Rosario alojará la primera
experiencia social autosustentable de reciclado de residuos electrónicos
del país. Dentro de cuatro meses comenzará a funcionar en un predio
municipal de zona sur una planta de desarme y re-ensamblado de
componentes informáticos.
Allí trabajarán 17 jóvenes, integrantes de una cooperativa que
transformará en equipos útiles parte de las cerca de 30 toneladas
mensuales de computadoras, impresoras, monitores, teclados y sistemas de
audio que lleguen a sus manos cuando el emprendimiento esté funcionando
a pleno. Las “máquinas” así recuperadas ya tienen comprador y destino:
por un convenio con el Ministerio de Educación de la provincia, esa
cartera adquirirá las PCs y las instalará en escuelas santafesinas para
potenciar los programas de alfabetización e inclusión digital.
Hace ya dos años que se escribieron las primeras líneas de este
proyecto, a punto de iniciarse al cabo de una tarea conjunta de la
Municipalidad de Rosario, el Inti (Instituto Nacional de Tecnología
Industrial) y el Ministerio de Trabajo de la Nación. La iniciativa es
inédita para la Argentina, pero además se convirtió en modelo a imitar
fuera de sus fronteras: este jueves, junto a personal del Inti, arribará
a la ciudad un grupo de técnicos venezolanos para tomar nota del
proceso y replicarlo –adaptado– en la República Bolivariana.
Aunque no hay cifras exactas, fuentes oficiales y privadas coinciden en
una estimación: en la Argentina se generan, por año, entre 100 y 120 mil
toneladas de “chatarra” eléctrica y electrónica. Ese gran volumen de
nueva basura tecnológica se compone de electrodomésticos y equipos
informáticos que, sin embargo, no necesariamente son “inservibles”. En
gran medida son descartados porque sus propietarios –particulares o
corporativos– los consideran “obsoletos” en el marco de la acelerada
renovación de tecnologías y un modelo de consumo que incita al recambio
permanente. Todo un problema, porque esa “basura” hay que depositarla en
algún lugar, y además contiene un significativo porcentaje de
materiales tóxicos para el hombre y el medio ambiente. El reciclado,
entonces, es una solución para mitigar el impacto de este ciclo de
producción y descarte de productos con ciclos de vida útil –real o
simbólica– cada vez más cortos.
Paso a paso y múltiples protagonistas
La novedad de lo que se pondrá en marcha en Rosario consiste en el
carácter social del proyecto. Ya está conformada la cooperativa de 17
jóvenes que se harán cargo del desarme de los equipos y, en una segunda
etapa, del re-ensamblado de nuevas máquinas. Para eso fueron capacitados
por integrantes de la asociación civil Nodo Tau. Es otra de las “patas”
de una colaboración que incluye al Inti, con su programa de Gestión
Integral de Residuos Sólidos Urbanos (Girsu) aportando asesoramiento y
diseño de la iniciativa, y a la cartera laboral de la Nación poniendo la
inversión inicial a través de su Gerencia de Empleo, para que despegue
el proyecto que en el futuro deberá ser autosustentable. La contraparte
de la Municipalidad es la coordinación de la capacitación, la formación
de la cooperativa y la provisión del lugar donde funcionará el
emprendimiento. Esto último es lo único que resta definir, aunque la
duda se circunscribe a dos locaciones de zona sur –propiedad del Estado
local– que ya cuentan con el visto bueno técnico del Inti.
Con todos los pasos cumplidos, esta semana llegará a la ciudad el
primero de los dos aportes económicos que hará el Ministerio de Trabajo
nacional, de 180 mil pesos. A partir de allí, las autoridades locales
estiman que necesitarán cuatro meses para iniciar las actividades.
Empero, la planta no arrancará a pleno. En principio, trabajará un
equipo de 10 personas en las tareas de desarme de los equipos
informáticos. En una segunda etapa, con otra inyección económica de la
Nación de 120 mil pesos, se sumarán los restantes siete integrantes de
la cooperativa para iniciar el chequeo del material utilizable y el
re-ensamblaje de nuevos equipos. Para ello, el Inti proveerá bancos de
prueba de las plaquetas electrónicas, y los profesionales del Nodo Tau
acompañarán con el asesoramiento técnico. Lo que no se pueda recuperar
será remitido a empresas de la región autorizadas por la Secretaría de
Medio Ambiente provincial para la deposición final de residuos
especiales, firmas con las que ya se rubricaron los respectivos
convenios.
Un largo camino local
“Desde la formación del programa de Reciclado de Residuos de la
Secretaría de Promoción Social, hace seis años que venimos trabajando
junto con el Inti en desarrollo de cadenas productivas a partir del
financiamiento de la Gerencia de Empleo del Ministerio de Trabajo de la
Nación”, relata sobre la trayectoria local en el tema el licenciado
Claudio Rizzo, coordinador del Programa de Reciclado de Residuos de la
Subsecretaría de Economía Solidaria.
“Se toman los residuos de tres ámbitos. El de los particulares, con las
computadoras, monitores o impresoras que la gente considera que ya no
les sirven; las empresas, que son grandes generadores y por eso van a
tener que abonar a las cooperativas un canon por el transporte y la
deposición final, y los órganos gubernamentales, sean nacionales,
provinciales o municipales, que tienen también grandes volúmenes de
residuos informáticos”, explica Rizzo sobre el origen de los “insumos”.
En un futuro, la planta de reciclado recibirá además la totalidad de los
equipos que los últimos sábados de cada mes vecinos de la ciudad
acercan al punto de acopio de Montevideo al 2800, por medio del programa
Rosario Más Limpia.
“Todo esto llega a la planta, se desarma, se detectan los componentes
que funcionen (placas de video o audio, placas madre o discos rígidos) y
se envían al taller. El material que queda se muele y se vuelve a
utilizar. Salvo aquellos componentes que tengan sustancias peligrosas
–estimados en el cuatro o cinco por ciento del total– que se envían a
empresas que los tratan adecuadamente”, sigue Rizzo.
Subsidios no, salario digno
El funcionario municipal insiste en el carácter social de la iniciativa,
que la torna pionera en el país, y en su auto sustentabilidad. Por esto
último se acotó el número inicial de integrantes de la cooperativa que
se hará cargo de las tareas: con la planta en régimen, se calcula que se
procesarán de 20 a 30 toneladas de chatarra informática por mes, y con
eso cada uno de los 17 jóvenes percibirá un salario mensual de entre
2.800 y 3.000 pesos. Los ingresos del emprendimiento se compondrán del
canon que se les cobrará a las empresas por el traslado y procesamiento
de los equipos que entreguen, y del convenio firmado con el Ministerio
de Educación de la provincia, al que se le proveerán –detalla Rizzo–
“máquinas con procesadores Pentium III o superiores para el
acompañamiento de la alfabetización informática”.
El “equipo” se formó a partir de un trabajo con la Federación de
Cooperativas de Santa Fe. “Nosotros les marcamos algunas
particularidades, como que fueran jóvenes, con el ciclo primario
completo, y nos sugirieron una serie de personas que son las que después
formaron la cooperativa”, recuerda Rizzo. Y se entusiasma con este paso
inaugural: “Es la primera experiencia del país de este tipo. Por eso
tanto el Inti, como Trabajo de la Nación y la Municipalidad estamos
interesados en marcar un camino”. El ejemplo ya trascendió las
fronteras. Hace 10 días, se comunicó con Rizzo el ingeniero Guillermo
Salvatierra, presidente del Inti, para comunicarle desde Caracas que
estaba cerrando un convenio con la República Bolivariana de Venezuela
para reproducir allí el mismo esquema que debutará en Rosario. “Estaban
muy interesados, porque en el país caribeño no hay esta clase de gestión
social vinculada al reciclaje. Estos días vendrán técnicos venezolanos a
Rosario a tomar cuenta del proceso”, agregó el referente local del
emprendimiento.
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