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sábado, 31 de marzo de 2012

INFORME: Matar a los hijos por venganza

Dos psicoanalistas analizan el fenómeno de las madres asesinas, a partir del caso del country de San Vicente que conmociona a la opinión pública. Semejanzas con la tragedia griega.

Algunas mujeres, ante el abandono del marido, reaccionan como lo hizo Medea, personaje de una tragedia griega que asesinó a los hijos para castigar a Jasón, su pareja.
El caso que conmueve actualmente a los medios, en el un niño de 6 años murió ahogado presuntamente por su madre (con problemas psiquiátricos y con un complicado proceso de divorcio con su marido) tiene similitudes con el mito griego, asegura la médica psicoanalista Sara Zusman de Arbiser, miembro de APA.
Sucede que en la tragedia, la acción comienza cuando Medea se entera que va a ser abandonada por Jasón, que quiere unirse a la joven Glauce, hija del rey Creonte, lo que puede proporcionarle más poder y prestigio.
Medea, en su venganza, decide que no quiere matar a Jasón, sino que prefiere infligirle el mayor dolor posible, matar a sus hijos.
“No se trata de una reacción impulsiva, propia de un carácter violento, sino de una decisión bien meditada, de efectos perfectamente calculados, lo que permite que la asesina, lejos de sentirse culpable, justifique sus actos responsabilizando a Jasón de todo lo sucedido”, detalla la especialista.
Su colega, la psicoanalista Any Krieger, destaca que en estos casos “el enigma se plantea cuando nos preguntamos ¿qué es lo que mata una Madre cuando asesina su producto?”.
Y agrega: “Es posible que sólo así, locamente, crea que es nuevamente el objeto de deseo del hombre, que en este caso, al igual que en el de Medea, tras la muerte de su hijo, sea la única mujer para él”.
Para Zusman de Arbiser, se pueden observar distintas formas más sutiles de destruir a los hijos, sin que se llegue a los extremos del asesinato. “Por ejemplo, cuando uno o ambos cónyuges pretenden hacer alianzas con los niños, descalificando al otro progenitor” o al “desquitarse con el hijo por los agravios recibidos de la pareja”.
Y agrega: “En la patología de muchos niños y adolescentes de familias con estructuras psicóticas o perversas, podemos reconocer los efectos producidos en el órgano de la mente por la invasión o sumatoria de traumas o traumas acumulativos que generaron fisuras en el aparato psíquico”.

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