínimos e indispensables para brindar un servicio.
Tal como señalan los trabajadores, no es la primera vez que ocurren hechos de estas características en el lugar. Hace menos de un año ocurrió un episodio similar e incluso, en octubre de 2011, padecieron un tiroteo en el que resultaron heridos dos agentes de la policía por parte de un presidiario en libertad condicional.
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