En la provincia hay 650 chicos
que fueron separados de sus grupos familiares por distintos conflictos.
Hay 115 familias que alojan a algunos de ellos mientras se resuelve su
situación, que puede demandar por ley hasta un año y medio. La ministra
de Desarrollo Social, Mónica Bifarello, reconoció que están al límite
con los voluntarios.
Aunque pasó un mes viviendo en un
hogar; hoy, Ignacio tiene una familia. Definirlo en una oración hace
parecer que el proceso fue tan sencillo como las palabras que lo
relatan, pero la historia familiar del niño, de un año y medio, está
atravesada por la violencia y la tragedia. Sin embargo, hoy puede
hablarse de un principio de solución, que comenzó por sacar a Ignacio y a
su hermano menor, Pedro, de ese ámbito. Mientras tanto, ambos están en
casa de dos familias solidarias diferentes. Hace menos de un mes, el
matrimonio de Alberto y Florencia, junto a Manuel ??su hijo biológico de
9 años??, albergan a Ignacio en su casa. No son su familia sanguínea,
pero le brindan un espacio como miembro de ella hasta que el equipo
interdisciplinario territorial del Ministerio de Desarrollo Social
solucione la situación del huésped. Ignacio y Pedro fueron separados
temporalmente de su núcleo familiar porque en ese contexto se violaron
sus derechos. Dentro de unos días, se encontrarán. La historia de los
hermanitos permitirá que dos familias solidarias se conozcan y compartan
sus experiencias, con el único fin de mantener vivo el vínculo entre
los pequeños. La de Alberto y Florencia es una de las 115 familias
santafesinas que albergan a chicos en situaciones de crisis, por lo que
son alejados temporalmente de su hogar; mientras se intenta la
posibilidad de la vuelta a casa. Aunque el programa no es nuevo, este
año experimenta un fuerte impulso: la cartera de acción social busca
duplicar la cantidad de familias solidarias. Es que en total, hay unos
650 niños apartados de sus casas, pero solo 150 viven con familias
solidarias; el resto permanece en hogares.
En diálogo con Rosario/12, la ministra de Desarrollo Social de la
provincia, Mónica Bifarello, aseguró que los niños y adolescentes
constituyen el sector más vulnerable de la sociedad. En total, conforman
un tercio de la población santafesina. Aunque la mayoría vive con sus
padres; el área trabaja a diario con los 650 chicos santafesinos que
actualmente están separados de sus familias por diferentes situaciones
de quebrantamiento de sus derechos. Generalmente --lamentó la
funcionaria--, son casos de violencia y abusos. Con este relanzamiento
del programa, la idea es reducir la cantidad de niños
institucionalizados, que en la actualidad asciende a 500. Para ello,
pueden postularse personas solas, parejas y matrimonios mayores de 25
años de edad. Uno de los requisitos es que las parejas que se inscriban
no formen parte del registro de adopción."El programa es una muy buena herramienta: permite que familias dispuestas a ofrecer su espacio puedan contener temporalmente a niñas o niños que están en una situación de riesgo en su grupo familiar de origen", resumió la ministra. "Es una mano tendida a familias que tienen una situación complicada hasta que se pueda resolver ese problema"; y completó: "Es una alternativa a las instituciones, que igualmente son necesarias y van a seguir existiendo, pero estamos trabajando en revisar su funcionamiento a la luz de este nuevo paradigma, que es la protección integral de los derechos de niñas, niños y adolescentes".
Para Bifarello, "no hay mejor lugar que la familia: brinda atención, algunas reglas, posibilidad de encontrarse, de dialogar y celebrar. Entendemos que es un buen ámbito para los niños", y esa particularidad se cumple con el caso de Ignacio, que fue gratamente recibido en la casa de Alberto y Florencia, donde el equipo social hace un seguimiento durante la estadía.
Al principio, las familias son entrevistadas por equipos de profesionales, también son capacitadas en ese rol y se hace un seguimiento para que la situación del niño en esta familia que lo recibe transitoriamente, se produzca "de la mejor manera posible". Si bien la ley pone como tope el año y medio para intentar que ese chico regrese con su familia o familia ampliada (tío, abuelos u otros familiares cercanos), la provincia trabaja "fuertemente" para acortar esos plazos máximos. "Estamos reforzando los equipos de profesionales porque justamente se trata de trabajar en ese tiempo, tanto con sus padres o tutores, como con el niño, para que vuelva a su familia de origen", dijo Bifarello.
En esta etapa del impulso que experimenta el programa, el área busca duplicar el registro de familias solidarias, pero lo cierto es que "lo ideal sería tener postulantes de sobra; porque hoy se está trabajando al límite", admitió. Además, se busca que haya más familias disponibles en el resto de las ciudades, porque la gran mayoría están Santa Fe y en Rosario. "Cuando se detecta el problema, y hay que separar a ese chico de su familia momentáneamente, se busca que sea en la misma localidad, porque durante el tiempo que el chico permanece con la familia solidaria, son visitados y tienen encuentros con sus familiares directos. No pierden contacto", sostuvo la funcionaria. También indicó que "cuando una situación familiar no se puede terminar de resolver para que el niño esté con su familia, se declara la posibilidad de que ese chico pueda ser adoptado. Todo ese proceso de adopción es llevado adelante por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos", cuando se agotan las posibilidades con los padres y familiares directos.
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